Déjame que no desista de quererte
mientras navego en tus ojos
después de los naufragios,
que no tenga más amarre que tu cuerpo en la noche,
que busque sediento tu piel para bebérmela,
que corra centauro sobre tu cuerpo,
que devore tu cuello hasta las vértebras,
que acaricie seda tu espalda
con la grama del monte crecida, hermosa y verde,
que viaje por cada valle de tu carne,
por tus grutas cálidas,
por la umbría de tus montes más húmedos
y me sumerja en los ríos guadianas de tu vientre,
déjame que no desista,
que repita mis torpezas,
que me muera en ti cada noche
como dicen que mueren las auroras boreales en invierno.
© Pedro Ojeda Escudero, 2020
Ansiosa invocación en tiempos que no nos conviene desistir de nada y menos del amor. Te felicito.
ResponderEliminarHermoso viaje
ResponderEliminarMaravilloso viaje recorriendo diferente paisajes y donde tod@s deseamos acabar muriendo un poco.
ResponderEliminarPrecioso poema, Pedro, tan sentido.
ResponderEliminarUn abrazo
Um maravilhoso poema de amor em todos os sentidos !
ResponderEliminarBesos, amigo mio
Sin palabras me dejas, ante este paisaje de tanto amor
ResponderEliminarHermoso y sentido poema.
Besos
¡Bravo! Me gusta. Dominas todos los tercios en lo que a escribir se refiere, qué envidia -sana-. Muy bien.
ResponderEliminarSaludos
Bululú
Poética y pasional petición...
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