Aquí seguimos en la fase 0. En el paseo de esta mañana, me he detenido un momento a ver la ciudad alargada desde el inicio de la sierra. No he podido ceder a la tentación de buscar la fachada de esta casa y el ventanal del salón desde el que miraba la sierra cuando no se podía salir más que a lo imprescindible. Ya estoy enfrente y desde aquí me gusta comprobar que la casa está donde debe estar en el mapa de la ciudad, como cuando veía cambiar el color de los castaños.
A partir del estudio de seroprevalencia realizado en las últimas semanas, es posible trazar la estadística de muertos si no nos hubiéramos confinado en casa durante tantos días. Los casi dos mil que llevamos en Castilla y León serían casi 14.000 y así multiplicado en cada región, en cada país. Por suerte, esta proyección estadística no podrá probarse más que en la teoría, aunque haríamos mal en negar su importancia. En ciencia, sobre todo en medicina, la estadística rigurosa es uno de los mecanismos más fiables. Muchos de los que deberían haber fallecido por el virus quizá mueran también en las próximas semanas, pero a otros se los podrá salvar porque no habrá colapso en los hospitales, se habrá perfeccionado el tratamiento y tendremos un número suficiente de respiradores. Incluso los que fallezcan inevitablemente lo harán en mejores condiciones de atención médica que si no nos hubiéramos encerrado. No entiendo las razones de aquellos que hubieran preferido seguir con la vida normal, que prefieren hoy todavía que no haya restricciones. Supongo que se creerán invulnerables o estarán tan influidos por teorías pseudocientíficas o conspiranoicas que no ven la realidad del peligro. Quizá a una parte de ellos no les importará morir, pero pueden matar también.
¿Qué será de aquellos países en los que jamás se harán proyecciones estadísticas de este tipo?
El juego de las fases continúa. Se presiona para pasar de fase o para inventarse estados intermedios. Se habla ahora de aliviar la situación de la fase 0 y permitir una fase 0.5. Me recuerda aquella forma en la que contábamos las amenazas en la infancia: a la de una, a la de dos, a la de dos y media, a la de dos y tres cuartos, para intentar dilatar la llegada del tres final... Está bien que se alivie algo la dureza de estas semanas pasadas, pero no que nos sirva de engaño. Esta mañana he oído la preocupación de un representante de los empresarios de una provincia de Castilla y León, que aún sigue en la fase 0, sobre la competencia económica que supondrá que la provincia próxima se encuentre en la fase 1. Lo mismo puede decirse de las comarcas, las comunidades autónomas, los países o de las regiones mundiales. Esta presión conseguirá inevitablemente la toma de decisiones imprudentes de apertura antes de lo aconsejado por los expertos. Protejámonos cuanto podamos.
Desde la sierra, no me he visto mirar por las ventanas. Quizá esté dando vueltas por la casa o haciendo el desayuno o hablando por teléfono con algún familiar, pero no descarto ninguno de estos días saludarme de lejos y preguntarme qué tal llevo el encierro, si he conseguido ya dormir o todavía me duele la cabeza. Él sin mascarilla y en pijama, yo vestido para salir a caminar por la sierra.
El confinamiento ha sido crucial y necesario... y la apertura tiene que ser muy ponderada y con mucha precaución y prevención... yo veo pasar a la gente por la calle y me entran escalofríos, gente corriendo sin mascarilla pasando al lado de otra gente soplando como fuelles... es temerario... yo sólo salgo con el perro muy poco tiempo y voy a por el pan, todavía no he salido a pasear... ni pienso hacerlo hasta más adelante...
ResponderEliminarBueno, si logras ese desdoble, ese don de la ubicuidad, ya me enseñarás la técnica, porque tiene que ser muy práctico y aumentan las perspectivas de autoanálisis...
Abrazo
Também não entendo essas criaturas, que deveriam respeitar os outros, no mínimo.
ResponderEliminarAbraço solidário pela tragédia que tem sido o Covid no teu país, amigo mio.
Hay que salir a la vida pero protegidos por favor... Que podemos matar a nuestros hijos, amigos hermanos o padres.
ResponderEliminarNosotros hemos pasado a la fase 1 y conociendo a los granadinos, el lunes los bares estarán a reventar, seguro que habrá peleas por conseguir una mesa, que la distancia social se irá al carajo y que tendremos problemas, desde luego a mi no me pillarán.
ResponderEliminarHas hablado de estadística, hay alguna gente que se cree que la estadística es lo del pollo y el medio pollo, anda que no me costó trabajo la jodía asignatura en la carrera, cuando un estadístico hace un proyección, hay que hacerle todo el caso del mundo, es una ciencia, claro que en este mundo acuoso, los científicos son unos don nadie, hoy cuentan los políticos y los economistas de Chicago, estos son los buenos.
Si no nos lleva el virus, viviremos en compañía de una imagen congelada: en pijama o ropa vieja, nuestros ojos con el asombro de la calle vacía tras los cristales. Ahora salimos un poco y miramos desde el otro lado...
ResponderEliminarNos da miedo la imprudencia.
Amén
ResponderEliminarEn qué desgastante estado de estrés nos han metido!
ResponderEliminarConfieso que no he sabido llevar muy bien esto del confinamiento, pero bueno, poco a poco me fui acostumbrando y ahora me alegro de poco a poco, haber sabido dominarlo, porque eso de no poder hacer lo que quería, lo he llevado mal. Ahora con este respiro que tenemos en ese 0,5 parece que no estoy tan rebelde.
ResponderEliminarEl último párrafo me encanta. Es un cuento diminuto que lo puedes ampliar, según mi opinión, o dejarlo así. Muy bueno.
Besos
Buena pregunta para cuando te veas...
ResponderEliminarMiedo me dan algun@s, miedo de verdad.
Beso y ánimo!
;)