Seguimos en fase 0. Al cruzarse en la calle mayor de Sánchez Ocaña, debajo de la ventana del cuarto que uso como improvisado despacho estos días, dos perros han comenzado a ladrarse. No me he asomado para ver quién había comenzado. Han sido un par de minutos, pero parecía que llevaran ladrándose toda la vida. Ahora todo se ha calmado, las personas pasean cumpliendo el horario permitido.
En los últimos días se habla mucho de reactivar el sector turístico en toda Europa, incluida España. En este país, la industria turística es una de las más importantes del país. Según las estadísticas, el año 2018 representó el 12,3% del PIB español y el 12,7% de los empleos legalizados. Muchas familias viven casi todo el año de los ingresos obtenidos en los meses de verano, que también sirven para redondear la economía doméstica, pagar matrículas universitarias y otras necesidades. Si el turismo no funcionara este año, agravaría la crisis económica que se avecina, pero hacer turismo este verano es similar a los viajes a conflictos bélicos que se pusieron de moda hace un tiempo. Quizá no tengan su carácter de aventura arriesgada, ni puedas imaginar que eres un reportero de guerra; tampoco contará con la condición morbosa de alguno de aquellos viajeros que quieren ver el sufrimiento y la desolación que provoca una guerra. Esto no es una guerra, pero recuperar para este verano el turismo de masas aunque solo sea como intención es una irresponsabilidad que fomentan ahora aquellos que luego echarán la culpa a otros.
Esta mañana, el paseo por la zona cercana de la sierra de Béjar a la que puedo llegar me ha sumergido en un bosque antiguo. Las lluvias de estos días y la bruma pegada a las peñas que había al amanecer han dejado todo como solía estar hasta hace unos años. El sendero tenía un barro ligero y la humedad resbalaba por las ramas y las hojas de los árboles. Esta sierra, situada entre Extremadura y la llanura castellana siempre depara la sorpresa de un espacio que parece ser de otro sitio. A primera hora todo era silencio, madrugar nos ha permitido no cruzarnos con otros caminantes. Si nos hubiera salido al paso un alma en pena no me hubiera extrañado. Quizá al fantasma sí: llevo unos días con la mirada adentrada. ¿Qué se puede conversar con un alma en pena que te sale al paso entre robles cubiertos por los líquenes?
En uno de los relatos de El bosque animado, esa deliciosa obra de Wenceslao Fernández Flórez, aparece el fantasma de quien fuera Fiz de Cotovelo, que pena por no haber cumplido sus deseos de ir en romería a San Andrés de Teixido y a América. Se le aparece al bueno de Xan de Malvís, que se ha echado al monte como bandido y se hace llamar Fendetestas. La alusión no es inocente porque algunas de las escenas de la película de José Luis Cuerda basada en esos relatos no pudieron grabase en la ambientación natural de la fraga de Cecebre en la que se localizan porque se ha modernizado demasiado y se rodaron en esta sierra bejarana en el verano de 1987 todas las que tenían relación con el ferrocarril. Y por aquí se tiene verdadera devoción por Cuerda, así que no voy a fingir que por aquí andaba el alma en pena de Fiz de Cotovelo en amena conversación con Fendetestas.
Acabo de tomar la foto que encabeza este texto, tan parecida a otras de estas semanas, pero nunca igual. Llueve. Cae la lluvia lenta y calma. Lo agradece la sierra. Desde el balcón se oía el crotorar las cigüeñas de San Gil.
Estoy de acuerdo con lo que dices sobre el turismo...
ResponderEliminarSupongo que con un alma en pena se puede hablar de muchas cosas ¿no?, pero de penas dalo por seguro...
Ese lugar que describes parece un lugar privilegiado por la madre naturaleza...
Aquí acaba de caer un buen chaparrón...
Seguimos en la fase 0 y viendo el comportamiento de la gente en la calle, yo temo la llegada de la fase 1...
Abrazo
Oh, esa fue la película que me arrancó la melancolía hace bien poco. No sabía que la hubiera rodado allí. La comedia de Cuerda es un regalo. Esa mirada tan bondadosa que despliega sobre sus personajes es contagiosa. Dan ganas de no buscar lejos del bosque el destino de toda ambición.
ResponderEliminarQuítate tú que me pongo yo y los perros se ladran y los fantasmas salen a pasear. Se revuelven los privilegiados y aumenta la angustia de muchos ni privilegiados.
ResponderEliminarLlueve.
Creo que hasta Cipión y Berganza están manteniendo un coloquio apasionado y algo pesimista, eso sí, sobre la crisis desatada en la mal denominada industria turística. No es cosa de lamentar ahora el pasado floreciente del turismo de masas que ya muchos hemos venido diciendo, desde hace décadas, que era una base económica relativa y frágil. Mira por donde y uno no es economista. Tan frágiles los hombres...que Berganza y Cipión no pueden dejar de comentar.
ResponderEliminarDemasiados perros ladrándose, así no se puede vivir con cierto nivel de tranquilidad.
ResponderEliminarMe da la sensación de que los bosques (más o menos animados), las sierras, los valles, los ríos, las estepas, los pueblos pequeños, los caminos y las huellas del pasado serán los destinos de viaje de la mayoría de la gente este año.
ResponderEliminarDicen que está habiendo una demanda brutal de casas perdidas en el monte para pasar el verano.
ResponderEliminarBonita foto.
Mil besos.
Bejar tiene un paisaje bucólico y pastoril... Perderse en los senderos de la Sierra resulta acogedor e inspira a la fábula e historias de ninfas y gnomos.
ResponderEliminarAhora que no nos oye nadie, hazme un sitio por favor en esa sierra de Béjar, prometo madrugar y no masificarme, saludar educadamente a los fantasmas y entregarle mi reloj a Fendetestas.
ResponderEliminarSupongo que también tendrán devoción por Faulkner, seguro. Durante estas semanas de confinamiento he mirado y remirado videos sobres las Tierras Altas de Soria: San Pedro Manrique, Yanguas, Oncala... La película de Cuerda anterior a "Amanece..." fue rodada en esas tierras, en esos pueblos y hace días que queremos ir. Y los torreznos, cuánto tiempo sin probarlos.
ResponderEliminarTe dejo un enlace a la película, "Total", que está bien sin pasarse.
https://youtu.be/8IJnSqkGHD8
Un abrazo
La verdad que ya es una gozada el caminar por caminos, donde antes solo se podían adivinar desde lejos. Ahora los degustamos mucho más porque son similares a esas personas, que tanto quieres ver y se hallan lejos, pero que un día regresan y es entonces cuando la alegría es mucho más plena y total.
ResponderEliminarEspero que pronto, también nosotros nos veamos y la compañía sea una realidad.
Besos