Anoche comenzó a echarse la niebla, agarrada a la sierra. Hoy por la mañana amaneció la ciudad bajo una nube, como si la pandemia vírica le hubiera vendado los ojos. Te voy a invitar a comer donde tú quieras, le dije a Mayca. Busca mesa en un faro, me dijo.
Dediqué buena parte de la mañana a buscar mesa en algún restaurante levantado en uno de los faros de la península que se han reconvertido como hoteles. Lo de menos es el precio, me dije. El Farol Hotel de Cascais cumplía todos los requisitos. Elegimos una habitación abuhardillada y planificamos meticulosamente el viaje. Aunque se tarda menos por Badajoz, preferimos las casi cinco horas del trayecto que nos lleva por Castelo Branco y Santarém. Tenemos todas las horas para llegar, no hay prisa. Comimos en la terraza, mirando al mar, con el sonido de las olas abajo y el graznido de las gaviotas que pasan encima de nuestras cabezas. Reímos. Hemos dejado pasar la tarde con tranquilidad, en el sofá de casa, llamando a algunos amigos para saber de ellos.
Mañana despertaremos lentamente, es domingo. Te invitaré a tomar café en A Brasileira, en Lisboa, de regreso hacia Béjar. Quiero saludar a Fernando Pessoa. Tenía razón la voz de Alberto Caiero, toda a realidade olha para mim como um girassol com a cara dela no méio.
Ha despejado la niebla en Béjar. Cuando escribo esto, se conservan algunas nubes agarradas a la sierra, más arriba de Candelario. A gran velocidad, acaba de pasar una ambulancia por la calle mayor, bajo mi ventana, pidiendo paso con la sirena. El sol se pone hacia la Peña de Francia, dejando un rastro rojizo. Mañana, en el café, hablaremos con Pessoa de tantas cosas.
¡Que no se puede salir, hombre!
ResponderEliminarA menos que hablemos de un café metafórico, en ese caso sí, salgamos.
Saludos,
J.
Un viaje más allá de la niebla. Os acompaño.
ResponderEliminarEs otra actividad que podemos hacer en nuestro cansado encierro, soñar, con el mar, y nuestro escritor/poeta preferido.
ResponderEliminarY además, soñar, ni cuesta dinero, ni contamina.
ResponderEliminarAntes tiempos acelerados. Ahora tiempos lentos para disfrutar de todo cuanto nos guste, para volar somos libres, no dejemos de viajar de esa manera ahora que estamos en cuarentena.
ResponderEliminarCuidate mucho, amigo.
Un abrazo.
Gracias por compartir la excursión, Pedro
ResponderEliminarLo que es seguro es que valoraremos mucho más lo que hacemos, más a mi edad, que ya estoy en ese grupo de riesgo y debo asumirlo. En fin, un abrazo.
ResponderEliminarEn momentos como este,es muy importante dejar volar la imaginación.
ResponderEliminarBuen lugar, Cascais, para coner mientras se mira el mar.
Besos
¿Un café y una charla con Pessoa! Eso no tiene precio.
ResponderEliminarBuen viaje, gracias por compartirlo.
Besos.
;)