Viene de Sidi. Un relato de frontera, de Arturo Pérez Reverte. Un eslabón más en la cadena de la tradición.
De entre las varias posibilidades de enfrentarse a la figura del Cid que puede tener un escritor de novela histórica hoy, Arturo Pérez Reverte opta por una mezcla entre lo legendario y lo histórico para generar una novela plagada de aventuras en la frontera. Estas son casi siempre -como corresponde al personaje y la época-, de escaramuzas guerreras y enfrentamientos militares, pero hay tiempo también para que aparezcan las sentimentales en la corte del rey musulmán de Zaragoza (episodio que responde al tópico literario de la literatura morisca y obedece a una necesidad de amenidad novelesca: curiosamente, es la única ruptura concreta que se permite Pérez Reverte con respecto a la leyenda cidiana).
El Cid de Pérez Reverte tiene en su constitución de partida algunos episodios legendarios como la jura de Santa Gadea y el engaño a los judíos. El autor no ha querido renunciar a ellos a pesar de que no solo no son históricos sino que están contra la historia. Nutren una interpretación del personaje y lo insertan en una visión del héroe castellano muy concreta, la misma que se encuentra en el Cantar de mio Cid, que se corresponde mejor con los tiempos en los que se escribe el cantar que con aquellos en los que vivió Rodrigo Díaz. Consciente o inconscientemente, este Cid de Pérez Reverte parte de una lectura ideológica del personaje que se realizó en el siglo XII con la finalidad de fomentar una cierta idea de España desde Castilla que culminaría a finales del siglo XV. No rompe Pérez Reverte en ningún momento con la tradición literaria del personaje que lo inserta en este sendero en el que se mezcla leyenda e historia, lo que resulta más fácil para la identificación del personaje por el lector mayoritario puesto que es la variante más frecuentada en esa tradición y la que nutre, por ejemplo, La leyenda del Cid de José Zorrilla, una de las fuentes literarias y sentimentales de la novela.
El lector de Sidi se encuentra con el personaje a la altura del año 1080: ya en el destierro y viviendo en la frontera, con su pequeño ejército al servicio de quien lo contratara porque aquella tropa tenía que ganarse el pan con su oficio. La información de lo acontecido con anterioridad y de la situación peninsular se irá dosificando a lo largo de la novela, bien como recuerdo de los personajes, bien facilitado por el narrador, siempre pegado al héroe castellano. La descripción de las escaramuzas, la vida en continuo movimiento de de los hombres del Cid, el compañerismo entre ellos y su lealtad a quien los capitanea ocupan la primera parte de la novela. La segunda contiene la narración del crecimiento del personaje desde que entra al servicio del rey de Zaragoza hasta su victoria en la batalla en la que apresa al conde de Barcelona. Al final de la novela, el Cid mira hacia Valencia.
Pérez Reverte construye un relato muy eficaz de la vida de un soldado en la frontera medieval de la Península en tiempos convulsos y peligrosos. Bien documentada en lo militar y en lo histórico, la narración trascurre sin obstáculos y gana el interés del lector de forma creciente. El ritmo narrativo se intensifica adecuadamente en el relato. No abruma la documentación, sino que contribuye a dar el tono histórico necesario. En mitad de todo ello, utiliza las claves comunes a gran parte de su obra literaria: la fraternidad de los compañeros de armas por encima de cualquier componente ideológico, el respeto y lealtad a los valores personales y a la palabra dada, un propio sentido del heroísmo, la oposición entre los hombres de acción y los gobernantes siempre favorable a los primeros, etc.
(Continúa en la próxima entrada.)
Noticias de nuestras lecturas
Paco Cuesta nos regala una entrada brillante. Lleva la novela desde lo personal hasta la forma de concebirla por el autor, pasando por su historicidad y su condición de obra literaria.
Mª Ángeles Merino da cuenta de la reunión tenida el pasado 17 de diciembre en el formato presencial del club para comentar la novela de Pérez Reverte. A ella remito para ver la complejidad de lecturas que suscitó la obra, aunque aún nos debe su propia entrada.
Mª Ángeles Merino da cuenta de la reunión tenida el pasado 17 de diciembre en el formato presencial del club para comentar la novela de Pérez Reverte. A ella remito para ver la complejidad de lecturas que suscitó la obra, aunque aún nos debe su propia entrada.
En enero leemos España invertebrada, el ensayo en el que José Ortega y Gasset analizó la problemática de la construcción moderna de España como país. El próximo año se celebrarán los cien años desde su publicación y la vigencia de gran parte de las cuestiones históricas, sociales y territoriales que plantea en su texto hacen recomendable volver a leerlo. Leerlo no significa estar obligatoriamente de acuerdo con Ortega. Él analiza la cuestión desde sus pensamiento y puede llegar el caso de que estemos más de acuerdo con su análisis del problema que con las soluciones que plantea. Tenemos unas semanas para abordar un ensayo clave para la cuestión española desde que el surgimiento de los nacionalismos a finales del siglo XIX pusieran en duda la forma en la que se había construido el país. No se puede negar la actualidad del tema, desde luego.
La reunión presencial para debatir sobre esta obra de Ortega se ha convocado para el próximo martes día 21.
La reunión presencial para debatir sobre esta obra de Ortega se ha convocado para el próximo martes día 21.
Recojo en estas noticias las entradas que hayan publicado los blogs amigos. Entrada del Club de lectura cada jueves (salvo casos excepcionales) en este blog.
Para conocer la forma de seguir las lecturas de este club y la lista del presente curso, este enlace.
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La figura del Cid, forma parte de nuestra historia mítica, a pesar de ser un personaje histórico, como Aquiles o Ulises lo fueron para el mundo griego. Siempre está ahí, ganando la batalla de lo que nos une contra lo que supuestamente desune a los españoles. La lectura de la España invertebrados, de Ortega, me parece muy oportuna. Así que estaré atento para participar
ResponderEliminarMaría Ángeles Merino está en ello.
ResponderEliminarSidi. un relato de frontera tiene muchos niveles de lectura y aquel 2 de octubre pudo comprobarlo. Arturo Pérez Reverte presentó la novela en el MEH de Burgos y dicen que la cola llegaba hasta el puente de San Pablo, el de las estatuas cidianas, casi ante las barbas del mismo Campeador a caballo. Cuentan que una mujer la inició a las cuatro de la tarde y con su santa paciencia esperó hasta las ocho y cuarto. Hay quien añade que los guardias de seguridad pensaron en llamar a las fuerzas del orden ante la avalancha de señoras indignadas porque una vez cubierto el aforo no podían entrar. No soy lectora habitual de Pérez Reverte y la perspectiva de montar guardia, a la intemperie, frente al MEH no me seducía; pero la casualidad me puso delante de la bulliciosa cola y la curiosidad me llevó a escuchar a admiradores y detractores. Sí, detractores también. Mi cuaderno de notas es testigo.
Sigo en ello. Un abrazo, Pedro.
Un nivel de lectura podía ser este:
ResponderEliminar-¿Del Cid? No sé, es una novela muy entretenida, como las películas del Oeste que veíamos en el Rex, de críos, dos películas siete pesetas. Va un jinete que otea desde un cerro y ve allá una humareda. Han atacado a una pobre familia que vivía en una tierrecilla, con el arado, el buey, la espada y el ojo siempre abierto, en la mismita frontera donde atacaban los moros, igualito que los indios. Pero para eso está el Cid y sus valientes, para ayudarlos, y allá van, a ver si pueden rescatar a los que han quedado vivos. Y los rescatan y matan a los moros malos y se van a Zaragoza...
Me lo contó así un jubilado amante de las novelas y películas del Oeste.
Reverte se lo curra, es cierto. Pero no siempre estoy de acuerdo con su mirada de contemplar la Historia.
ResponderEliminarRecién me leí su trilogía Falcó y Sabotaje, (sobre la guerra civil, me hizo vomitar según qué páginas... y no sé yo, si todo se puede digerir y admitir. A Cervantes como parodia, sí, porque vivió la época que le tocó vivir... pero a este Sr, no puedo, Pedro). Espero perdones mi comentario porque de las tripas y tras haberlo leído, me sale y ha salido.
Besos.
¿Pérez Reverte continúa escribiendo?
ResponderEliminarSaludos,
J.
Reproduzco la que ya escribí en mi blog hace tiempo:
ResponderEliminar"El Cid literario y cinematográfico están a una considerable distancia del Cid histórico. La realidad del Cid, sin ser baladí, queda oculta en la oscuridad por el carácter legendario, casi mítico, que se imprimía a los "cantares de gesta" de la Edad Media que debían cubrir el doble objetivo de ensalzar las hazañas de los héroes y despertar el interés de un público tan ignorante como ingenuo. Esta circunstancia obligaba a juglares y a trovadores a magnificar con harta frecuencia los relatos más o menos verídicos que llegaban hasta ellos.
Confieso que cuando descubres esta adulteración de la realidad, no puedes evitar un cierto mohín de desencanto. Pero lo más lamentable y penoso es que dicho mito se haya instrumentalizado por unos y por otros con fines doctrinarios. Todavía en las postrimerías del siglo XX es relativamente frecuente confundir los datos históricos con los relatos literarios.
Episodios como el de la Jura de Santa Gadea; las causas del destierro y el calvario que le supuso; la ejemplar defensa de los valores cristianos que se le atribuyen; el burdo culebrón del casamiento de sus hijas, mal llamadas doña Elvira y doña Sol, con los infantes del Carrión que desemboca en la vil afrenta de Corpes y en los posteriores duelos y venganzas que generaron...Todo eso carece del mínimo rigor histórico. Es pura ficción literaria que alcanza el máximo despendulamiento cuando se llega a atribuir al Cid el episodio épico-legendario de ganar una batalla después de muerto.
De la mitificación cinematográfica también hay que decir que se alimenta, sobre todo, del mito literario. Don Rodrigo, de gran fortaleza física, está a treinta centímetros de distancia de Charlton Heston y su parecido físico es nulo. No tengo datos para establecer comparación entre doña Jimena y Sofía Lorén... Personalmente, no quiero ocultar mi debilidad por la actriz.
Aunque parezca una perogrullada, lo primero que hay que decir con respecto al Cid es que, en efecto, existió: hubo un hidalgo llamado Rodrigo Díaz, expulsado de su tierra por causas controvertidas, guerrero y estratega indiscutible, que puso su espada al servicio del mejor postor, que conquistó Valencia y cuyas “hazañas” y “virtudes patrias” sirvieron de inspiración para crear el poema épico más importante de la literatura castellana, El Cantar de Mío Cid".
Saludos y un abrazo
Gracias, es una ayuda los comentarios, estoy en plena lectura de SIDY.
ResponderEliminarUn beso.
Hola a todos lectores.
ResponderEliminarEstuve alli, el 3 de octubre en el Museo, haciendo cola. Aforo 350 personas? creo recordar. Estamos hablando de A. Perez-Reverte.
En cuanto a Sidi, y como él explica en sus entrevistas, le interesaba el Cid "pobre" el legendario, el luchador, el mercenario. ..
Debo agradecerle que viniera a Burgos a presentarlo, también a Luz y Vida ( libreria), por su organización. Pero sobretodo a pérez-reverte porque gracias a su presencia consiguió transmitirme nuevamente el imperioso deseo de leer, afición que había perdido.
Sabe transmitir y eso le hace único.
Creo que me he hecho revertiana.
Gracias Pedro por esta entrada.
Saludos.
Al fin, conjugando leyenda mito y realidad histórica Pérez Reverte conseguirá -creo- que la sombra de nuestro burgalés de pro sea más y más alargada.
ResponderEliminarGracias por todo, querido "profe".
Todo tiempo necesita de superhéroes que representen a una colectividad, cuando los héroes contemporáneos no cumplen los requisitos se recurre a figuras míticas del pasado que de paso nos sirven para añorar todo lo que hemos perdido. Quizás la leyenda del Cid tan posterior al siglo en que se desarrollaron los hecho participe entre otras cosas de esta visión. Reverte quiere resucitar un tiempo mitológico porque no soporta el presente y está imbuído de un exagerado sentimiento belicista que le permite echar de menos lo que nunca existió.
ResponderEliminarBuen trabajo. Reverte es más que un simple escritor de novelas de aventuras, claro está. Tiene ingenio y valía como narrador. Y aunque esta novela ha tenido gran acogida y (muchas ventas) gracias también (cómo no) a una gran campaña de marketing, creo que ésta (Sidi) no será ni es su mejor novela. Pero se deja leer e incluso cuando acabas te sabe a poco y quieres más escaramuzas y peleas... Como alguién dijo por aquí, haciendo un símil con aquellas historias del oeste entre indios malos y ejércitos gloriosos...
ResponderEliminarPara mí, "La tabla de Flandes" es más inspiradora... Aún no leí nada mejor de él.
Gracias.
Saludos.
Muy interesante todo lo que dices. Una obra de ficción que se basa en aprox. un 30 por ciento de historia corroborada por fuentes fidedignas, no puede dejar de lado la leyenda que le da un condimento extra. Este autor no es indiferente a ello, de ahí que hasta se permita ir- tal como lo haces notar- contra la historia.
ResponderEliminarBesos