Es posible cavar un hoyo junto a la orilla y meter en él todo el mar. Me basto con las palmas de la mano colocadas como un cuenco. Es solo cuestión de tiempo.
Veo tu concepto entre la historia de San Agustín (Agustín de Hipona) y la historia de Diógenes... no sé, tal vez una metáfora sobre la constancia y el desapego... tal vez una metáfora sobre lo posible y lo imposible... tal vez una metáfora entre la amplitud de los conceptos y las limitaciones humanas a la hora de comprenderlos... o, tal vez, tan sólo un hoyo, un mar y un hombre barajando posibilidades...
¡Perdona mi desvarío! Tu texto me sugirió todas esas cosas...
Sí, al leerlo yo también me he acordado de San Agustín, que tanto me contaban las monjas agustinas donde estudié desde primero a sexto de bachillerato y además interna, pero en realidad, solo recuerdo la historia, no lo que me querían transmitir. Le memoria tiene esos caprichos y juega con el tiempo para solo guardar un puñadito de mar, porque el resto del agua, le va sobrando.
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Así es, todo es cuestión de tiempo. Todo es posible.
ResponderEliminarBesos.
Me has recordado la historia de San Agustín y el niño que quería meter todo el agua del mar en un agujero.
ResponderEliminarTodo nuestro mar cabe en muy poco.
ResponderEliminarPara lo cual es importante que el tiempo esté a nuestra disposición.
ResponderEliminarVeo tu concepto entre la historia de San Agustín (Agustín de Hipona) y la historia de Diógenes... no sé, tal vez una metáfora sobre la constancia y el desapego... tal vez una metáfora sobre lo posible y lo imposible... tal vez una metáfora entre la amplitud de los conceptos y las limitaciones humanas a la hora de comprenderlos... o, tal vez, tan sólo un hoyo, un mar y un hombre barajando posibilidades...
ResponderEliminar¡Perdona mi desvarío! Tu texto me sugirió todas esas cosas...
Abrazo
El solo cuestión de tiempo aunque no sé si el tuyo propio o del tiempo sideral.
ResponderEliminarTodo llega, también lo bueno.
ResponderEliminarBesos
Sí, al leerlo yo también me he acordado de San Agustín, que tanto me contaban las monjas agustinas donde estudié desde primero a sexto de bachillerato y además interna, pero en realidad, solo recuerdo la historia, no lo que me querían transmitir. Le memoria tiene esos caprichos y juega con el tiempo para solo guardar un puñadito de mar, porque el resto del agua, le va sobrando.
ResponderEliminarBesos
(Casi) toda mi vida la viví junto a ese mar.
ResponderEliminarY ¿por qué a mí me dejó con las manos vacías? Y entre mis dedos vi cómo la arena se iba de nuevo al mar?
(...)
Besos, Pedro.