Hace meses me llegó el rumor de que Sheila Blanco tenía un proyecto para visibilizar a las poetas del 27 y después seguí las referencias en la prensa de sus conciertos hasta que la oí cantar en el pasado mes de mayo en la plaza del Solano de Candelario con motivo de la celebración del encuentro de Voces del extremo coordinado por la poeta Montserrat Villar, a la que tanto aprecio y quiero. Poco necesita esta cantante para trasmitir sinceridad en lo que hace porque lo lleva todo consigo: bastó un órgano eléctrico, una plaza recogida y su voz. El proyecto me pareció tan importante que, en cuanto pude, procuré llevarlo a Valladolid Letraherido, el programa cultural que coordino para la concejalía de cultura y turismo del ayuntamiento de Valladolid junto a Paz Altés. Cantando a las poetas del 27 pudo escucharse en la Sala Delibes del Teatro Calderón de Valladolid el 11 de octubre gracias a la generosa colaboración de la Fundación Instituto Castellano y Leonés de la Lengua.
Sobre estas mujeres escritoras se echó una capa de silencio que ha durado décadas por diversas causas que a todos se nos alcanzan. Si buscamos en cualquier servidor de internet imágenes de poetas de aquellos tiempos de la vanguardia hay que pasar muchos enlaces hasta encontrarlas con nombre y apellidos. Comienzan a aparecer en fotografías de grupo, junto a los más afamados miembros de la vanguardia española, pero en estas imágenes no se las identifica con su nombre y pueden parecernos novias, esposas, amigas, curiosas acompañantes en banquetes y reuniones. Aunque no del todo oscurecidas (alguna de ellas ha tenido una recuperación de su obra e importancia anterior, como María Teresa León), hasta el estreno del documental titulado Las sin sombrero (2015) y la publicación del libro con el mismo título que lo complementa no tuvieron una apreciable visibilidad. La Residencia de Estudiantes y Acción Cultural Española también ha hecho una magnífica labor en este campo. La plena recuperación está todavía por lograr porque de muchas de estas escritoras no hay estudios suficientes ni ediciones modernas y asequibles. Recordemos que un escritor no existe realmente hasta que no es posible leerlo de la misma manera que los cuadros y las esculturas deben colgarse en los museos.
Cantando a las poetas del 27 es más que un concierto. Parte de una rigurosa investigación en la que Sheila Blanco ha estudiado profundamente la vida y la obra de varias de las poetas de la vanguardia, incluso con entrevistas con sus herederos (Josefina
Romo Arregui, Concha Méndez, Elisabeth Mulder, Margarita
Ferreras, Dolores Catarineu, Cristina de Arteaga, Pilar de
Valderrama, Carmen Conde y Ernestina de Champourcín), poniendo música a los poemas seleccionados, todos ellos de interés, algunos tan actuales como si se acabaran de componer, un puñado de ellos de gran impacto, que permanecen en el recuerdo del espectador especialmente por la delicada firmeza de la voz de la cantante. La variedad de las poetas, los temas y los ritmos hace ágil el programa. Durante algo más de una hora, Sheila Blanco informa al público de manera muy atractiva y cercana sobre cada una de las piezas y su autora, antes de interpretarla al piano. Finaliza el concierto con un poema propio que no solo no desentona sino que es un brillantísimo broche que sobrecoge por la letra y por el ritmo, que se consigue exclusivamente con las palmas y la caja torácica de la cantante. No puede haber mayor belleza que esa desnudez de la voz de la cantante. Todo el concierto es oportuno, reivindicativo y elegante.
Sheila informó de que acaba de terminar la grabación del disco del proyecto. Su publicación será, sin duda alguna, uno de los pasos más importantes que se hayan dado para la definitiva recuperación popular de este grupo de mujeres escritoras.
Fotografía de Chuchi Guerra, al que agradezco el permiso para su publicación. |
Desconocía a esta Sheila Blanco, y como me entero de los acontecimientos cuando ya han tenido lugar (me enteraré de que me he muerto después de morirme) pues eso, que me los pierdo. Celebro su interés y acogida.
ResponderEliminarSigo preguntándome por qué lo que debe ser normal es extraordinario, afortunadamente estamos en vías de poner las cosas en su sitio, claro que para ello hace falta difusión, los temas que se desconocen no se solucionan. Felicidades a Sheila y a ti, Pedro, gracias por presentárnosla.
ResponderEliminarNo dejaré de escucharla.
ResponderEliminarGran tributo como mujer a la mujer.
Bravo por ella, y bravo por ti.
Besos.
Eso es, empecemos a llamarlas por su nombre: "Las poetas del 27". Sin duda un proyecto que ha merecido la pena.
ResponderEliminarBienvenidos sean proyectos como éste.
ResponderEliminarBuscaré información sobre Sheila Blanco y esperaremos ese disco.
Un abrazo grande.
;)
Hace no muchos años se conocía solo a Ernestina de Champourcín y por su amistad con Juan Ramón Jiménez, Carmen Conde, Concha Méndez y alguna que otra más. Afortunadamente y a lo largo de los años van saliendo antologías, muchas publicadas por mujeres, como las de Luz María Jimenez Faro, por citar algunas y se las puede cantar. Me alegro mucho. Seguro que fue todo un éxito.
ResponderEliminarUn abrazo
La escuché en León. No había oído su voz antes y, la verdad, me cautivó y con qué habilidad canta y toca el piano en vivo. Un lujo, creo yo.
ResponderEliminarNo la conocía, muchas gracias, Pedro. Me interesaré e interesaré también a mi hija.
ResponderEliminarUn abrazo