A Oliva. |
Las vainas de la hoja de plata pueden abrirse con delicadeza, una a una, para dejar el asombroso nácar a la vista. Hay alguien que dedica unas horas para regalarte un ramo que durará todo el invierno. Como el mejor de los poemas visuales. Tan importante el proceso como el resultado. La naturaleza da estos prodigios con sencillez, como el cariño de quien separa las capas externas con cuidado de no estropear la rama. Y ahí queda, frágil, centrando todo el salón con la elegancia de las cosas que no gritan.
Y entre ellas, para quien sabe ver, se adivinan, guardados, los sentimientos.
ResponderEliminar:)
¿Se llaman lunarias?
ResponderEliminarEn efecto, Casilda. Son lunarias.
Eliminar¿Solo el invierno?, tengo en casa un ramo con varios años a sus espaldas.
ResponderEliminarSaludos
Oliva es la responsable de esta belleza natural que hoy compartimos. Gracias
ResponderEliminarSí, te entiendo, mi mujer también las hace. Podrían pasar desapercibidas.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Sublime!
ResponderEliminarVengo aquí a disfrutar de toda esta sutiliza.
Besos y abrazos
Hace unos meses, en plena primavera, fotografié esta planta todavía en verde. No la conocía y me sorprendió su forma y los frutos en su interior translúcido como pequeños embriones. Ahora que veo su transformación al madurar me sorprendo de nuevo, aun más. La ignorancia tiene estas compensaciones.
ResponderEliminarUn abrazo.