Desconfío siempre de las personas que tienen grandes palabras y grandes soluciones, de los poetas que incendian sus versos pero no sus vidas, de aquellos que te explican el mundo como si tú no vivieras en él. De las revoluciones que no prestan atención a los pequeños detalles. De los sectarios y manipuladores. De los que convierten toda la vida en espectáculo y el espectáculo en algo meramente retórico. De los que son incapaces de sentir empatía. De los burócratas del poder y de sus lacayos fieles. De los resentidos. De aquellos que afirman lo opuesto de lo que hacen, Tartufos de andar por casa y dan lecciones que no siguen. De los puros que lo son porque nunca tuvieron ocasión de no serlo.
Los cambios vienen siempre de los lugares más pequeños.
Mientras la hierba crece
junto a la vieja puerta
en la que el tiempo labra
la verdad más certera.
Consejos vendo, para mí no tengo.
ResponderEliminarPues si que desconfías en gente.
ResponderEliminarLa desconfianza es dañina no te deja ver la parte buena de las cosas....yo simplemente huyo de aquello que no me da seguridad.
ResponderEliminarMe entremezclo en tus pensamientos... Que tengas un buen domingo!
ResponderEliminarEl abandono hace crecer la hierba alta, acecha detrás de la puerta para hacerse naturaleza.
ResponderEliminarEl peligro venía del cielo. ¡Olé por este par de fotos!
Encontar el equilibrio entre lo personal, asentadas las convicciones oor los años, y lo colectivo (¿y si tienen razón?). Al final, como siempre, estamos solos.
ResponderEliminarUn abrazo
El tiempo es sabio.
ResponderEliminarBesos