A mí la playa me envuelve de felicidad cuando la tengo cerca, lo que pasa que como la tengo tan lejos, cada vez que la pienso, me hace sentirme nostálgica.
Si ya es difícil recoger todos los granos de arena, el volverlos a colocar a la mañana siguiente cada uno en su sitio, tiene que ser trabajo de artesanos. Quizá sea mejor dejar que la brisa marina se encargue de llevarlos y traerlos, para que el paisaje siga envuelto en una armonía natural. Un abrazo.
Espero que en el Cabo de Gata, lugar al que voy a pasar unos días a final de este mes, no hagan eso que cuentas, ¿que miraríamos desde la ventana del hotel?.
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A mí la playa me envuelve de felicidad cuando la tengo cerca, lo que pasa que como la tengo tan lejos, cada vez que la pienso, me hace sentirme nostálgica.
ResponderEliminarUn beso.
Si ya es difícil recoger todos los granos de arena, el volverlos a colocar a la mañana siguiente cada uno en su sitio, tiene que ser trabajo de artesanos. Quizá sea mejor dejar que la brisa marina se encargue de llevarlos y traerlos, para que el paisaje siga envuelto en una armonía natural.
ResponderEliminarUn abrazo.
No me quites la alfombra de arena, Pedro. Las noches de verano me encantan en la playa
ResponderEliminarEspero que en el Cabo de Gata, lugar al que voy a pasar unos días a final de este mes, no hagan eso que cuentas, ¿que miraríamos desde la ventana del hotel?.
ResponderEliminarSaludos
La primera frase es la mirada de un adulto, la segunda la de un niño. Robert Frank, Jacques Henri Lartigue.
ResponderEliminarUn abrazo
Mi playa ideal es la soñada y la distante...
ResponderEliminarSi es uno a uno, además de melancólico te vuelves fiambre ;-) inevitablemente ;-)
ResponderEliminarBesos, uno a uno hasta el amanecer
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