Como el mundo es tan diverso, hay un cierto número de activistas culturales que se quejan por estar fuera del sistema -dicen que les deja fuera- pero cuya única esperanza es entrar en él en la misma situación que critican. Si son poetas, quieren publicar como aquellos a los que rechazan y presentarse en las ferias del libro en las mismas condiciones, incluso controlar quiénes pueden o no pueden aparecer en los ámbitos culturales que consiguen dominar. Lo mismo sucede en cualquiera de las otras manifestaciones artísticas. Independientemente de su calidad. De hecho, han fomentado la creencia de que todo vale, que todo es igual y que todos deben tener las mismas oportunidades. Que luego se quejen de que otros les pidan lo mismo entra en la lógica del juego.
Desde hace tiempo, el papel tradicional de los críticos (literarios, musicales, artísticos, teatrales, etc.) se ha derrumbado. Quizá porque muchos de ellos actuaban por intereses poco confesables y a veces nada relacionados con el arte al que se dedicaban y, en España porque, como en otras muchas cosas, la corrupción también ha hecho su labor en el mundo de la cultura. En parte, porque este papel lo habían asumido personas con escasa formación pero que habían llegado a tiempo para ocupar el lugar adecuado en los medios de comunicación. Puedo contar anécdotas de críticos cinematográficos o teatrales en periódicos locales que no tenían más conocimiento que el de un espectador más o menos asiduo, de concejales de cultura a los que nos les importaba más que la fotografía en la prensa y de organizadores de eventos artísticos que siempre manejaban los mismos nombres porque eran afines al partido político en el gobierno municipal que sufragaba los gastos. La cultura, en España, no ha sido libre, ha sido mal subvencionada, que no es lo mismo.
El menoscabo de la función tradicional del crítico también se ha debido a que hay cada vez más personas formadas que no necesitan depender de su papel mediador y las nuevas tecnologías han facilitado el conocimiento directo de las manifestaciones artísticas que a uno le interesan. Pero en este derrumbe ha tenido mucho que ver que hay demasiados que quieren dar gato por liebre, que buscan en la democratización de la cultura la defensa de una mediocridad y falta de originalidad alarmantes. La cultura se hace chiste, gracieta, superficie y manipulación sentimental: de hecho, la contradicción entre lo que dicen pretender con la cultura y lo que consiguen es burdamente evidente. Conozco poetas pretendidamente malditos que utilizan los mismos recursos -aunque en sentido ideológico inverso- que aquellos a los que rechazan por sentimentales. De ahí el exceso de narración, recursos facilones y repitición hasta la náusea de cosas hechas mucho antes y mucho mejor por los artistas que verdaderamente abrieron caminos. Me temo que estamos en tiempos de amaneramiento de formas y poca novedad.
Eso sí, algunos gritan demasiado mientras se hacen hueco a codazos en donde dicen que no les importa estar y son capaces de humillarse por un cuarto de hora de fama. En el fondo, personajes que no quieren cambiar el sistema de nuestra cultura como tanto dicen. Aunque sea a costa de embrutecer más a aquellos a los que la cultura debería salvar de la mediocridad en la que les deja un sistema regido por las leyes del mercado.
Sobre esta entrada y desde mi humilde punto de vista, habría mucho que hablar, matizar e incluso, alguna cosa, que eliminar y pongo un tema que planteas, salvo que la cultura se ponga al servicio del que subvenciona, ¿porqué es malo subvencionarla?,¿es que no está subvencionada en otros paises?, la cultura no es un artículo de lujo y no todos tiene acceso a el, por tanto salvando el condicional, entiendo que la cultura puede estar subvencionada sin que nos rasgemos las vestiduras, el problema es plantearse ¿que es cultura?, debate amplio donde los haya, ni los antropólogos nos ponemos de acuerdo. Saludos
ResponderEliminarEn efecto, Emilio Manuel. La cultura debe subvencionarse pero siempre pensando en quienes no pueden acceder a ella de otro modo, no en los cachés de los artistas. En España se ha despilfarrado el dinero público pagando más de lo que se debería e hinchando egos y bolsillos con dinero de todos. Alguna vez debería calcularse cuánto de la corrupción se ha derivado hacia esto. Porque eso de que el dinero en cultura siempre está bien usado no se lo debería creer nadie que conozca lo que se ha hecho. Subvención sí, pero nunca de la manera en la que se ha hecho en este país. Porque se ha conseguido domesticar la cultura y el gusto de la gente con la excusa de la falsa política del todo gratis en la cultura. Volveré a hablar de esto en el blog.
EliminarPedro, sigo pensando lo mismo que lo que puse en el saloncito en 2012 sobre el asunto en cuestión. Bueno, el tema "cultura" ha salido ya unas cuantas veces allí porque a mí, personalmente, me pone enferma este mundillo de adalides de nada, en tantos y tantos casos. Hablo de España principalmente, que es lo que aquí se toca.
ResponderEliminarCon tu permiso, copio y pego lo dicho en un post de esa fecha:
"Hace poco vi una gala de premios del sector audiovisual. Esperaba antes lo que presencié y confirmé después. Y es que este tipo de actos se llenan siempre de personas que lloriquean porque no reciben las suficientes subvenciones de la Administración Pública. Discursos reivindicativos, patéticos en muchos casos, y realmente bochornosos en otros que me pusieron de muy mala leche.
Es cierto que existe talento sobre el escenario pero también es cierto que en muchas ocasiones éste se llena de mierda (con perdón). Un sector no puede estar viviendo siempre de las subvenciones y un sector, como el que nos ocupa ahora, no puede estar criticando que en estos momentos (de crisis para todos, por si no lo recuerdan) se han recortado subvenciones, por ejemplo, para hacer un cortometraje.
A mí, al menos, me parece indignante. Y sobre todo teniendo en cuenta que los recortes ya han llegado a la Sanidad.
Y no. No todo es cultura por mucho que se empeñen".
No estoy en contra de las subvenciones, Pedro. Estoy a favor de las subvenciones con condiciones. Por ejemplo, la subvención a una empresa que apuesta por un negocio rentable que generará riqueza para todos, y condicionado todo ello a la creación de puestos de trabajo, entre otros.
Estoy en contra de las subvenciones para los amigotes. Haga usted una mierda que yo se la subvenciono y seguimos viviendo del cuento y a costa de los parvos que ponen la pasta.
Una buena película, una buena obra de teatro...generan por sí solas riqueza si son buenas. Si son basura, no merecen nada. Como todo lo demás...
Entra aquí lo tocado en mi última entrada sobre periolistos: el esfuerzo. Sin esfuerzo, el mundo se queda más vacío. Nosotros nos quedamos más vacíos.
Mediocridad, poca originalidad y egolatría.... Pésima combinación para la supervivencia de la Cultura y ni hablemos de desarrollo.... Muy buen articulo.
ResponderEliminarbesos
El tema de la importancia o no de la función de los críticos tradicionales suele ser común en mi casa. Mi hija está terminando al carrera de bellas artes y tiene bastante rechazo a todo lo que sea institucional o preconcebido. Por otro lado reconoce en su propia formación la mediocridad que sobreabunda y condiciona. Por pertenecer a una generación básicamente tecnológica valora las nuevas posibilidades de comunicación y expresión a través de las redes, dándole a la vez más importancia a la difusión masiva que hoy puede tener la expresión artística que a la valoración de los críticos. En fin, lo que quiero decir que atravesamos una corriente de inconformidad que básicamente plantea el poder de la masividad frente al de los elitismos, poniendo el acento en la "democratización" del arte más que en la calidad de la expresión creativa. Reconozco que hablo basada solamente en mi impresión de alguien que no está inmersa ni el ámbito ni en el tema más allá que lo que puede apreciar como público.
ResponderEliminarMuy interesante tu apreciación.
Un abrazo
Es un tema complicado, ya lo sabes. Es tan difícil ponerse de acuerdo con la palabra "cultura" que todo lo demás es un cúmulo de malentendidos. Sugiero que, en algún momento, hagas una entrada sobre qué es cultura, en general, y qué es cultura para ti. No es secundario este tema, y hablarlo o comentarlo es muy difícil para mí, por la falta de concreción de esa palabra. Todo es cultura, suelo escuchar. Mentira.
ResponderEliminarUn abrazo
Y no, no todo es cultura... como no todo el mundo es crítico pero ahora, parece que todo se vale. Sin contar además que hoy, aquel papel del crítico carece de sentido ya que hoy en día todos son de cualquier profesión, opinan desde el corazón y los sentimientos y con esto debe bastar, y a través de un galimatías sin pies ni cabeza.
ResponderEliminarY también por supuesto luego está el amiguismo que existe desde el origen de los tiempos.
Besos, Pedro.