Hoy estoy como si quisiera dejarme ir en un atardecer. Sentado, con una copa de vino y en silencio, mientras el cielo se cubre de tonos rojizos y el ruido comienza a recogerse ante el temor que despiertan todas las noches de todas las historias del mundo. No conozco mejor forma de dejar de hablar por dentro.
"No conozco mejor forma de dejar de hablar por dentro".
ResponderEliminarAmén.
La introspección compartida no existe, no hay caso; la soledad siempre será mejor que una mala compañía.
ResponderEliminarSuerte,
J.
¡Bellísimos texto y foto!
ResponderEliminarUn momento memorable, que es toda una promesa...
Un beso
Dejemos escuchar al silencio.
ResponderEliminarSaludos
qué bella la imagen que muestras! seguramente para dejar de hablar por dentro de algún otro modo...
ResponderEliminarun saludo!
es una forma de conocerse, algo que debimos hacer toda la vida sin cejar un solo momento
ResponderEliminarun abrazo
Cuando no hay palabras para describir lo que se siente, mejor dejarlo y fundirse en el instante.
ResponderEliminarYo también digo ¡Amén!
ResponderEliminarNada más que añadir. Nos has dejado así, con esa copa de vino en la mano, mirando el cielo cubrirse de tonos rojizos... Y dejando de hablar por dentro.
Besos y aplausos.
;)
Buenas noches, profesor Ojeda:
ResponderEliminarDejo un intento de haiku,
Jazmín y lluvia,
su perfume se une
a nuestro pensar.
Un abrazo
Yo tampoco. Hermosas palabras porque esconden sentimientos.
ResponderEliminarEste lunes por la tarde en mi balcón hice exactamente lo mismo, en cuanto el sol, se dejó rozar y en sus destellos, el vino brillaba y brillaba, encandilado, en las pizarras de los tejados de París.
ResponderEliminarBesos, Pedro.
el silencio esclarecedor.
ResponderEliminarbicos,