No conocía yo Castro Marim más que como silueta, recortada desde la orilla española del Guadiana. Subir andando las escarpadas cuestas del castillo de esta localidad del Algarve portugués en la tarde de un día caluroso es una experiencia que avala la creencia de que este enclave no haya sido conquistado nunca. Merece la pena, en todo caso. El castillo se levantó en el siglo XIII en un lugar estratégico con una vista privilegiada que domina la comarca y, sobre todo, el río. Anteriormente se han datado fortificaciones desde la edad de bronce y, por supuesto, de los tiempos de la dominación romana y musulmana. Tras ser utilizado por la orden del Temple fue la primera sede de la orden de Cristo en 1319 y después ha tenido uso militar hasta que fue abandonado y pasó a ser protegido por su interés monumental y turístico. El conjunto no ha sido reconstruido como en otros lugares con la idea de crear un parque temático que falsee su uso, sino consolidado y conservado, con lo que el visitante puede hacerse buena idea de lo que fue, especialmente a partir del siglo XVII. En él se celebra una de las fiestas medievales más importantes de la península y la más antigua de Portugal.
En la iglesia del Castillo -una estructura sencilla y castrense, como corresponde a las órdenes religiosas que lo mantuvieron inicialmente-, se expone hasta el 31 de julio Las fiestas de moros y cristianos de Alcoy, muestra fotográfica del portugués Carlos Alfonso y el español José Luis Rúa. Es posible que se prolongue hasta la celebración de las jornadas medievales de Castro Marim, a finales de agosto.
El trabajo de estos fotógrafos documenta el colorido, dinamismo y participación popular en las fiestas de moros y cristianos de Alcoy, las más antiguas fiestas medievales y que no han dejado de celebrarse desde que se constituyeron en 1276, aunque parece ser que el sentido profano y lúdico no se incorporó oficialmente hasta el siglo XVI. No importa ahora el sentido antropológico de estas fiestas sino alabar la treintena de fotografías de estos dos artistas, complementarios ambos. En las de Carlos Alfonso destaca su interés por el retrato mientras que en la de Rúa se aprecia sobre todo su forma de captar el ambiente y el grupo. Se acompaña la exposición de cartelería histórica y otros objetos relacionados con el tema.
Una visita recomendable para todos los que se acerquen por esta zona durante el verano. Tanto lo expuesto como el lugar que acoge la muestra fotográfica lo merecen.
Carlos Alfonso y José Luis Rúa Nacher, en la iglesia del castillo de Castro Marim, lugar de la exposición. Foto tomada del muro de Facebook del segundo (ignoro quién es el autor). |
Suerte a los expositores!. El lugar debe ser, sin duda, imponente,
ResponderEliminarUna maravilla y más, cuando no es parque temático.
Besos
Si a ti te parece interesante, seguro que lo es. Hay muchísima gente que hace fotografías interesantes, como mínimo. El tiempo dirá si lo son realmente.
ResponderEliminarUn abrazo