sábado, 5 de abril de 2014

Siempre hay un mar a donde volver


Siempre hay un mar a donde volver, una playa en la que descansar en un día lento en el que todo está a la distancia de una palabra susurrada. ¿Duermes? Quizá solo sea que te hayas dejado llevar por el sol y la brisa mientras el sol juega a broncear tu espalda. Recuerdo que me tumbé a tu lado y estuve mirando tu cuerpo mientras respirabas. Minutos. Al fondo se oía el batir de las olas y el graznido de alguna gaviota. Recuerdo, también haber retirado tu melena del cuello para besarlo de labios y dientes. Sonreíste. Regresabas, poco a poco, de un futuro en el que el mar no estaba.

14 comentarios:

  1. qué hermoso me resulta esta faceta tuya...;-)

    gracias Pedro,

    Ali

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  2. Nunca se duerme en la playa...solo te dejas arrullar.

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  3. ojo con las hormigas
    el dulzor espesa hoy en tu blog Pedro
    ;)

    bss y buen finde

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  4. Siempre es vivificante poder regresar a ese mar con susurros, cuellos y besos, siempre.

    Precioso texto, Pedro.

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  5. Que bonito escribes. Precioso relato.
    Siempre hay un mar donde poder regresar.

    Besos.

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  6. Ufff, qué rezume poético últimamente!
    Me encanta, me encanta...!
    Hoy es un día de los de tumbarse en la arena y... todo eso!

    Besos!
    :)

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  7. Una preciosidad.
    Minutos hermosos para el futuro.
    Un beso

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  8. Una entradada muy paralógica, la he leido ya varías veces y siempre se me para el reloj, bellos recuerdos, para soñar.

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  9. Siempre es bueno volver a los recuerdos que nos hicieron felices, eso nos ayuda a seguir en el día a día.

    Un abrazo

    Luz

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  10. Una joyita de las tuyas...
    Y que no nos falten esos recuerdos.
    Besos, Pedro.

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  11. Tengo ganas de escuchar el batir de las olas desde la cercanía, como no puede ser me conformaré escuchándolo con una concha en la oreja jajaja.

    He pasado un rato muy entretenido en tu blog, hacía días que no entrada.

    Un beso, Pedro, y feliz día.

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  12. Siempre, y a la llamada de la marea, acuden los recuerdos.
    Un abrazo.

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  13. Bueno, en la montaña también podrían darse estas cosas que escribes, claro. Es que vivo en el interior, aunque ya supongo que la playa es un espacio "mental". ¡Ah, el verano, los veranos!.

    Un abrazo

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