Siempre hay un mar a donde volver, una playa en la que descansar en un día lento en el que todo está a la distancia de una palabra susurrada. ¿Duermes? Quizá solo sea que te hayas dejado llevar por el sol y la brisa mientras el sol juega a broncear tu espalda. Recuerdo que me tumbé a tu lado y estuve mirando tu cuerpo mientras respirabas. Minutos. Al fondo se oía el batir de las olas y el graznido de alguna gaviota. Recuerdo, también haber retirado tu melena del cuello para besarlo de labios y dientes. Sonreíste. Regresabas, poco a poco, de un futuro en el que el mar no estaba.
qué hermoso me resulta esta faceta tuya...;-)
ResponderEliminargracias Pedro,
Ali
Nunca se duerme en la playa...solo te dejas arrullar.
ResponderEliminarojo con las hormigas
ResponderEliminarel dulzor espesa hoy en tu blog Pedro
;)
bss y buen finde
Siempre es vivificante poder regresar a ese mar con susurros, cuellos y besos, siempre.
ResponderEliminarPrecioso texto, Pedro.
Que bonito escribes. Precioso relato.
ResponderEliminarSiempre hay un mar donde poder regresar.
Besos.
Ufff, qué rezume poético últimamente!
ResponderEliminarMe encanta, me encanta...!
Hoy es un día de los de tumbarse en la arena y... todo eso!
Besos!
:)
Una preciosidad.
ResponderEliminarMinutos hermosos para el futuro.
Un beso
Una entradada muy paralógica, la he leido ya varías veces y siempre se me para el reloj, bellos recuerdos, para soñar.
ResponderEliminarSiempre es bueno volver a los recuerdos que nos hicieron felices, eso nos ayuda a seguir en el día a día.
ResponderEliminarUn abrazo
Luz
Una joyita de las tuyas...
ResponderEliminarY que no nos falten esos recuerdos.
Besos, Pedro.
Tengo ganas de escuchar el batir de las olas desde la cercanía, como no puede ser me conformaré escuchándolo con una concha en la oreja jajaja.
ResponderEliminarHe pasado un rato muy entretenido en tu blog, hacía días que no entrada.
Un beso, Pedro, y feliz día.
corregido * entraba
ResponderEliminarSiempre, y a la llamada de la marea, acuden los recuerdos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bueno, en la montaña también podrían darse estas cosas que escribes, claro. Es que vivo en el interior, aunque ya supongo que la playa es un espacio "mental". ¡Ah, el verano, los veranos!.
ResponderEliminarUn abrazo