En la oscuridad, una vez que se supera el miedo y la pupila se acostumbra, también se pueden descubrir cosas, además la luz no siempre está ahí para alumbrar objetos o mentes, la luz puede ser también una sustancia que se muestra asímisma sólo desde la oscuridad. El cielo de la noche: oscuridad y estrellas.
Tanta oferta de luces falsas como espejismos -ocupaciones que creemos necesarias y que no lo son tanto o meros entretenimientos- nos dejan vacíos y nos alejan de la serenidad y de nuestra verdadera esencia. Damos tanta importancia al estar que el ser se nos escapa. Cuídate, Pedro, de esa sobreexposición a la "luz". Reencontrarse con uno mismo en el silencio es, como tú dices, completamente necesario y enriquecedor. Un saludo.
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¡eso! profe y una buena madriguera con tunel y algunos caramelos
ResponderEliminar/el topo Gigio
La penumbra acoge, la luz atrae.
ResponderEliminarBesos.
A demasiada luz cega...
ResponderEliminarMeu querido amigo, que tenhas uma noite serena.
De vez en cuando necesitamos de esa sombra...
ResponderEliminarGracias
Saludos
Cierto.
ResponderEliminarNoches oscuras para sanar el alma.
Besos, Pedro.
Muy necesario poder entrar en esa serena oscuridad...
ResponderEliminarBesos
A oscuras y en celada...
ResponderEliminarNi la obscuridad ni la luz segadora; con ambas se puede morir o volverse loco.
ResponderEliminarSaludos
La oscuridad necesaria y reconfortante, antídoto de la estridencia de muchas luces que hieren más que iluminan.
ResponderEliminarSaludos!
En la oscuridad, una vez que se supera el miedo y la pupila se acostumbra, también se pueden descubrir cosas, además la luz no siempre está ahí para alumbrar objetos o mentes, la luz puede ser también una sustancia que se muestra asímisma sólo desde la oscuridad. El cielo de la noche: oscuridad y estrellas.
ResponderEliminarNunca estamos contentos, Pedro: o necesitamos más luz o al revés.
ResponderEliminarBesitos
¡Gracias por salvarme!
ResponderEliminar/la polilla
Estoy de acuerdo.
ResponderEliminarNecesitamos pararnos, meditar, cambiar de rumbo si es preciso...
ResponderEliminarEstoy de acuerdo, necesitamos de serenidad para calmar nuestro interior, cuando a veces, lo tenemos algo alborotado por causas o personas externas.
ResponderEliminarUn beso.
dosificar Pedro
ResponderEliminarsin duda
que mucha luz encandila es cierto
la ausencia de ésta al menos hace que despierten los otros sentidos como el tacto y el oído
bss
Siempre en la prudente distancia.
ResponderEliminarUn abrazo
Creo que necesitamos oscuridad y silencio, ambas cosas.
ResponderEliminarUn abrazo
Tanta oferta de luces falsas como espejismos -ocupaciones que creemos necesarias y que no lo son tanto o meros entretenimientos- nos dejan vacíos y nos alejan de la serenidad y de nuestra verdadera esencia. Damos tanta importancia al estar que el ser se nos escapa.
ResponderEliminarCuídate, Pedro, de esa sobreexposición a la "luz". Reencontrarse con uno mismo en el silencio es, como tú dices, completamente necesario y enriquecedor.
Un saludo.
En los días luminosos siempre me pongo las gafas de sol
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