Conocí el lugar en donde la humedad es color y forma. Tras surcar el río contracorriente hasta el último embarcadero, situado allá en donde ni el más arriesgado de los viajeros quiere llegar sin compañía, en lo más profundo, en donde nace la fuente de todos los males. Puse el pie en las tablas carcomidas y me despedí con un gesto del capitán que me miraba como había mirado a tantos otros a los que no había vuelto a ver. No miré atrás mientras el barco anunciaba con un toque de silbato su partida. Llevaba poca comida y un machete. También un ejemplar del primer canto de la Divina comedia que encontraron junto a mis restos años más tarde.
Puro color y forma, la humedad cala mis huesos...
ResponderEliminarBesos
La barca de Caronte surca los ríos, quien sabe cuantos de nosotros lleva adentro.
ResponderEliminarSaludos, profe.
Al Che le encontraron la Biblia y el Canto General.
ResponderEliminardefinitivamente este personaje que presentas no era ED STAFFORD
ResponderEliminarbss
El río de la vida tiene su propio cauce
ResponderEliminarAvanzar contracorriente desgasta mucho...
Me imagino que todos tenemos nuestra biblia, a mí me encontrarían seguramente, ligera de equipaje también, con un Hyperion bastante amarillento, sin embargo, por alguna razón que no me explico, la música va cambiando, ahora llevo ya bastante tiempo que sufro una cierta fijación por Ravel, La Valse, creo que es por el final, es algo abrupto. Ese barco de la foto me recuerda al de Fitzcarraldo, desde luego buena música y horrible y explédido el escenario. El viaje en sí es ya es una locura.
ResponderEliminarLógico final de una huida meditada.
ResponderEliminarUn abrazo
Quizás llegar a la fuente logre superar todos los males.
ResponderEliminarQuerer conocer ha sido desde siempre victoria y condena del espíritu humano.
Un abrazo
Que nos espere la barca y el barquero.
ResponderEliminarDiós mio, Pedro, que me fizeste lembrar "O Coração das Travas" de J-Conrad...
ResponderEliminarRadiosa Páscoa para ti, tua filha e quem mais desejares, meu querido amigo
También a mí me recuerda Fizcarraldo. Cuando era joven veía bastante cine, dos y tres veces por semana. Y parecía normal. En fin...
ResponderEliminarEs el inicio de un cuento de terror. Desde cierto punto de vista, el narrador es un nasciturus que, despidiéndose de Caronte, viene de las selvas bendecidas de más allá para nacer a la dura vida. Nunca volverá de aquí.
ResponderEliminar