Si en España los niveles de corrupción son más elevados que en otros países del entorno no se debe a que los ciudadanos tengamos un gen especial que nos haga más corruptos que a los de otros lugares. Tampoco es una tara histórica especial de los españoles que hayamos difundido allá por donde nos extendiéramos en el pasado. Cuando argumentamos con que este es el país de la picaresca, nos olvidamos de que la novela picaresca no era una defensa del pícaro y del engaño, sino todo lo contrario: una denuncia de calidad literaria y social de estos comportamientos con una intención de regeneración moral. El hecho de que naciera en España este género narrativo no significa que en España hubiera más pícaros que en otros países, sino que aquí hubo un buen puñado de escritores que quisieron denunciar la situación ante la conciencia de su capacidad para desmoronar una sociedad. No, España no es un caldo de cultivo natural para los pícaros, los corruptos y los hipócritas. Las razones son otras.
La historia lejana y reciente de todos los países está llena de comportamientos corruptos en el manejo de lo público y plagada de personajes que han usado las estrategias propias de esos comportamientos para comprar voluntades. Y estos países pueden ser, por igual, mediterráneos o nórdicos, europeos o americanos, asiáticos o africanos.
Sucede que España ha sufrido, en su historia reciente, una dictadura, que es, en sí misma, un sistema corrupto. Una dictadura que, además, recubría de una moralidad religiosa estricta esa misma corrupción. Sucede, también, que la transición a la democracia se hizo a partir de un pacto con los poderes fácticos de esa misma dictadura. Quizá porque no se podía hacer de otra manera: ese posibilitismo es lo mejor y lo peor de lo que ocurrió en esa transición.
Sucede que en esa España de la transición, muy pronto se aclaró el panorama del espectro de los partidos políticos -en virtud, especialmente, de los pactos que llevaron a las normativas electorales-, hasta dar, en la práctica con un bipartidismo con muletas -los dos grandes partidos nacionalistas, en Cataluña y el País Vasco-. Cuatro partidos -dos nacionales y dos regionales- se han repartido el poder desde hace décadas sin demasiadas sorpresas. Estos partidos generaron estructuras internas poco democráticas y una clase política acomodaticia en la que se mantenían aquellos que -salvo cataclismos electorales- procuraban conservar la estructura de los partidos y el estado tal y como estaban y se limitaban a luchas internas de camarillas y familias políticas.
Sucede que esos cuatro partidos debían mantener unas costosas estructuras internas llenas de cargos de responsabilidad. Suecede que esos cuatro partidos comenzaron a confiar en personas cuyo nivel moral era cada vez menor y sus ansias por vivir del partido cada vez mayor. Sucede que esos cuatro partidos parecieron optar por un pacto de silencio en la forma en la que se gestionaban y financiaban. Sucede que esos cuatro partidos consiguieron reunir cada uno de ellos un grupo de empresas de comunicación afín que se dedicaban a publicar las filtraciones interesadas del contrario sin llegar nunca a querer limpiar la casa de todos. En realidad, la función de estos medios de comunicación era la de trasformar a los votantes en forofos de uno u otro partido, no en ciudadanos críticos. Y un forofo no ve nunca la viga en el ojo propio.
Sucede que llegó una época de enriquecimiento fácil en el que toda la sociedad participó de una fiesta en la que parecía que había dinero para todos. Y cuando hay dinero para derrochar no se mira nada: ni que otros se enriquecen a partir de la especulación ni cuánto se gasta en pólvora del rey. Cuando hay dinero para derrochar y facilidad para enriquecerse, se derriban todas las normas que el sentido común marca.
En efecto, el ciudadano español es culpable en esta fiesta de la corrupción: pero no por corrupto, sino por estúpido por no ejercer la democracia cada día y ser un forofo en cada una de las convocatorias electorales. Los verdaderos corruptores son aquellos que, teniendo la responsabilidad, no han establecido los controles y han favorecido la proliferación de corruptos. A veces, hasta son las mismas personas.
El fallo de España no es genético, es de falta de cultura democrática y empacho de nuevo rico. Es decir, de ignorancia y pérdida del sentido de la realidad. Cuando una sociedad actúa así, terminan pagando las consecuencias también los que no son responsables. La única pregunta que hay que responder es si hemos o no aprendido la lección y comprendido que a las instituciones y a los políticos que elegimos hay que pedirles cuentas y trasparencia a diario, no solo cuando las cosas van mal y el hedor se hace irrespirable. Tenemos pruebas suficientes para comprender que solo la presión social y la constante demanda hace que los políticos sean responsables en la gestión de lo público.
¡Cuanta razón encierran tus palabras, Pedro!
ResponderEliminarMe ha gustado y convencido tu análisis de la corrupción y sus causas, Pedro.
ResponderEliminarSin embargo, cada vez llevo la etiqueta de "español" con más pesadumbre...
Casi te doy la razón en todo, Pedro. Salvo en una cosa: y es que yo creo que muchos españoles son corruptos por pequeñas que sean sus parcelas de corrupción...(desgraciadamente)...
ResponderEliminarCorrupción, no lo olvidemos, abarca muchos tipos de comportamientos.
Lo has explicado todo perfectamente, estoy de acuerdo con todo lo que dices... si bien en cada una de las causas que citas hay un sin fin de concausas que han ayudado a enraizar el problema cual grama.
ResponderEliminarEste tema no puede circunscribirse sólo a España, va más allá, es necesario profundizar en el significado de cada una de las organizaciones europeas y mundiales para ver que significación tienen... pues ahí hay muchos porqués de lo que está pasando...
La corrupción está dentro del cuerpo de esa bestia que nos gobierna, viene a ser como los ácidos de la digestión... ¿Partitocracio o plutocracia?... que cada cual discierna según su criterio...
¿Qué es la UE? deberíamos preguntárnoslo y profundizar en ello... pues es quien está dictando los dictados que rigen este momento y nuestras vidas...
No sé Pedro, había escrito mucho más pero lo he borrado, y es la corrupción es algo más que lo que parece ser... yo recomiendo la lectura del libro de Galbraith "La Anatomía del poder"... hay muchas claves sobre lo que está pasando... y en otros sitios también hay muchas claves... la corrupción sólo es un granito de arena en comparación con la causa raíz de lo que estamos sufriendo y llamamos crisis... sólo un granito de arena...
Un abrazo.
Me ha gustado mucho tu análisis, especialmente el último párrafo :) Besotes honestos, M.
ResponderEliminarLos españoles no somos mejores ni peores, somos hijos de otras circunstancias.
ResponderEliminarUna entrada para enmarcar.
Más de treinta años de democracia no han conseguido eliminar el concepto de que no importa robar si se pone una nueva fuente en el barrio.
ResponderEliminarConfirmo: Estupidez.
Gracias por el análisis.
De acuerdo en todo. Los orígenes de la situación hay que buscarlos en la forma en que se realizó la transición, que no permitió una regeneración auténtica y real de lo que pretendía dejar atrás.
ResponderEliminarY, por supuesto, si no todos somos gnéticamente corruptos (los españoles) sí somos bastante cómplices en lo que ha pasado y está pasando, más cuando ya hemos vivido situaciones de corrupción campante y, parece, que no hemos asimilado las enseñanzas de experiencias pasadas.
me gusta el análisis que haces con el tema de la picaresa, porque no suele verse así...
ResponderEliminarbueno, y me gusta y comparto el resto de lo que analizas.
yo creo que seguimos sin aprender la lección, porque según dicen las encuestas si hoy hubiera elecciones seguiría ganando tú ya sabes quién
¡no sé que va a ser de nosotros, la verdad!
biquiños,
De poco sirve lamentarse por la leche derramada, de antes el gato se relamía, ahora bien perdida está.
ResponderEliminar¿Es que no vamos a encontrar a gente honrada entre la clase dirigente? Lo primero son las listas abiertas, es muy difícil que muchos millones de personas se equivoquen a la hora de encontrar los justos entre tantos pecadores, como en Sodoma y Gomorra.
Sin complejos, profundo análisis que va directo a la raíz: la partitocracia exclusiva.
bien dicho!
ResponderEliminarpero también debemos revisar nuestro interés en la política (aunque no seamos políticos profesionales) porque no debemos acordarnos de Santa Bárbara solo cuando llueve
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La corrupción parece tener demasiados años en vuestra sociedad y sale cuando todo se cae a pedazos
.
arriba españoles, se puede, se puede decir basta, se puede imponer iniciativas populares, se puede mucho
.
mi abrazo, el de siempre
Así es en efecto. La democracia ha sido mal entendida por algunos, que la han creído una fórmula ideal de exacción al pueblo pero sin el pueblo. Y han patrimonializado la riqueza que generamos. Pero no somos un caso especial; no me lo creo.
ResponderEliminarEl daño que ha hecho la politización de la sociedad, desde los órganos judiciales a los periodistas. Politización que ha funcionado como, no cortina de humo, sino auténtico telón de acero capaz de ocultar las verdaderas maniobras; politización que nos ha tenido ocupados en bobadas partidistas mientras jugaban tras ella a otro juego.
la corrupción es parte del poder, quienes ostentan el poder ya no pueden controlar lo que en ellos provoca la sensación de endiosamiento
ResponderEliminarbesos
¿Cómo no corear ésta entrada? ¿a quién no le gustan las lisonjas? y que se eche la culpa a otro, al choricero, al jefe, que la tienen, pero en democracia, los políticos son un reflejo de la sociedad y a nadie le gusta que le comparen.
ResponderEliminarPara saber el grado en que la picaresca, el engaño y la picardía en beneficio propio están instalados en la sociedad hay que viajar, no de turista sino entre otras gentes de otras sociedades. Lo que mis ojos ven en España es mezquino y egoísta, y no hablo de los políticos sino del taxista desconfiado, del tendero aprovechado, del camarero mal encarado...cosas que no veo tanto en otros lugares en los que he vivido. En África tienen otro sentido de la propiedad y los bienes se reparten, en América se sienten orgullosos de lo que han conseguido y no lo disimulan miserablemente, en oriente tratan con la palabra y la cumplen. Pero las novelas que "denuncian" la picaresca también reflejan a la sociedad.
Ya sé que generalizar es equivocarse pero solo quiero comparar y sacar mis conclusiones.
Pedro, está muy bien lo de fuenteovejuna para repartir tanto las culpas como las responsabilidades, pero debiéramos de mirar más a nuestro alrededor para saber dónde vivimos.
Abrazos.
¿que tendrá el poder que corrompe tanto? pufffffff propongo un cambio en los políticos que nos dirigen, que marchen a sus trabajos y dejen a otros poder ofrecer a España un poquito de aire fresco ¡¡ya nos toca!! hombre yaaaaaaaaa
ResponderEliminarQuizás tengas razón en que la ciudadania, no tenga la culpa de lo que está pasando,lo podria aceptar con reparos, pero los que se han apuntado i más se han beneficiado del café para todos, no han sido los que tu señalas, sinó todos los demás. en especial, por el sur i el sudoeste.
ResponderEliminarsupongo que no lo ignoras.
saludos profesor. feliz domingo.
Me alegro de que el fallo no sea genético, entonces tiene arreglo.
ResponderEliminarMis mejores deseos para un cambio de fondo.
Un abrazo
Creo que los demás comentarista han dicho todo o casi todo. Agradezco que tú, que además de ciudadano eres también, pero no solo, profesor universitario, te mojes. No siempre sucede así con los profesores, así que mi reconocimiento también por eso.
ResponderEliminarUn abrazo