Los rascacielos se han convertido en exhibición técnica. Ejemplo de nuestra forma insostenible de comprender la vida: aguja que penetra en nuestra psicología para llevarla a los extremos. A algunos les apasiona vivir o trabajar en ellos, como si se sintieran realizados por mirar desde las nubes: toda su vida es llegar más alto.
No son ni la mejor forma de retar a los dioses ni de agrupar al ser humano. Pero ahí están y se han convertido en emblemas de ciudades y modernidad (fueron cantados por los poetas), exhibición orgullosa de nuestra vanidad de especie que provoca la mirada embobada de muchos.
Desde abajo, sin embargo, tienen algo de columna frágil, frágil y elevada, como nuestra estupidez.
Triángulos y diagonales....qué mas se puede pedir ¡¡
ResponderEliminarY eso que hasta 2001 no se pensaba que lo fueran. De todas formas, a mí me siguen pareciendo magníficos.
ResponderEliminarUn abrazo
son las nuevas BABEL modernas
ResponderEliminarsin duda un trofeo para los dioses que se encargan de movernos el piso:-)
muakismuakis profe
Tengo ambos vértigos, mirando desde arriba o desde abajo...Y por cuestión de estética no me gusta el "skyline"... No debo ser ambiciosa, no, decididamente no lo soy...
ResponderEliminarUn beso
Siempre me ha gustado la arquitectura, es un modo más de expresión artística. Pero como siempre, detrás hay un espejismo, el de la colmena. La necesidad del ser humano de vivir en grupo para sentirse protegido, alimentado por las necesidades de poder de unos pocos. Aturdidos en su vaiven constante, en el cual ni siquiera se percibe la armonia que le es propia a una colmena. Películas que una y otra vez ensalzan lo misma idea, la misma imagen. Cientos y cientos de autores recreandose en lo mismo... cambiar el chip, tomar consciencia de por qué hacemos lo que hacemos,nosotros. Los otros como acicate para no repetirnos...
ResponderEliminarSalir del rascacielos y vivir un una choza, tampoco cambia las cosas. Cambia tú y cambiará tu entorno, estés donde estés. Tendemos a mimetizar, por eso resulta dificil la individuación.
Me gustan estas reflexiones que haces.
Un abrazo
Prueba a situarte debajo de una de las cuatro torres que han surgido en la Castellana, a pocos metros de ese edificio de la foto. Mira hacia arriba y, ¡qué locura! ¡qué vértigo! ¡Qué fragilidad, como dices! Pero desde ahí arriba el paisaje debe ser apabullante.
ResponderEliminarA mí me gustan las alturas porque parece que, de esta forma, llego a tocar el cielo, ese mundo que está tan arriba y que parece que es tan mágico y perfecto, mucho más que el de abajo.
ResponderEliminarUn beso.
Es verdad. Me hacen acordar a los autos grandes conducidos por hombres pequeños...
ResponderEliminarUn abrazo
Los rascacielos nunca me han atraido, la verdad. Prefiero estar a ras del suelo. Sin embargo el UNICO que me gusta es el Chrysler Building de Nueva York. Es una belleza de art-decó, fuerte, sólido, bien construido. A los modernos se les ve muy frágiles con tanto cristal aunque representativos de nuestra época frágil y vulnerable. Besotes, M.
ResponderEliminarEl problema de obsesionarse con llegar a lo más alto a lo largo de la vida, tanto en lo profesional como en lo personal, es que una vez arriba la caida del "rascacielos" puede llegar a ser tremenda (sobre todo si la ascensión ha sido en poco tiempo).
ResponderEliminarDespacio, mucho mejor.
Un beso y que tengas un estupendo día.
yo he trabajado en uno... y te puedo decir que como la mayoria estaba enfermo... edificios con luz y sin ventanas, llenos de ambientes irrespirables.
ResponderEliminarsaludos
Por suerte vivo en una casa de bajo y piso, y para mi gusto le sobra el piso. Me gustaría que fuera todo planta baja.
ResponderEliminarAparte tengo vértigo, vivir o trabajar en un rascacielos lo llevaría fatal. Mi ideal para mirar desde lo alto sería construir la casa en lo alto de la colina, eso si me gustaría, para poder mirar lejos, al horizonte, (pero no hacia abajo)
Nada menos moderno que los rascacielos. Ya desde la Edad Media y el Renacimiento jugábamos a levantar torres y campanarios y competíamos a ver quien la tenía más larga. Pero como dice el refrán, dime de que presumes y te diré de que careces.
ResponderEliminarPor cierto, soberbia composición de la foto: lo mejor, esa leve curva que se alza entre tanta recta y diagonal.
ResponderEliminarLo primero elogio tu imagen, es estupenda con ese juego de lineas. Lo segundo darte la razón sobre tus palabras y comentar que somos los admiradores de nuestros propios logros, hasta un simple concurso de lanzamiento de pepitas de aceituna nos hace sentir superiores y admirados.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y sobre todo muchas gracias.
y esos que están al lado del mar desafiantes como si desde allí se pudiera ver mejor la profundidad?
ResponderEliminarBesicos
Encarna
JEANNE: ¡gracias! Bienvenida a La Acequia, en la que espero volver a econtrarte.
ResponderEliminarPABLO: estéticamente son atractivos, pero como concepción de nuestra vida... Un abrazo.
LICHAZUL: babeles enfermas... Besos.
SELMA: quizá el vértigo te salva de la mala ambición... Un beso.
HAIDEÉ: En efecto, en estos rascacielos está esa ambigüedad: su atractivo estético y su forma de urbanismo rechazable. Me gusta que vengas por aquí. Un abrazo.
CECILIA: lo hice. Absurdos, a pesar del paisaje.
MARÍA: ay, pero no puedes quedarte siempre allí. Un beso.
MARCELO: es una magnífica y oportuna comparacíón. Un abrazo.
MERCHE: ¿qué haremos con ellos cuando sean insostenibles? Besos.
DESPLAZADOS: Despacio y a nivel humano. Un beso.
PACO: y que generan relaciones humanas irrespirables. Saludos.
CUSPEDEPITA: los rascacielos, además, tapan el horizonte.
XUANRATA: queremos tocar las nubes con pies de barro.
La sombra en curva me atrajo cuando la vi: es lo más humano de la imagen.
R.A.RIVEIRO: vanidad, pura vanidad. Un abrazo y gracias a ti.
ENCARNA: esos que están al lado del mar, destruyendo las costas por una idea equivocada del turismo merecen la demolición urgente. Besos.
Gracias a todos por vuestros comentarios.
El progreso de la arquitectura es imparable. Y hay que estar con los tiempos.
ResponderEliminarPero en el fondo los veo como estupidos desafios, hijo del necio orgullo humano. Me recuerda al Titanic, Pedro. Cuando lo construyeron dijeron: "¡Eh!, Este barco no se podrá hundir jamás". Hasta que una buena noche, simplemente chocando con un Iceberg se fue al fondo.
Saludos.
queremos llegar a tocar el cielo y por no saber cómo se construyen y el cielo está demasiado alto como para llegar,por muchas plantas que tengan... Y contra más plantas menos estabilidad. ¿para qué llegar tan alto a cambio de más riesgos? Es mejor tener los pies en el suelo..
ResponderEliminarBesos
¡Comernóslos con patatas, querido! Besotes, M.
ResponderEliminarLos hay que son feos y sin ningún encanto como el Agbar de Barcelona. Prece un supositorio a punto de entrar en un agujero negro del cielo.
ResponderEliminarNo me gusta nada, prefiero mil veces casas como la Pedrera o cualquier otra de finales del XIX, principios del XX. Señoriales y un poco decadentes, como yo.
Un abrazo.
Apreciado Pedro…
ResponderEliminarCada día que pasa temo descubrir algún blog que me enganche a el. Hoy ha vuelto a suceder. Deberé de ajustar otra vez el tiempo para seguir leyendo lo que publicas y lo publicado.
En cuanto a ésta ultima entrada, siempre he pensado que para algunas ciudades modernas que ya no pueden crecer mas a lo ancho, no les queda mas remedio que crecer hacia arriba. Un edificio de estos parece el dedo acusador de nuestros males hacia lo divino. Si es que hay algo divino, claro.
Un fuerte abrazo
Yo, a veces, me siento un rascacielos :)
ResponderEliminarBesos, luego vengo por el Quijote.
dan sensación de fragilidad. Me quedo con las pirámides.
ResponderEliminarun abrazo.
Reconozco que la arquitectura tiene que evolucionar, que las ciudades crecen y crecen y el suelo es limitado, que las vistas son, seguro, estupendas, que se ahorra mucho (no sólo en suelo) construyendo hacia arriba... Pero a mí me horrorizan los rascacielos. Me parecen impersonales, estéticamente simples, colmenas inhumanas y rompen como cuchillos el paisaje de las ciudades. Supongo que el progreso conlleva eso y que es imparable pero cuando observo cómo van creciendo como setas y existe una especie de batalla por construir el más alto del mundo, siento que cada día nos estamos volviendo más catetos. Nuestro mundo acabará dependiendo de los tiralíneas.
ResponderEliminarAun así, la foto es estupenda.
Besotes.
Que decirte!.
ResponderEliminarQue soy una más que me encantan los rascacielos.Y este mucho más. hermosa foto.. si...
abrazos.
Esas dos torres de la foto son fascinantes.
ResponderEliminarCientos de personas se acercan a la Pza. de Castilla (Plaza Castilla, sin el de, aquí en Madrid) todos los días para sacarse las consabidas fotos.
Un saludo.
Bonita Babel... creo que si que es la medida en metros de nuestra estupidez, en este caso tendría que ser mucho más alta.
ResponderEliminarrascacielos? aqui no hay ni uno. ademas me dan miedo las alturas, asi que ni me subo, ni los miro.
ResponderEliminarlos dejo para aquellos que quieren ver a otras personas mas pequeñas abajo suya.
besos pedro.
Será que el hombre cada vez se tiene que demostrar así mismo lo alto que puede llegar...aunque sea al mas alto nivel de estupidez.
ResponderEliminarBesos
Yolanda SOL
Magnífica foto.
ResponderEliminarAtalayas para dominar los dominios.
La torre de Babel confundió a los humanos; yo entro en un rascacielos y estoy confuso hasta que salgo.
No sé. Pienso que siempre hubo una arquitectura que quiso dar la nota. Entiéndase llamar la atención, deslumbrar, dar el espéctaculo. A los alcaldes les encantan estos edificios... Un saludo
ResponderEliminarCORNELIUS: esperemos no hundirnos con ellos... Saludos.
ResponderEliminarESTHER: quizá tengamos demasiada urgencia por separarnos del cielo. Besos.
MERCHE: ay, que el acero debe ser indigesto... Besos.
ANTÒNIA: tienes razón: ese edifico será muy moderno, pero es horrible.
JAN: Bienvenido a la Acequia, en la que espero encontrarte en próximas ocasiones. Quizá debemos replantearnos nuestro concepto de ciudad.
SILVIA: lo eres, pero en el buen sentido. Luego lo publico.
FERNANDO: son preferibles, en efecto.
ISABEL H.: si el progreso, como dices, implica eso, nos hemos equivocado de progreso. De los tiralíneas y de los arquitectos renombrados... Besos.
PIER: como estética. ¿Vivirías en uno de ellos? Abrazos.
CAPAZORROS: no desde yo las hice: allí sólo había vendedoras de romero...
MAFALDIA: en eso tienes toda la razón. Toda.
METIS: qué suerte, poder mirar un horizonte sin ellos. Besos.
YOLANDA SOL: no paramos de demostrárnoslo. Gracias por seguir viniendo.
JAVIER: confuso y mareado. En efecto.
NOME DIGAS: a los alcaldes les va gustando todo lo que dé la nota. Saludos.
Hola!!!!!!Estaba deseando pasar a visitar tu Acequia, despues de leer a Rafa, siempre tienes deseos de visitar los blogs amigos, hoy solo quisiera hacer una pregunta, ¿durarán los rascacielos ,lo que llevan durando las catedrales del medievo y siglos posteriores?.Un saludo
ResponderEliminarGLORIA: bienvenida a La Acequia, en la que espero encontrarte en próximas ocasiones. No, no creo que duren. Por suerte.
ResponderEliminarNi que lo digas... Besotes, M.
ResponderEliminarYo con los rascacielos (como con casi todo) tengo opiniones encontradas. Me encanta verlos en foto o en pantalla, me gustan sus formas, ese deseo de llegar a rozar el cielo (es que el nombre es precioso, rascar el cielo), pero no los soporto en directo. Sus formas apabullantes parecen querer decirte lo minúsculo que eres ante ellos, ante la ciudad que te acoge.
ResponderEliminarUn abrazo
Rafa
MERCHE: besos.
ResponderEliminarRAFA: hay que reconocer que alguno de ellos son hermosos y atractivos. Pero... Un abrazo.
A mí cada vez me dan más miedo.
ResponderEliminarHay algo de amenaza en su fragilidad soberbia.
Besos.
BRUJAROJA: no sabes cómo te comprendo.
ResponderEliminarEs curioso
ResponderEliminarOtros se afanaron por permanecer eternos bajo tierra a la misma distancia que el más alto de los rascacielos, sólo que en sentido opuesto.
Siempre tendemos a pensar que más alto quiere decir más valor, más status… más de todo. De hecho antes (no sé ahora) los pisos más altos costaban más que los más inferiores, por poner este ejemplo que se me ocurre ahora. Pero esto creo que es un error que nos lleva a mirar hacia arriba sin pararnos siquiera a ver lo que tenemos a la altura de nuestros ojos, o a nuestro lado o bajar la vista al suelo. Hay que tener una visión amplia de la vida y no mirar siempre hacia determinados lugares.
ResponderEliminarBicos,
BIPOLAR: somos seres de extremos.
ResponderEliminarALDABRA: lo que señalas con acierto es que debemos vivir a escala humana. Con los pies en el suelo. Besos.
Siempre que veo uno de estos edificios me hago la misma cuenta: 100 plantas por 4 pisos por planta son cuatrocientos por cuatro personas de media por piso son 1. 200 personas. Es decir, un pueblo grande con alcalde, alguacil, cura y tontoel pueblo incluidos. Bien visto, menos tuberías, desagües y calles asfaltadas, sí que hay que hacer, pero me parece a mí que la calidad de vida debe sufrir merma. pancho
ResponderEliminarEn efecto, PANCHO, en algunos de estos edificios caben pueblos grandes. Pero aquí hay más tontos.
ResponderEliminarNunca me han gustado los rascacielos, es más me dan pavor.
ResponderEliminarNunca he sentido nada especial por eso que persigue casi todo el mundo cuando va a París,por ejemplo, de tener que subirse a la Torre Eiffel y lo más alto, mejor.
No me gustan.
Sí me gusta subir a una montaña y divisar el horizonte desde allí. Pero las alturas artificiales me dan vértigo y esos ascensores que entran 50 personas, más.
Ya he vuelto, bueno en realidad nunca me he ido, tengo la acequia siempre conmigo, pero estoy de liada...Un café cuando quieras, eh?
Abrazos, Pedro.
PILAR: quizá has estado en uno de esos ascensores. Me gusta que ya hayas salido. Abrazos.
ResponderEliminarNo hace mucho vi un reportaje sobre la Torre Sears de Chicago: impresionante la organización de ese edificio, similar a una ciudad en sí misma. Me gustó, la verdad.
ResponderEliminarMi padre trabajaba en uno de los edificios más altos de Barcelona, la torre Atlántico en la calle Balmes, ahora es SabadellAtlántico. Recuerdo haber ido con él y subir al último piso: era espectacular.
Eso sí, yo prefiero verlos de lejos, y más después de lo que ocurrió en NY. Y para vivir, si fuera posible una casa sin vecinos ni abajo ni arriba.
Besos
EUPHORBIA: confirmas la opinión mayoritaria: muy bonitos, pero no para vivirlos. Besos.
ResponderEliminarPedro vuelve!! ya se echan de menos tus entradas, espero que este descanso no sea por alguna accidental causa.
ResponderEliminarCuidate.
"Craso error" por mi parte XD acabo de encontrar la entrada Quijotera.
ResponderEliminarYa veo que no aparece en el menú principal.
ALATRISTE: ¡Vaya! Veo que llevas un atraso de varios días, porque he seguido actualizando... espero, ¿a que va a resultar que no? Un abrazo.
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