Merche se preguntaba, en un comentario a la
última entrada sobre el Quijote, si hay
castores hoy en España. Su pregunta surgía de la alusión, en el capítulo de esta semana, a la creencia popular según la cual los castores se cortaban los testículos con los dientes al ser perseguidos por los cazadores. La razón es que estos órganos eran muy apreciados porque de ellos se extraía el
castóreo, una sustancia con propiedades antiespasmódicas,
presente también en perfumes y otros usos. Con la mutilación, los castores (los castores machos, se entiende) sabían que el cazador perdería interés y los dejaría marchar. Vivos pero castrados. Esta leyenda, que no tiene ningún fundamento, quizá fuera fabricada y difundida por unos pre-ecologistas, para que se dejara de cazar a estos animales hasta la extinción, como sucedió en gran parte de Europa. Si fue así, no tuvieron éxito.
La pregunta de Merche es interesante. ¿Existen hoy castores en España? Según la
Wikipedia, no. Y esto nos hace repensar muchas de las cosas que leemos en el
Quijote: no demos por hecho que el paisaje era el mismo que el actual sólo porque podamos reconocer la toponimia, puesto que ha sufrido muchas trasformaciones con el fin de la
Pequeña Edad de Hielo, la
deforestación brutal de la Península Ibérica, la
concentración parcelaria, el urbanismo y otras acciones de los habitantes de España, tan enemigos siempre de los árboles y de todo lo que no tenga una buena capa de cemento.
Concha, comentarista asidua de
La Acequia, me envió un correo informándome de que
Google se apuntaba, con su logo del pasado día 29 de septiembre, a nuestra lectura, conmemorando
una de las posibles fechas del nacimiento de Cervantes. Posible y no segura, calculada a partir de una partida de bautismo y la suposición de que debió nacer el día de San Miguel. Quién sabe.
Después, también me avisaron
Blogófago y
Amelche.
Manuel dio
cuenta en su blog del asunto.
Alatristre lo recogió también en
La comunidad del castillo. Esto crece de forma incuestionable si el famoso buscador se nos suma... Además, Concha me anuncia que Sancho no sale en la imagen porque estaba bajándose de Internet el nuevo convenio colectivo de escuderos. Tiempos modernos, sin duda. Está bien
este homenaje a Cervantes.
Pancho, comentarista habitual de La Acequia, como sabéis, con el que he bromeado sobre los académicos que portan quijotes en un chiste privado, me envía el precio de un Quijote, tasado y descrito. Si alguno quiere invertir lo ganado en la época de burbuja inmobiliaria, es una buena oportunidad. Que no os mareen los ceros. Lo malo es que no sé yo si los que puedan comprarlo se lo han leído. Aunque fuera en edición de bolsillo...
Noticias de nuestro Quijote.
Raúl Urbina, colega y amigo, recomienda a sus alumnos el acceso a nuestra locura quijotesca a través de su espacio. Son varios los colegas que lo hacen, dentro y fuera de España: me gusta saber que algunos profesores de español norteamericanos usan nuestras aportaciones para ampliar sus clases sobre Cervantes. Pero me ha emocionado, especialmente, la recomendación de Raúl, bloguero de pro, como sabéis. Gracias y aportemos entre todos lo que podamos.
Antònia toma el comentario del capítulo XX y su inicial apariencia de cuento de miedo, para recordar cómo nos atraían las películas de este género. Construye en su texto todo un apasionante retrato de cómo se iba al cine hasta hace unos años, que los más jóvenes ni comprenderán: los fotogramas de las películas, expuestos junto a los carteles a la entrada de la sala, que nos ayudaban a imaginar su argumento; los cines de sesión continua; la pantalla como una forma de soñar otra vida que no existía en aquella España. Cuántos recuerdos. Termina con un homenaje a Paul Newman. No os perdáis ¿Una de miedo?
Euphorbia comenta el capítulo XVIII en
El queso manchego, ummmmmmm. Y lo hace siguiendo la pista a los rebaños-ejército para recordarnos un sabor que todos tenemos grabado en la memoria desde la infancia: queso con dulce de membrillo. Tiene toda la información necesaria para que comprendamos su excelencia.
Aldabra ha dedicado su entrada
El que guarda siempre tiene a nuestra lectura colectiva. Nos muestra un tesoro quijotesco: sobres, marcapáginas, referencia al homenaje a Cervantes por
Google y la animación a unirse a nuestro empeño.
Manuel se ha decantado esta vez por comentar la figura del barbero y su oficio de médico y sacamuelas en la época:
El Quijote y los barberos. Aunque hoy no nos lo parezca, los barberos eran un avance en determinadas cuestiones de la salud pública.
Javier nos sorprende de nuevo con su comentario en imágenes del capítulo XXI. No os perdáis la narración que le lleva del yelmo (¿dónde lo habrá encontrado?) a la moda ducal pasando por una princesa prometida. Pura ironía cervantina.
Si me he olvidado de alguien, os agradecería que me lo digáis. También os recuerdo que, para facilitar estas noticias, enlacéis siempre vuestra aportación con La Acequia.
Vale.
¿Hay otros animalillos que hagas presas con palos y ramas en los rios? Porque en el Miño se siguen viendo estas peueñas presas y yo pensaba que eran de castores, pero si ya no hay castores ¿que bichillo las hace también...?
ResponderEliminarvamos aumentando, lo bueno es la propaganda y la forma de hacerlo. Saludos
ResponderEliminar"hasta Google se apunta a nuestra locura..." Lo decías en el Blog de Manuel...
ResponderEliminarBendita locura la vuestra en beneficio de los que nos tienes/ teneís "enganchados", una semana tras otra esperando cada capítulo...
Y dichoso el día en que me descubrieron tu "Acequia", a Rafa se lo debo...
Un beso , Pedro.
ya había leído en alguna ocasión que los castores ya no existían en España. TAmbién se decía que hace años una ardilla podía atravesar la península Ibérica de árbol en árbol.
ResponderEliminarun abrazo.
¡qué enriquecedora está resultando esta experiencia colectiva! bravo.
ResponderEliminarGracias Pedro por la información, pero me ha llamado la atención lo que dice TEREIXA, curioso que haya presas en el Miño, los únicos animalitos que yo sepa que las hacen son los castores pero igual ¿hay otros? Si alguien lo sabe, le agradecería la información. Ahora voy a leer los comentaristas del Quijote que me faltan (por cierto he visto las fotos de J.Riobó y me ha llamado la atención el yelmo con sus ribetes ¿de oro?). Besotes, M.
ResponderEliminarCaramba con el precio del librito de Pancho. Yo te lo regalaría y propongo una suscripción popular entre todos tus lectores, aún así creo que a unos 20 euros por cabeza no llegamos a los 45000 necesarios. Va a ser que no, pero como dicen que la intención es lo que cuenta... pues de nada Pedro, de nada.
ResponderEliminarNo sabia lo de los castores, les preguntaré a mis amigos zoólogos a ver que me cuentan.
Yo estoy por leer el XX, a ver si me puedo poner hoy...
Besos
http://iberianature.com/natura_iberica/tag/castores-espana/
ResponderEliminarEsta es la dirección donde se habla de que se han introducido castores en La Rioja y en el Ebro, y su erradicación. Así que ¿por qué no podrían serlo los del Miño? Entre otras noticias más sobre fauna, etc. Incluye una noticia del diario El Pais en la que habla de que los castores vulven a criar en España tres siglos después.
Un abrazo
Sobre los castores, que varios habéis comentado y, como indica HAIDEÉ: los castores se extinguieron en España por la época en la que Cervantes escribió el texto. Según parece, la última referencia escrita constatada por un científico en España data de finales del XVI, pero no se descarta que en los sitios menos accesibles permanecieran unas décadas más.
ResponderEliminarLos castores que hay ahora se introdujeron hace unos años. Se descarta que llegaran de forma natural, por lo que su introducción se considera ilegal. Hubo una polémica hace unos años, porque, al ser detectados en el Ebro, se llevó a cabo un plan para su extinción. La polémica venía dada porque no se debía considerar una especie extraña, al haber existido antes en esos lugares. Esa era la postura de los ecologistas. Las autoridades apostaron por su erradicación. No sé si se consiguió finalmente. Lo que sí sucedió es que aquellos ejemplares se habían adaptado perfectamente al entorno.
TAREIXA: espero haberte contestado. Sin embargo, convendría saber qué sucede exactamente por allí.
MANUEL: ¡sigamos!
SELMA: y te agradezco que te hayas incorporado a esta locura.
FERNANDO: en efecto. Y cómo hemos destruido nuestra naturaleza.
BIPOLAR: pues sigamos.
MERCHE: Sigamos indagando en la cuestión. Besos.
EUPHORBIA: gracias por la intención, que es lo que cuenta. Amo los libros, pero no a hasta ese punto... Besos.
HAIDEÉ: gracias por la información. A ver si sabemos qué ha pasado con los castores introducidos. Un abrazo.
Gracias a todos por vuestros comentarios.
Hola Pedro
ResponderEliminarEn el blog de La Arañita Campeña, la abejita de la vega tiene una entrada sobre sobre los barberos cirujanos en Burgos a principios del siglo XX. No sé si esta aportación te interesará, pero me gustaría que te pasases por allí.
Un abrazo.
acá a los castores los introdujeron y son una hoy una plaga ...sí aunque usted no lo crea!!!
ResponderEliminarPero este otro tipò de castores me parece muy acertado y fecundo!!!
es una obra que enorgullece a quienes hablamos el castellano aún con todas sus variaciones:-)
un besito pa'usted:-)
Yo no sé cuando podré ponerme al día, espero que tengáis un poco de paciencia conmigo (aún más), lo intentaré.
ResponderEliminarLo de los castores, me parece raro, instinto de supervivencia castrarse? paradójico, la naturaleza está "irradiando" extrañas formas de conservación, realmente vamos al kaos total...
Besos caóticos, niño
Pd: por favor ... que no cunda el ejemplo :P
Muy agradecido por la mención, a todas luces inmerecida. Que vaya el mérito para ti y tus colaboradores blogueros, que sois los que tenéis que sufrir el síndrome ése del folio (pantalla, plantilla) vacío y preparar una entrada como ésta, ¡Vaya tela!
ResponderEliminarQué lección de colaboración, compañerismo y aprovechamiento de recursos dais Raúl y tú, ¡Ojalá la viéramos más a menudo¡ Si lo lee tanta gente habrá que tener cuidado con lo que se escribe. pancho
ELE: he ido a verlo. Daré cuenta en las próximas Noticias. Gracias por el aviso. Un abrazo.
ResponderEliminarLICHAZUL: me quedo con el beso y con los castores literarios... Un beso.
DIANNA: ay, si todo aquel que se sintiera perseguido tomara ese ejemplo... jo. Tranquila: tienes licencia durante un tiempo para descansar. Luego tendrás que alcanzarnos.
PANCHO: lo mejor de esta locura es que es espontánea y colectiva. Recuerda que yo ya he salido con una pinza en la nariz y una palangana en la cabeza. Saludos.
hombre, yo me apunto a la suscripción popular que propone euphorbia, faltaría más... bien que te lo mereces... si llegamos al precio final contar conmigo... :-)))
ResponderEliminarPor cierto, esta tarde he ido a ver Mamma Mía y tengo que decirte que me reí muchísimo, canté, me salieron unas lagrimitas y salí del cine bailando... es un derroche de energía y optimismo. Estoy encantadísima de haber ido a verla. Por supuesto, he tenido en cuenta que a ti te había gustado.
biquiños,
p.d.: mañana leeré tu entrada última que es muy larga para estas horas de la noche.
ALDABRA: Besos. Es bueno divertirse.
ResponderEliminarNo creo que los que puedan comprarlo lo hayan leído. Si lo hubiesen hecho no habrían tenido tiempo de hacer dinero.
ResponderEliminarNo "es pot plorar i buscar la roba", ya sabes o lo que es lo mismo no se puede estar en misa y repicando.
Un abrazo.
ANTÒNIA: cuánta razón tienes. Un abrazo.
ResponderEliminarPedro, mira lo que encontré. Me despertó curiosidad saber qué pasaba en el cono sur con los castores:
ResponderEliminar"Más de cincuenta años atrás 25 parejas de castores canadienses fueron llevadas hasta la isla de Tierra del Fuego para impulsar la industria peletera. Pero estos roedores semiacuáticos y de pelo marrón aprovecharon que no tenían un rival en la cadena alimenticia local, construyeron diques con ramas, inundaron zonas bajas y pudrieron gran parte de los bosques de la zona. Hoy son cerca de 55.000 ejemplares que amenazan con mudarse al continente"
Ya saben entonces los nostálgicos de los castores adonde tienen que venir.
Un abrazo
MARCELO: en efecto, dado que no cuidamos la naturaleza, destruyéndola, tenemos que pensar muy bien cuando intervenimos de esta manera porque podemos contribuir aun más a su destrucción. Los seres humanos no tenemos remedio.
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