El margen se convierte en caja de cartón, que alberga nuestro cuerpo en las noches del invierno o guarda la esperanza de comer una sopa caliente. Hay mil razones que nos han empujado hacia donde sólo unos pocos quieren estar, mil enfermedades, mil adicciones. El azar o la quiebra del ánimo. Qué más da cuando ya hemos llegado. Quizá la caja de cartón se convierta, entonces, en una cuna en la que queremos renacer; un hogar que decorar con nuestras utopías o rencores. O, simplemente, la mortaja anticipada de nuestro cuerpo. Los demás, no suelen verla, porque ya somos invisibles.
tanta verdad hay en esa caja en la acera de cada vida...que pocos se atreven a tomarla en serio para cambiar esa realidad y hacer de esta sociedad civilizada y exitosa un poco más humana y más solidaria.
ResponderEliminarun beso pa'usted profe
gracias por dejar su gusto de manifiesto:-)
a veces apetece romper con todo eh?
ResponderEliminarvenga y a empezar de cero...
Hecho real. Metro de Madrid, hace muchos años. Uno de estos que dices me pide un cigarro y fuego. Tenia 50 años aprox., mal vestido, barba descuidada.
ResponderEliminarLe pregunté que que sentia estando allí. Me contesta: libertad, me he quitado encima el lastre de bienes, hipotecas, deudas...
De vez en cuando recuerdo aquellas palabras.
Un abrazo.
También hay gente que lo hace por comodidad, que tiene familia e hijos y les deja abandonados en la cuneta por la presión sobre sus carnes. Pero la responsabilidad tiene boca y hambre y no ha pedido nacer...
ResponderEliminarBueno perdón por el ramalazo, pero esto también existe.
Esa caja de cartón pequeña se convierte en todo un tesoro para algunas personas como los vagabundos. La caja de cartón más grande en vivienda para otros.
ResponderEliminarMis cajas de cartón sirven para guardar los zapatos de verano y sacar los de invierno.
Un beso.
¡Por cierto! me voy al anterior post que ayer, digo yo que sería por ser Lunes, me le perdí.
ResponderEliminarEs verdad. Cuando queremos escaparles, ellos son invisibles.
ResponderEliminarUn abrazo
Y muchos llegan, no sólo por adicciones, sino por hambre (en México hay muchos niños viviendo en esas condiciones).
ResponderEliminarTu entrada me recordó una canción de Alí Primero (Casas de cartón)...sólo un fragmento:
Niños color de mi tierra
con sus mismas cicatrices,
millonarios de lombrices.
Por eso qué triste viven los niños
en las casas de cartón.
Curiosa foto... ¡Qué podemos decir más sobre los marginados de la sociedad! Por lo menos como le dijo a CORNELIVS el sincasa, se ha librado de las cargas que lo tenían maniatado, tiró todo por la borda prefiriendo la libertad de la calle (por lo menos no mató a su mujer, supongo...). Triste pero es así; siempre ha existido y existirá. Besotes, M.
ResponderEliminarP.D. En los años 60 la única ciudad del mundo que no tenía pobreza de ninguna clase era Ottawa, la capital de Canada.
Esta entrada solo me produce miedo; miedo por que algun dia Yo tenga d que depender de esa caja.
ResponderEliminarSaludos.
Si, estes son los "invisibles" ...
ResponderEliminarMe ha encantado tu texto.
Sill
esa caja de carton es un margen en ambos sentidos pues la gente del otro lado apenas se atreve a pisar no sea que se queden allí dentro también.
ResponderEliminarCuando ven una caja de cartón dan unos pasos alejándose de ella en vez de intentar ayudar a salir al que está en la caja de cartón de ese pequeño margen tan incómodo.
besos
Toda la información de la foto parece concentrarse en una esquina de la imagen, en un margen exiguo. El resto es duro adoquín, con una franja añadida, de estrucutra diferente,tal vez falsa: ese es nuestro margen, el que nos separa.
ResponderEliminarHay algunos que en "su" caja meten a todos los que le rodean, sin pensar que son monoplazas.
ResponderEliminarY por qué dices,"ya somos invisibles"??
Creo que me he perdido, yo no te veo dentro de ninguna caja y encima te veo.
Voy por más café, veo fantasmas hoy, será el nublado y no me entero de nada.
Besos, niño y feliz día
Bipolar, más vale solos que mal acompañados, algunos... se quedan y es peor... :(
ResponderEliminarque gran verdad... a veces se nos olvida que son personas con todo su orgullo y dignidad.
ResponderEliminarsaludos
El hecho de pedir es siempre humillante, se necesita dedicarle muchas horas para sacar algo de dinero y si a cualquiera que esta pidiendo le ofreces un trabajo remunerado de aunque sea unas horas tod@s te van a decir que si, ni siquiera te van a discutir el sueldo. Quien pide es porque no se siente capacitado para trabajar o para encontrar trabajo por alguna razón; pero esas cajas de cartón también reconfortan y dan calor por las noches a quien duerme en la intemperie y como dice Cornelius a veces y en el mejor de los casos también pueden ser una liberación. Pero el hecho de ir ligero de equipaje, solo preocuparnos por el dia a dia y dormir a la intemperie solo puede ser muy "romantico" para quien tiene un techo al que regresar y lo tiene por libre elección, cuando es una imposición del destino de la que no consiges escapar...entonces solo nos queda decorarlo, como dice Pedro, con nuestras utopías en el mejor de los casos. Saludos.
ResponderEliminarQuizá por todo eso hay veces que me gustaría vivir subida en un árbol, como el protagonista de "El varón rampante", de Italo Calvino, una fábula preciosa y también terrible (lo recomiendo a quien no lo haya leido).
ResponderEliminarLos invisibles... Hay quienes prefieren pensar que son fantasmas para justificar que no los ven, pero yo nunca dejo de verlos.
Un besote.
LICHAZUL: cuántos son los que pasan de largo, es verdad. Unb eso.
ResponderEliminarMAFALDIA: pero qué difícil...
CORNELIVS: es verdad y respetable. Por eso siempre estamos a quince minutos de ser nosotros los que pidan cigarro y fuego. Un abrazo.
BIPOLAR: existe, en efecto. No jusgo las razones porque no las conozco en cada caso.
MARÍA: al menos, saber que una caja de cartón salva del frío, porque hay muchos que hasta eso ignoran.
MARCELO: ni los vemos.
INCOMBUSTIBLE: no conocía la cancióon, gracias. Hay millones así, incluso en los países desarrollados.
MERCHE: parece que es parte obligada de nuetro progreso. Besos.
R.A.RIVEIRO: cualquiera de nosotros podemos estar ahí mañana.
SILL: Gracias. Bienvenida a La Acequia, en la que espero encontrarte en próximas ocasiones.
ESTHER: qué frágil es ese margen, ¿verdad?
XUANRATA: la dureza del adoquín frente a la fragilidad del cartón y del que pide.
DIANNA: espero que el café te sentara bien. Besos.
PACO: están ahí y debemos respetarlos.
TXONI3: no siempre es así. A veces, hay voluntad. A veces, la decadencia física y psicológica es tan grande, que se necesita mucho tiempo, fuerzas y ganas, para salir. Como bien dices, es todo muy complejo y los que volvemos a un techo caliente por la noche no podemos comprenderlo bien.
ISABEL H.: aunque les juzguen fantasmas, están ahí. No hay que dejar de verlos. Un beso.
Gracias a todos por vuestros comentarios.
Hola:
ResponderEliminarSimplemente quería saludarte.
Un saludo:
cleo
Siempre había pensado que el que se ve viviendo bajo el cielo, era por su propia decisión... pero la realidad es otra, abandonaron su "status" por verse casi obligado a ello... como tu dices vieven en la mortaja. saludos
ResponderEliminarhola pedro! hermoso como siempre?
ResponderEliminarmira aqui los cartones parecen de oro ...por lo menos para aquellos que los recogen les pagan muy bien ...son gente sin trabajo ..pero al parecer cartonear les da bastante dinero....
una anecdota cortita:
venia a trabajar apurada y pasaba por la iglesia de siempre...y a las 6:40 de la mañana no hay mucha gente en la calle...y en la vereda vi una montaña de cartones y no imagine nada solo cartones...
de repente una mano salio de alli abajo...y se levcanto un bagabundo y me miro con una cara ..(claro lo desperto el ruido de mis tacos)
pero la cosa es que me miro muy mal...como si yo le hubiera prendido la luz....y me dio una gracia tal....
bueno es un poco de humor
besines ..que esteis bien!
Hay un escritor que a mí me gusta mucho, Enrique de Hériz, su priemra novela se titula El día menos pensado y narra la historia de un arquitecto que una vez conocío el éxito, pero que vive en uno de esos márgenes que ten bien nos describes, este lleva consigo un saco en el que conserva unos pocos papeles rescatados de su vida anterior. Cada día saca uno de esos papeles y va reconstruyendo su historia.
ResponderEliminarHistoria que todos tienen y tenemos, aunque a veces nos parezcan en nuestro devenir cotidiano tan solo parte del mobiliario municipal.
Un abrazo
Rafa
y a veces he llegado a preguntarme... qué más da como enfoquemos y resolvamos nuestra vida si al final...
ResponderEliminarBesicos
Encarna
Esta misma caja de cartón, más pequeña, que de dia les sirve de enlace entre nuestro mundo y el suyo... Pero que al anochecer en una de más grande los aísla irremediablemente...
ResponderEliminarUnbeso Pedro sin trampas ni cartón...
Mirar esa caja de cartón produce el mísmo efecto que el de ver la botella medio llena o medio vacia. Hay gente que le ve un punto interesante o incluso romántico el poder hacer lo que quieres, sin horarios, sin hipotecas, sin responsabilidades, sin estar enganchado a ésta sociedad de consumo... Otros les deprime y horroriza imaginarse viviendo en esas condiciones, sin comodidades y sin posesiones. Que cada cual haga lo que quiera y lo que pueda. Besos Isabel.
ResponderEliminarCLEOPPATRA: gracias por la visita y el saludo.
ResponderEliminarMANUEL: pocos son los que viven de forma voluntaria así. La mayoría de ellos ha llegado allí cayendo de escalón en escalón. Saludos.
SAUVIGNONA: en las épocas de hambre, hasta recoger cartones puede salvar una vida. Ten cuidado a esas horas por la calle. Besos.
RAFA: y son historias que pueden atraparnos. Un abrazo.
ENCARNA: al final, en efecto...
SELMA: el cartón, a veces, parece cárcel. Un beso.
ISABEL: lo malo es cuando lo que se quiere no coincide con lo que se puede. Al revés no es tan malo. Besos.
no hay caja de cartón que alcance a tapar la desdicha humana.
ResponderEliminarbicos,
ALDABRA: en efecto. Besos.
ResponderEliminarEl espacio nos hace sus esclavos, cuanto más queremos marginar a los otros más nos marginamos a nosotros mismos...
ResponderEliminarDá lástima, si. Yo llevo unos días viendo a un chico joven durmiendo por donde aparco el coche cuando llego al trabajo. Dá lástima porque se vé muy joven, creo no llegará a los 35 años, seguro. Esta mañana, con todo lo que llovía, estaba tapado con un plástico y el colchón estaba empapado, ya ves, a pique de asfixiarse.
ResponderEliminarSobre las 9, las chicas de la cafetería le dan una cafelito calentito en un vaso de plástico y siempre hay alguien de los que estamos desayunando que le pagamos las tostadas.
Quizá esté en esa situación por una mala jugada de la vida, no sé, es duro.
HAIDEÉ: el espacio tiene unas dinámicas extrañas, que no podemos controlar.
ResponderEliminarDESPLAZADOS: es duro. A veces es voluntario, a veces es sólo porque nadie les ha dado el pequeño impulso necesario para salir de su situación.
A veces necesitaríamos esa caja para guardar todas las ataduras y salir a la calle.
ResponderEliminarLos márgenes de esa caja lindan muchas veces con los de otras más pequeñas, llenas de ansiolíticos, con el contorno de una botella de alcohol, con el botón de una máquina tragaperras... donde los márgenes sociales y personales se tocan.
ResponderEliminarEn esa caja nos asomamos al fracaso de esta sociedad, competitiva y diabólica, que nos lleva a vivir tan rápido, que acabamos perdiendo los papeles.
Invisible es todo aquello que no queremos ver.
ResponderEliminarBesos
Me ha dicho Javier en mi blog que me vendría muy bien esa cajita de cartón...
ResponderEliminarHabía un amigo, un amigo especial
que me llamaba "cajita" porque me decía que era para llenarme de besos...Ay qué tonta que me acabo de poner...ay que recuerdos...
Pues nada la llenaré de besos.
El primero para tí.
El café en cuanto esté buena...
Todos estamos expuestos a quedarnos en el margen, ya sea en una caja de cartón, en una torre de marfil o en una residencia de ancianos.
ResponderEliminarNo hace mucho en TV3 emitieron un reportaje de gente que vivía en la calle. Gente normal que se habían quedado sin nada. No eran drogodependientes, ni quinquis, empleados que se habían quedado en el par y...Ponía la piel de gallina.
Un abrazo.
JAVIER: y quemarla.
ResponderEliminarJMSG: esa es la frontera entre lo individual y lo colectivo, tan al filo de la navaja e implacable.
CARMEN: aunque nos demos de bruces con ello.
PILAR: espera, primero la forro con fieltro. Besos y ponte bien pronto.
ANTÒNIA: en efecto, a veces sólo bastan 15 minutos de mala suerte o de bajar la guardia. Pone la piel de gallina. Un abrazo.
El invierno pasado, en una calle céntrica de Barcelona, vi una caja grande en un portal, como una construcción con sus paredes y techos y supuse que dentro debía estar su habitante, durmiendo a resguardo del fresco de la noche y de las miradas indiscretas, pensé que yo también me escondería así de que me vieran en mi miseria en el momento más vulnerable de uno, cuando duerme.
ResponderEliminarUn beso
EUPHORBIA: estas casas señalan la fragiilidad de todos nosotros. Un beso.
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