Uno de los últimos comentaristas en incorporarse a nuestra lectura del Quijote, Cornelivs, autor del blog Diario de Cornelivs, me ha hecho un regalo entrañable, de esos que se agradecen con la emoción de quien sabe que alguien le cedido una parte íntima de sus recuerdos.
Tras su primer comentario, me remitió, por correo electrónico, la historia de su temprana relación con la obra de Cervantes. Desde marzo de 1977 hasta abril de 1979 (de los doce a los catorce años de edad), hizo copia mecanografiada del texto de la novela, que conserva. Además de practicar mecanografía, Cornelivs leyó la obra y forjó un voluntarioso plan en el que supongo que tendría momentos de desfallecimiento: terminar su propia edición del Quijote, una edición de un único ejemplar.
Cuenta Borges, en un conocido relato, que un escritor quería superar el Quijote reescribiéndo la novela, con la idea de superarla. Finalmente, tras mucho meditar, escribió una a una las mismas palabras de Cervantes: era las mismas, pero la obra era ya suya y no del autor que murió en el siglo XVII. Hay mucho de juego metaliterario en este cuento de Borges, y de homenaje.
No era esta la intención del niño que fue Cornelivs, pero su ejemplar de la obra es distinto a cualquier otro y le pertenece tanto o más que a Cervantes. No conozco a Cornelivs, que sólo se ha dirigido a mí con su pseudónimo: habrá hecho muchas otras cosas en su vida personal y en su vida profesional, con éxitos y fracasos, como todos. Pero estos folios que salieron de su máquina de escribir durante dos años de trabajo son uno de sus éxitos, mientras entraba en la adolescencia y soñaba con ser otras muchas cosas.
Enhorabuena por tu constancia, por tu amor a la obra de Cervantes y por saber que esas hojas debían ser conservadas.
En su amable correo adjuntaba algunos ejemplos escaneados de su trabajo, que publico aquí como testimonio de un proyecto de un muchacho de los años setenta.
Noticias de nuestro Quijote
Antònia vuelve a comentar el capítulo XIV en Una de cal y otra de arena. En este caso se centra en dos motivos presentes en el capítulo: por una parte, la práctica -en la literatura y en la vida- del perverso chantaje emocional que esclaviza más que una cadena de hierro; por otra, sobre epitafios. Hace pensar esta entrada.
Juan Luis, en Mal de amores también comenta el capítulo XIV y lo hace de una manera oportuna y divertida, defendiendo el amor como bicho silvestre...
Javier G. Riobò sale exitoso, como siempre, de su difícil reto de comentar en imágenes cada capítulo del Quijote a través de los escaparates urbanos y sus reflejos. Su entrada sobre el capítulo XV es muy divertida. No os perdáis las hacas galicianas.
Manuel Tuccitano comenta dos claves del capítulo XV en su entrada El Quijote y las desventuras de Rocinante: en primer lugar, su funcionalidad dentro de la obra para volver sobre la aventura de los protagonistas tras el paréntesis de Grisóstomo y Marcela; en segundo, la presencia de yangüeses, los arrieros que propinan la paliza a todos menos al asno de Sancho. Y muy divertido el dibujo de Rocinante apaleado, de Inés.
Si me he olvidado de alguien, hacédmelo saber para corregir mi omisión.
Algunas veces el lenguaje es un instrumento insuficiente para expresar lo que uno siente.
ResponderEliminarEn tu amable post de hoy, que he leido ahora mismo con infinita ternura, y que me ha emocionado enormemente, he recordado aquellas tardes en las cuales cuando yo era un muchachito de 12, 13 años, mecanografié el Quijote.
¿Que te digo? ¡Podria decirte tantas cosas! Pero solo te dire una palabra, de agradecimiento, y quiero transmitirte con ella toda la fuerza que esta palabra:
G R A C I A S.
Un muy cordial saludo.
Impresionante. Por lo menos su ilusión de niño ha encontrado un lugar en el que manifestarse.
ResponderEliminarUna vista rápida al primer dibujo, parece mostrarnos un bloguero ávido.... ¿Acabaremos igual?
Mi aplauso a esa idea del ejemplar único e irrepetible.
A mí me obligaron a leerlo con la Logse (cada cuatro capítulos un examen) y desde entonces le tengo tirria. Incluso al asno de Sancho.
ResponderEliminarMeu querido Pedro, eis algo comovente que enobrece a ambos, isto é, a ti e a Cornelius.
ResponderEliminarE que nos deixa no coração a certeza de que ainda existem seres humanos à face da Terra!
Bem hajam, tu e ele!
genial. Se debería enseñar así "El Quijote" en las clases. un abrazo.
ResponderEliminarEl Quijote mecanografiado de Cornelivs me encanta. Una obra que forja el caracter, sin duda. Una auténtica joya.
ResponderEliminarUn saludo
No sabía la anécdota de Borges. Lo de Cornelivs es una historia muy original y el trabajo genial que lo conserve...a mi me ocurrió algo parecido...aprendía mecanografía copiando...de la Biblia... menos mal que no me propuse escribirla entera. Saludos
ResponderEliminarDesde luego que es una labor encomiable. Seguro que Cornelivs es una persona de tesón que conseguirá en la vida cualquier cosa que se proponga.
ResponderEliminarbicos,
Aldabra
He visto todas las entradas y son magníficas, como de costumbre :)
ResponderEliminarLa de Cornelius , pues para un niño es toda una hazaña y él, ahora ya, un hombre encantador.
Besos, Pedro :)
CORNELIVS: Gracias a ti, por confiarnos esta parte de tu vida.
ResponderEliminarBIPOLAR: ¿Acabaremos igual?, quizá si.
SUPERSALVAJUAN: pues quizá sea el momento de que te reconcilies. No con la Logse, sino con el Quijote. Anímate a seguirnos.
SAO: y como tú. Un abrazo.
FERNANDO: deberíamos cambiar tantas cosas... Yo lo intento. Un abrazo.
JUAN LUIS: que deberá guardar como tal. Un saludo.
MANUEL: ¡¡Copiar la Biblia!! Menos mal: hubieras agravado la deforestación.
ALDABRA: por lo menos, así lo ha demostrado.
DIANNA: sin duda. Besos.
Hermoso El Quijote de Cornelius. Sin ninguna duda.
ResponderEliminarMi admiración, yo sería incapaz de pasarme dos años escribiendo a máquina. Cuando aprendí a escribir a máquina en el verano de mis 14 años no pasé del poiuy quert asdfgh ñlkjhg y ese tipo de cosas que nos ponían en los libros de mecanografía para practicar. Me aburrí como una ostra, quizá tendría que haber copiado el Quijote y así, al menos, no me habría aburrido tanto.
ResponderEliminarOpino igual que FRAN. He leido casi todos los comentarios sobre D. Alonso en los diferentes blogs. Estupendos como siempre. Besotes, M.
ResponderEliminarEsto es un poco la eterna duda de ¿quién fue primero, el huevo o la gallina? Cornelius- Pedro? Pedro-Cornelius... en este caso pienso que ha sido un "Tandem" perfecto,
ResponderEliminarGracias a los dos por compartir esta inigualable historia "sobre el Quijote"
Yo una vez hice una entrada sobre el tema pero nunca vio la luz...
si la encuentro te la envio.
Besos
Paseaba por aquí... te dejos besos :)
ResponderEliminarQué gracia el Quijote de Cornelivs, me ha recordado mis años de estudio de mecanografía en máquinas Olympus del año de la catapún en las que te dejabas los dedos apretando teclas durísimas. Esta idea se parece a algunas que yo tenía de jovencita, en plan faraónico, pero yo lo hubiese empezado y dejado en el tercer capítulo, seguro.
ResponderEliminarLas aportaciones de esta semana, fantásticas... y yo de sequía... aunque creo que algunas de mis neuronas están manteniendo una reunión clandestina sobre este capítulo. Más vale tarde que nunca.
Un beso y un abrazo
FRANCISCO: En efecto. A mí me sorprendió su constancia.
ResponderEliminarAMELCHE: a mí me pasó lo mismo en un verano de la adolescencia. No pasé de la combinación de letras.
MERCHE: Es un placer teneros como colaboradores. Besos.
AMIG@MI@: Espero esa entrada. Bienvenido a La Acequia, en la que espero encontrarte en próximas ocasiones.
DIANNA: Besos recibidos. Te mando otros.
EUPHORBIA: yo tampoco tenía esa constancia. Planes, sí. Pero no constancia. Esperamos conclusiones de la reunión clandestina. Un beso.
Hola Pedro! me alegro que os hayáis encontrado tu y cornelivs,yo te puedo decir que es una gran persona lo conozco desde mis comienzos en este mundillo. La verdad es que tiene mucho mérito lo que hizo ,necesita mucha constancia y esfuerzo y el regalo que te hace a ti tambien es merecido por tu parte ya que eres un gran amante de esta obra como él.
ResponderEliminarbesos
ESTHER: entonces, viene magníficamente recomendado. Besos.
ResponderEliminarComo constancia, si y yo agregaria...
ResponderEliminarcomo el propio viaje heroico de un ninio llamado "Cornelivs". Un ninio que se valio de la fuerza del Quijote para superar las duras pruebas por las que tuvo que pasar y vencer, para ser quien hoy es.
FELICITACIONES CORNELIVS
FELICITACIONES CERVANTES
Recuerdo que en "Intemperie" cuando albardaban al burro el autor lo explicaba con todo detalle, pero Cervantes nos los ahorra, al menos por ahora.
ResponderEliminarEs raro que en Zaragoza no haya más recuerdos del Quijote, y también puede ser que yo no los conozca todavía. Hay una visita guiada, que hizo mi hermana con el instituto, sobre cómo sería la ciudad si hubiera entrado Don Quijote, el de Cervantes. El de Avellaneda entró por donde yo vivo, casualmente.
Por otra parte las justas a las que se dirigían eran importantes, así que debería de haber algún recuerdo, algún rastro de todo aquello. Creo que entre los gigantes o los cabezudos del Ayuntamiento está, al menos, el Quijote. Creo recordarlo de la cabalgata de Reyes, antes de todo esto.
También sé que sobre el Quijote han escrito Torrente Ballester, Azorín, Dos Passos... y han rodado películas, series, dibujos animados.... El libro y la historia dan mucho de sí, y para mí es importante ese aspecto, porque permite profundizar en temas también importantes.
En fin, seguimos.
Un abrazo
ANDANDOS. Pienso que tienes razón, José Luis, que debería recordarse más al Quijote allí. Porque iba a ir y porque no fue: a veces, los lugares ausentes de un libro son tan importantes como los que no lo son y, en este caso, la ausencia de Zaragoza explica buena parte de la diferencia entre una buena novela (la de Avellaneda) y una novela genial (la de Cervantes).
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