Los domingos están hechos de una materia gelatinosa que hoy se me antoja en disolución de un verde raro. No sabe uno por qué, pero siempre acaban escurriéndose de las manos dejándonos el vago recuerdo de un tacto extraño que me acompaña desde que me levanté por la mañana, cansado de una noche sin sentido. Hasta hace un par de horas, que había quedado con un amigo, no había hablado con nadie. Pero, de la soledad y el silencio espeso de la casa vinieron a sacarme tres cosas.
La primera, el CD que continúa la maravilla de Lágrimas negras: Dos lágrimas de Diego el Cigala, que venía con la prensa y que a uno le afirma en que hay una gran diferencia entre algunos músicos y aquellos otros, como El Cigala, que te hacen sentir la música, a pesar de que, en esta ocasión, se echa en falta a Bebo Valdés y algunos de la anterior banda, lo que, sin duda, afectará a los directos. No sorprende tanto como el anterior, pero llena días interiores como éste.
La segunda, el final de la relectura de un asombro: La marca de Creta, el volumen de narraciones breves de Óscar Esquivias publicado hace unas semanas. Algunos de estos textos ya los conocía porque se habían publicado con anterioridad en varias revistas literarias. El libro reúne dieciséis cuentos que tienen varios puntos en común.
El primero, es la localización, entre la ciudad de Burgos y unos pueblos cercanos, alguno de ellos también significativo en La Acequia. Siempre me ha llamado la atención cómo Esquivias crea ambientes a partir de lugares existentes y reconocibles, dotándolos de una fuerza anímica que complementa la temática de la narración y la caracterización de sus personajes.
El segundo, la cotidianidad. Todos ellos parten de circunstancias del día a día que el lector puede reconocer en su propia biografía, lo que contribuye a la sensación de proximidad de las narraciones.
El tercero, la brillante creación de unos personajes peculiares, a medio camino entre la normalidad y la patología emocional (la dificultad en las relaciones, los problemas para la comunicación de los sentimientos son algunas de sus claves), a los que les pasan las cosas como si se les impusieran -quizá es una forma se sentir la vida- y ellos sólo pudieran observarlas y sobrevivirlas.
El cuarto, y más importante, el relato de emociones desde la primera persona: Esquivias es uno de los mejores narradores actuales precisamente por eso, por la sabia condensación en el relato de la vivencia personal de las circunstancias diarias en una voz tan próxima que podría ser la nuestra.
Los argumentos de estos cuentos nos hablan de relatos de aprendizaje (emocional, sentimental, vital), de experiencias traumáticas o de la más exacta cotidianeidad, de vidas en inicio o retirada de su propia biografía, de amarguras y felicidades sin estridencias, de la aceptación de que la vida está ahí. Ha de apreciarse, además, la construcción narrativa, engarzada a partir de algunos de los mejores inicios o finales de historia que he podido leer en los últimos años. Finales como el del cuento Miedo que son, en sí mismos, no sólo la condensación de toda la historia narrada sino la apertura de otra que no se nos da porque debemos construirla nosotros como lectores:
Sé que todo está en mi cabeza, que toda esta angustia no es más que ansiedad que me brota en el pecho, como un manantial. Estoy empapado de sudor. Natalia duerme. Comienzo a tiritar. Tengo miedo.
Inicios que, por su extravagancia, invitan a la lectura, como en El origen de las especies:
El problema no eran las hormigas, el problema éramos nosotras
O el de Hijos de Dios, en el que, en dos frases, está toda la narración posterior:
Ayer cumplí diecinueve años. Hace tres que abandoné el pueblo.
El cuento que cierra el volumen, y que da título al libro, parte de una idea que pesa en balanza la vida, una costumbre romana según la cual debemos señalar los días felices con una piedra blanca (la marca de Creta) y construye una narración en la que se condensa todo lo que hemos dicho. No creo que haya mejor forma de llenar una tarde de domingo que leer este volumen de Esquivias.
La tercera de las cosas que me han salvado ha sido el visionado del corto de Víctor Alonso y David Tordable, Las raíces de la utopía. Tomé un café con Víctor el viernes por la noche, en el Café España. Como dije aquí, no pude ir a su estreno, pero quería hablar con él para comentar el proyecto y que me pasara una copia. Víctor es un hombre joven que sabe lo que quiere, que ama sus proyectos y que, sin duda, tendrá éxito, a pesar de que estas tierras no son fáciles para los que, como él, quieren hacerse un nombre en el cine.
Tenía ganas de comprobar la evolución que han tenido desde Ammit y no me han defraudado. No sólo es una evolución en calidad (el salto es considerable), sino todo lo que ya se compacta como una realidad constatable, en especial, la apuesta por un tipo de cine diferente al que se produce mayoritariamente en España.
El pensamiento de su película parte de una pregunta que evidencia ya su mirada sobre este mundo: ¿qué ocurre cuando el ser humano se convierte en un producto más? A partir de ahí construyen una historia de ciencia ficción que se ambienta en un futuro tremendamente reconocible como presente.
La dirección, el montaje y la producción del corto confirman que estos dos directores tienen ya madurez para proyectos ambiciosos. La música y los créditos iniciales (que pueden verse aquí) realzan el conjunto.
Me ha gustado la sobriedad con la que está contada la historia, cómo se detiene en hechos cotidianos: hubiera sido una tentación lógica -pero fácil- acumular circunstancias dado los escasos quince minutos de duración, pero Alonso y Tordable no caen en ella y eso revela talento. A veces, incluso, podría pensarse que se peca por defecto y el espectador debe reconstruir parte de la historia, pero esto entra en la apuesta de los directores por un tipo de obra que no es cómoda para el que espera que se lo den todo hecho y lo alabo. Quizá, por señalar un defecto, hay algún fallo en el guión posiblemente debido a esta economía narrativa que no voy a comentar ahora por no desvelar el argumento. Los actores están bien dirigidos y su trabajo encaja con la sobriedad del tono general de la película. Me ha gustado mucho la ironía que se traduce tras la elección del edificio en la que se supone sede de la Synergyc Corporation -las Cortes de Castilla y León-. Esto no lo he hablado con Víctor, así que quizá sea que yo soy un mal pensado. Estos dos jóvenes seguirán dando que hablar. Seguro.
La primera, el CD que continúa la maravilla de Lágrimas negras: Dos lágrimas de Diego el Cigala, que venía con la prensa y que a uno le afirma en que hay una gran diferencia entre algunos músicos y aquellos otros, como El Cigala, que te hacen sentir la música, a pesar de que, en esta ocasión, se echa en falta a Bebo Valdés y algunos de la anterior banda, lo que, sin duda, afectará a los directos. No sorprende tanto como el anterior, pero llena días interiores como éste.
La segunda, el final de la relectura de un asombro: La marca de Creta, el volumen de narraciones breves de Óscar Esquivias publicado hace unas semanas. Algunos de estos textos ya los conocía porque se habían publicado con anterioridad en varias revistas literarias. El libro reúne dieciséis cuentos que tienen varios puntos en común.
El primero, es la localización, entre la ciudad de Burgos y unos pueblos cercanos, alguno de ellos también significativo en La Acequia. Siempre me ha llamado la atención cómo Esquivias crea ambientes a partir de lugares existentes y reconocibles, dotándolos de una fuerza anímica que complementa la temática de la narración y la caracterización de sus personajes.
El segundo, la cotidianidad. Todos ellos parten de circunstancias del día a día que el lector puede reconocer en su propia biografía, lo que contribuye a la sensación de proximidad de las narraciones.
El tercero, la brillante creación de unos personajes peculiares, a medio camino entre la normalidad y la patología emocional (la dificultad en las relaciones, los problemas para la comunicación de los sentimientos son algunas de sus claves), a los que les pasan las cosas como si se les impusieran -quizá es una forma se sentir la vida- y ellos sólo pudieran observarlas y sobrevivirlas.
El cuarto, y más importante, el relato de emociones desde la primera persona: Esquivias es uno de los mejores narradores actuales precisamente por eso, por la sabia condensación en el relato de la vivencia personal de las circunstancias diarias en una voz tan próxima que podría ser la nuestra.
Los argumentos de estos cuentos nos hablan de relatos de aprendizaje (emocional, sentimental, vital), de experiencias traumáticas o de la más exacta cotidianeidad, de vidas en inicio o retirada de su propia biografía, de amarguras y felicidades sin estridencias, de la aceptación de que la vida está ahí. Ha de apreciarse, además, la construcción narrativa, engarzada a partir de algunos de los mejores inicios o finales de historia que he podido leer en los últimos años. Finales como el del cuento Miedo que son, en sí mismos, no sólo la condensación de toda la historia narrada sino la apertura de otra que no se nos da porque debemos construirla nosotros como lectores:
Sé que todo está en mi cabeza, que toda esta angustia no es más que ansiedad que me brota en el pecho, como un manantial. Estoy empapado de sudor. Natalia duerme. Comienzo a tiritar. Tengo miedo.
Inicios que, por su extravagancia, invitan a la lectura, como en El origen de las especies:
El problema no eran las hormigas, el problema éramos nosotras
O el de Hijos de Dios, en el que, en dos frases, está toda la narración posterior:
Ayer cumplí diecinueve años. Hace tres que abandoné el pueblo.
El cuento que cierra el volumen, y que da título al libro, parte de una idea que pesa en balanza la vida, una costumbre romana según la cual debemos señalar los días felices con una piedra blanca (la marca de Creta) y construye una narración en la que se condensa todo lo que hemos dicho. No creo que haya mejor forma de llenar una tarde de domingo que leer este volumen de Esquivias.
La tercera de las cosas que me han salvado ha sido el visionado del corto de Víctor Alonso y David Tordable, Las raíces de la utopía. Tomé un café con Víctor el viernes por la noche, en el Café España. Como dije aquí, no pude ir a su estreno, pero quería hablar con él para comentar el proyecto y que me pasara una copia. Víctor es un hombre joven que sabe lo que quiere, que ama sus proyectos y que, sin duda, tendrá éxito, a pesar de que estas tierras no son fáciles para los que, como él, quieren hacerse un nombre en el cine.
Tenía ganas de comprobar la evolución que han tenido desde Ammit y no me han defraudado. No sólo es una evolución en calidad (el salto es considerable), sino todo lo que ya se compacta como una realidad constatable, en especial, la apuesta por un tipo de cine diferente al que se produce mayoritariamente en España.
El pensamiento de su película parte de una pregunta que evidencia ya su mirada sobre este mundo: ¿qué ocurre cuando el ser humano se convierte en un producto más? A partir de ahí construyen una historia de ciencia ficción que se ambienta en un futuro tremendamente reconocible como presente.
La dirección, el montaje y la producción del corto confirman que estos dos directores tienen ya madurez para proyectos ambiciosos. La música y los créditos iniciales (que pueden verse aquí) realzan el conjunto.
Me ha gustado la sobriedad con la que está contada la historia, cómo se detiene en hechos cotidianos: hubiera sido una tentación lógica -pero fácil- acumular circunstancias dado los escasos quince minutos de duración, pero Alonso y Tordable no caen en ella y eso revela talento. A veces, incluso, podría pensarse que se peca por defecto y el espectador debe reconstruir parte de la historia, pero esto entra en la apuesta de los directores por un tipo de obra que no es cómoda para el que espera que se lo den todo hecho y lo alabo. Quizá, por señalar un defecto, hay algún fallo en el guión posiblemente debido a esta economía narrativa que no voy a comentar ahora por no desvelar el argumento. Los actores están bien dirigidos y su trabajo encaja con la sobriedad del tono general de la película. Me ha gustado mucho la ironía que se traduce tras la elección del edificio en la que se supone sede de la Synergyc Corporation -las Cortes de Castilla y León-. Esto no lo he hablado con Víctor, así que quizá sea que yo soy un mal pensado. Estos dos jóvenes seguirán dando que hablar. Seguro.
Diego Cigala conheço, mas não conhecia Lágrimas Negras: obrigada por me teres dado a conhecer.
ResponderEliminarSe os livros que mencionas aparecerem em Portugal, vou ler .
Feliz semana, Pedro!
Me quedo con "el Cigala" pues con el tiempo que tengo ...por lo menos escuchando puedo seguir trabajnado...saludos y buena semana
ResponderEliminarLivros são o alimento da alma mas estou sem tempo para ler e quando acho tempo leio biografias que está uma febre aqui no Brasil.
ResponderEliminarBueno, bueno, ya veo que tuviste un domingo bastante agitadillo... Gracias por tus informaciones. Besotes, M.
ResponderEliminar¡Viva ese domingo! Música, lectura y cine, genial.
ResponderEliminarEl Cigala, un 10. Ese hombre le pone música a la poesía, canta genial.
Si te apetece verlo y te apetece venir a Córodba, el 21 de Junio dará un concierto gratuito con motivo de la noche blanca del flamenco.
Será toda la noche por toda la ciudad escuchando flamenco, también estará Chambao.
Un beso y ya sabes, anímate.
Bueno Pedro, una soledad muy bien aprovechada, sí señor.
ResponderEliminarDe Diego el cigala, sólo puedo decir una cosa: Oooohhhhh !!!!
No le conocía en absoluto, el flamenco es algo que siento muy alejado y que me ha dado siempre miedo, con una idea de que se pasan el día emitiendo quejidos, pero sé y reconozco que esa idea es simple fruto de mi ignorancia.
Voy a ver si puedo conseguir este disco de Lágrimas negras (quizá lo tenga mi hermano que le gusta mucho el flamenco).
De Esquivias sigo teniendo pendiente de leer Inquietud en el paraíso, pero aún no le toca: es que sigo el principio que se estudia en economía del FIFO (first in, first out), manías que una tiene.
Me encanta la foto. Para mí no es un verde raro. Raro es un adjetivo que yo nunca le pondría a un color, seguro que se podría adjetivar con algún sentimiento, pero yo no sé de esas cosas.
Te dejo que aún voy a perder el autobús. Que tengas un buen lunes que yo, ya veremos. Un beso
La música, los libros, el cine. Si le añades un beso y un poquito de hierba (verde, quiero decir, un árbol, algo así, naturaleza, vaya...) tienes, como mínimo un trocito de paraíso para salvar de la odiosa gelatina cualquier domingo...
ResponderEliminarBuena receta para disolver la gelatina: música, literatura y cine, supongo que en el orden que uno guste, pero procurando eso sí que los ingredientes hayan sido cultivados con los abonos naturales de la sinceridad.
ResponderEliminarAún no escuché "Dos lágrimas". El anterior me lo sé de memoria: contiene piezas insuperables. Saludos
ResponderEliminarHola Pedro. Lágrimas Negras me encanta, hace que salga el ramalazo andaluz que corre por mis venas. Qué raros son los domingos cuando uno no tiene pareja. El único lado positivo es que se pueden hacer otras cosas, prestándole toda la atención que requieren y sin ruido alrededor.
ResponderEliminarSaludos,
Antonia.
Los que se leen esta entrada tienen premio ¿no? (me lo puedes enviar dónde ya sabes jeje)
ResponderEliminarPor fin me he comprado un libro de Esquivias (ya que nadie me lo dejaba jaja), la primera parte de su trilogía, en un formato que no es de los que me gustan (adoradas tapas duras), en edición de bolsillo, pero me quedé a dos velas en la feria del libro (gracias a mi hijo que me sacó bastante pasta en libros, pero esto nunca se puede negar) y el caso esque ese día estaba firmando, y jeje, conseguí su firma y un par de besitos que con los tiempos que corren no se pueden desperdiciar. (aunque todo el mundo iba con el volumen de La ciudad de Plata... y daba un poco de apuro ir en paños menores, en fin)
Me pareció "un hombre tranquilo"...
¡Ah, por cierto!
ResponderEliminarLa fotografía es la mirada plastificada y muy próxima al interior de una esmeralda
Me apunto lo del libro de Esquivias y cuando esté en mi poder lo reservaré para una tarde de domingo.
ResponderEliminarUn abrazo
Rafa
SAO: no te arrepentirás. Feliz semana.
ResponderEliminarMANUEL: bueno, que ya llega el verano.
MAGUI: a mí también me gustan las biografías: son lecciones de vida.
MERCHE: no sé si agitado es la definición exacta, no sé. Besos.
DESPLAZADOS: ¡Noche blanca del flamenco en Córdoba...! No sé si se me ocurre un mejor plan. Un beso.
EUPHORBIA: Verde raro, raro de domingo raro. Espero que no perdieras el autobús. Aquí llueve.
BRUJAROJA: hierba... hierbabuena recién regada. Debo hablar de eso.
XUANRATA: en orden o mezclado. Eso sí, con calidad y amor.
ISAAC: te gustará, pero menos. Saludos.
ANTONIA: sin ruido, con el ritmo lento del tiempo. Saludos.
BIPOLAR: ¿Te identificaste? Se lo preguntaré a Óscar, que sí, es un hombre tranquilo. Tienen premio: el de la compañía hasta la última palabra. Me excedí para un blog, lo reconozco.
¿Esmeralda? Quizá. Ojalá: verde esperanza.
BEGOYRAFA: no te arrepentirás, seguro. Un abrazo.
Gracias a todos por vuestros comentarios.
Escuchando a El Cigala, leyendo el libro de Oscar Esquívias, y viendo el corto de los de la Utopía... todo eso ¿en un domingo? A mi me parece MUY agitado... Besotes, M.
ResponderEliminarPues mira, ayer por la tarde, también acabé de leer Inquietud… que aunque inferior en calidad a Viene la noche es un interesante retrato de la sociedad burgalesa en aquel verano del 36, que podría ser fácilmente trasladable a cualquier capital de provincia donde el gobierno no pudiera detener a los golpistas. Hoy mismo me pondré con La Ciudad… a la que espero dedicar un poco más de tiempo, restándoselo a los blogs, ahora que parece que los agobios de Junio van en retirada.
ResponderEliminarVaya un domingo más bien aprovechado, además con ración doble de Acequia. Algunos tendríamos que copiar. pancho
Ammit lo cierto es que me encantó. No he tenido la posiblidad de ver Las Raíces de la Utopía aún, pero espero poder tener acceso pronto. Comparto la opinión sobre Víctor, tienen futuro. Y sobre lo que dices del cine, a veces prefiero que dejen cosas a la imaginación, al fin y al cabo, es más costoso, pero llenar los lugares de indeterminación solo es más satisfactorio. Un saludo, M.M.
ResponderEliminarLa Marca de Creta guarda una joyita: LA REINA DEL PURÉ, un relato que el autor dedicó a su madre y que le leyó en la presentación y que es una absoluta delicia de narración y de humor hogareño
ResponderEliminarVerde lluvioso de domingo lluvioso, verde nublado de domingo nublado, verde aburrido de domingo aburrido... va a ser que no... ¿o sí? Me quedo con verde malaquita o similar.
ResponderEliminarNo perdí el autobús, qué pena.
buenas
ResponderEliminarsu domingo suena muy reconfortante.
De Bebo ya gusto. El libro y el corto suenan apetecibles, los probaremos.
Un beso
Buena ración para el domingo.
ResponderEliminarTengo pendiente a Óscar.
El problema de la novela, de la ficción.
¿Domingo aburrido?.Un disco, un libro y un corto, jolines, y seguro que hasta te dio tiempo a planchar...como enamorado del cine español, seguiré la pista a ese corto...
ResponderEliminarPor cierto, he ido a tu serie "Nocturno" y te he dejado algunos comentarios (hoy he tenido todo el tiempo del mundo. Hay muy poco trabajo. Los turistas no vienen...). Besotes, M.
ResponderEliminarMERCHE: me pareció lento, muy lento. Eso sí: estas tres cosas me salvaron. Besos.
ResponderEliminarM.M.: en efecto, aunque el gran público prefiera que se lo den todo hecho, es mejor dejar esos huecos. Y Víctor tiene futuro, sí. Un saludo.
BLOGOCHENTA: en efecto, se me olvidó señalar esta característica de toda la narrativa de Esquivias: la presencia del humor, un humor no muy frecuente en la literatura española.
EUPHORBIA: ¡verde malaquita! Sí, rotundamente. Qué pena.
TEQUILA: no te arrepentirás. Un beso.
JAVIER: ya sé que no eres de narrativa. No te critico: hay mucho malo.
DEME: pues sí, planché. Un saludo.
Pues mira, ayer por la tarde, también acabé de leer Inquietud… que aunque inferior en calidad a Viene la noche es un interesante retrato de la sociedad burgalesa en aquel verano del 36, que podría ser fácilmente trasladable a cualquier capital de provincia donde el gobierno no pudiera detener a los golpistas. Hoy mismo me pondré con La Ciudad… a la que espero dedicar un poco más de tiempo, restándoselo a los blogs, ahora que parece que los agobios de Junio van en retirada.
ResponderEliminarVaya un domingo más bien aprovechado, además con ración doble de Acequia. Algunos tendríamos que copiar. pancho
MERCHE: he visto tus comentarios, y te agradezco que hayas ido a ese relato que publiqué hace meses y que tantas satisfacciones me produjo. ¿Los turistas no van por la crisis o por el tiempo? Besos.
ResponderEliminarPNACHO: La Ciudad es totalmente diferentes a las otras dos, te sorprenderá y ya te anticipo que no te dejará indiferente: o te atrapa o no te gustará, aunque aprecies su técnica. Me gustará saber tu opinión. Un abrazo.
Hola Pedro buen fin de semana el tuyo música ,lectura y soledad para disfrutarlos,de vez en cuando apetece evadirse del resto y relajarse, a mi sin embargo me tocó pasarlo en familia y cumplir.. jajaja besos
ResponderEliminarSí, Pedro, para mí son lugares necesarios donde coger aire que nos permita respirar cuando toca volver a la gran ciudad.
ResponderEliminarPor cierto, envidio tus alternativas de domingo :) A mí a veces se me perdien las ideas. Un saludo!
A mi me gustó mucho la verdad (fuí a verlo el día del estreno). Es cierto que existe un salto de calidad desde los inicios
ResponderEliminarESTHER y MAR: sí, ha sido un buen fin de semana. Besos a las dos.
ResponderEliminarDARGOR: me alegro mucho de que te gustara el estreno.
ResponderEliminarYa no sé si mandé el comentario o no :(
ResponderEliminarPues te decía que me gustan tus ventanas, el Cigala y a Esquivias lo dejo pendiente... no doy pa más, para que negarlo.
LLegó el tiempo de playa y yo voy de gamba por la vida y mis niños más, así que espero poder con todo porque mi tiempo de blogs se reducirá a una horita diaria (más escaqueos :) a partir del sábado, espero seáis comprensivos con esta pobre madre de familia numerosa jaajajaj
Besos , niño^^
DIANNA: No llegó. Te comprendemos, cómo no. Aquí estará La Acequia cuando quieras. Llévate el Quijote a todos los lados. Besos.
ResponderEliminarPues creo que no fue un mal domingo a pesar de su disolución verde raro... Nunca escuché a Diego El Cigala, tengo que pedirle a Congo que me lo preste que él lo tiene. Es que lo andaluz no me tira demasiado, para que me voy a engañar pero como me gusta experimentar lo escuharé.
ResponderEliminarbicos
Aldabra
ALDABRA: si lo tiene Congo, es sabio. Que te lo pase. Besos.
ResponderEliminarLos turistas no vienen por las dos razones, supongo. Aunque ayer y (hoy espero, que sí tengo excursión) hemos tenido un sol espléndido. Besotes, M.
ResponderEliminar¿Cómo se llama la editorial de los libros de Esquívias? Es para pedir algun libro de él (ya que Pilar no viene...). Besotes, M.
ResponderEliminarVaya manera de sostener un domingo!
ResponderEliminarNo si pueda conseguir ese libro aquí para que me ayude en mis domingos de miel de caña.
Otro abrazo Pedro
gracias a todos por vuestros comentarios, soy víctor alonso, director de ammit y las raíces de la utopía y veo que más de uno se atrevió a venir al estreno, cosa que agradecemos muchísimo.
ResponderEliminarun saludo y en cuánto sea público el corto os informaremos.
Pues yo me quedo con ese color verde esperanza y
ResponderEliminarcon "Corazón loco" del Cigala (Lágrimas negras). Tiene una letra magnífica y esta versión de Diego me encanta. También la cantó A. Machín, hará unos 60 años.
Y ya que nos lo vendes asíiii, habrá que leer a Oscar Esquivias y tendré que estar pendiente del estreno del corto.
Besos.
Nina.
MERCHE: La editorial en la que Esquivias está publicando sus últimos libros es Ediciones del Viento (La Coruña). No creo que tengas muchos problemas para conseguirlos. Besos.
ResponderEliminarMARITZA: domingos de miel de caña... Un abrazo.
VITO: aquí estamos, para difundir todos tus proyectos. Un saludo.
NINA: Este disco se basa en versiones muy personales de canciones "de siempre". Merecela pena. Besos.
Gracias por la editorial, creo que pediré los dos que me recomendaste: "Jerjes conquista el mar" y "Viene la Noche". Por cierto que quise entrar al link que me diste sobre la escultura de "Nocturno" y no he podido acceder. ¿Sabes por qué? Igual lo copié mal pero lo que yo tengo es: http://laacequia.blogspot.com/2007/06/nominacion-de-estatuas.html ¿correcto? Besotes, M.
ResponderEliminarMERCHE: Jerjes conquista el mar es de los primeros libros de Esquivias y se editó en la editorial Visor. No sé si te será fácil encontrarlo. Intento buscarlo yo por aquí, porque éste es algo antiguo y quizá no se distribuya bien.
ResponderEliminarLa dirección correcta es:
http://laacequia.blogspot.com/2007/06/nominacin-de-estatuas.html
Como verás, dominados por el inglés como estamos, desaparecen las vocales con acento.
Besos.
Ahora sí que pude entrar y de verdad que la estatua del fraile ese da miedo... Al ver solamente la escultura de la mano al lado del muslo pensé que sería alguna obra de Rodin que no conocía...
ResponderEliminarSi "Jerjes..." es tan dificil de encontrar aconséjame cualquier otro, por ejemplo, el de los relatos que leiste el domingo. ¿Qué te parece? Besotes, M.
MERCHE: Buena idea. Intento conseguir Jerjes. Besos.
ResponderEliminarDespués de casi una semana entro en esta entrada (valga la redundancia).¡cuántos comentarios! ¡cuánta gente tienes! así no me echarás en falta, eh? Recuerdo que cuando empecé a escribirte éramos poquitos. No sé cómo puedes abarcar a todos.Eres muy generoso.
ResponderEliminarEsta entrada me ha gustado, densa y generosa.
Te imagino que tu tarde de domingo, en tu día de domingo...
La foto parece un fondo de pared y algo que entremedias interfiere.
Estuviste solo, pero no vacío.
Hubo una época que escuché continuamente esta canción, tiene algo especial, Diego el Cigala tiene una voz que llega muy dentro. El flamenco me rechifla y alguna vez que lo canto, con esta voz cascada que tengo cada vez más...
Tengo la espina clavada, pensé irme a la feria del libro con todo mi equipamiento de libros para que me los firmase Esquivias, pero diferentes quehaceres me lo impidieron, y me además me cabreé (conmigo)y mucho porque siempre estoy viviendo para los demás, y lo mío va lo último y así me va...Así que cuando le traigas a tus clases allá que me voy, avisa.
Y luego el corto...
Tu día, denso.
Tu entrada, densa.
Y mi comentario, petardo, no?
Un besote, Pedro.
Sabes qué? Tiens algo especial: te haces querer.
PILAR: Te echo en falta. Lo sabes. Traeré a Esquivias a comienzos del próximo curso.
ResponderEliminarPonte la primera varias veces al día. Te lo mereces.