¿Eleva el mundo, reza a un dios, se protege porque el cielo se le viene encima? Un niño agarrado a una rama, ¿salta o cae?
En este atardecer, hay rumor de mares embravecidos en las hojas de los grandes chopos, ¿anuncian una tormenta o llaman a las aves para acogerlas?
Este fin de semana dediqué una mañana a limpiar todas las ventanas de la casa. Llevo unos días pensando que el mundo es nuevo.
Coherencia: paseaba por el mundo como si todo le perteneciera o todo le fuera ajeno.
A medianoche me ha asaltado el recuerdo de cómo olía tu pelo cuando te besaba en el cuello y el estremecimiento de tu piel por la frontera de los dientes.

Para mí el niño está sosteniéndose para no caer. Es que el mundo está enloquecido. Un abrazo
ResponderEliminarMe gusta especialmente el último párrafo, tan personal.
ResponderEliminarUn abrazo
El niño se agarra a la vida.
ResponderEliminarEl mar ruge embravecido.
ResponderEliminarLimpiar ventanas, cómo se hace eso. Limpiar el mundo, imposible.
ResponderEliminarCoherencia con hache intercalada.
ResponderEliminarFronteras.
ResponderEliminarBuen recuerdo el que te asalta por la noche. Gracias por compartirlo
ResponderEliminarEs todo un poema tu última frase, Pedro.
ResponderEliminarUn beso.
ResponderEliminarA veces pueden estar cerca las ramas y nos agarramos a ellas con todas nuestras fuerza, para no caer.
Cuando sopla el aire fuerte las ramas de diferentes árboles, nos van anunciando la tormenta. Podemos quedarnos o huir, la decisión es nuestra.
Con los cristales ya limpios, todo se suele ver algo mejor, aunque no siempre ocurre y podemos equivocarnos.
Depende del lugar o el momento de nuestro estado de ánimo.
Hay recuerdos que nunca se van y siguen con nosotros.
Besos
Seguro que también fue a medianoche cuando te vino el pensamiento de que ya no pasaba un día más sin limpiar los cristales de las ventanas.
ResponderEliminarLos recuerdos asaltan en los momentos más inesperados.
ResponderEliminarSaludos