Recuerdo el escozor de los arañazos por elegir las moras más sabrosas en la zarza. Heridas elegantemente finas en las manos. La mora más gorda y brillante, la más escondida.
Recuerdo a mi perro abriendo los labios para no pincharse y comer las que estaban a su alcance. A veces le daba un puñado de mi mano. Nos mirábamos luego, decidiendo si regresar a casa o prolongar el paseo.
Hoy las moras son potencia en estos zarzales florecidos. Promesa de fruto en unas semanas.
Confieso no tener ya la enérgica esperanza de la naturaleza, confieso que estoy cansado, confieso que hay días en los que ni día tengo, pero ahí está la zarza en flor y sigo.
Creo que esa historia de coger moras con el perro me la sé, se enzarzó el can y me costó diós y ayuda, pues a mi vez me enzarcé. Resultado: arañazos por doquier.
ResponderEliminarLos insectos se adelantan a probar el fruto en ciernes, el polen irresistible.
ResponderEliminarHay días. El recuerdo de tu perro en las zarzas te sacará de casa y a por las moras, sin enzarzarte. Un sibarita tu amigo.
Que recuerdos, cuando iba con mi padre y mis hermanos a buscar moras, si que el que soltaba la zarza y te la dejaba con mala idea te arañaba , pero que ricas bien lavadas y con helado...
ResponderEliminarPero hoy en día estos romanticismos ya no los conocemos: pues la industria alimentaria nos lo ponen a mano...
Feliz inicio de verano un abrazo
Es difícil conseguir algún fruto sin el correspondiente pinchazo.
ResponderEliminarSaludos
Francesc Cornadó
También recuerdo esos paseos para ir a coger moras con las que mi yaya nos hacía unos deliciosos buñuelos, y el resto los guardaba para las mermeladas que comeríamos en invierno. Pero ella nos ponía guantes y sabía cuando nos escapábamos por nuestra cuenta, ya que al regresar nos ponía las manos como las moras rojas de mercromina...
ResponderEliminarComparto ese sentimiento de cansancio hoy, ese estar sin estar en mí ;)
Besos, Pedro.
Lindas fotos, amigo mio.
ResponderEliminarE não percas nunca a esperança...
Besos e feliz Verão!
Las moras antes necesitarían llegar a septiembre para estar en sazón. Supongo que el cambio climático les afecta.
ResponderEliminarCambio tus zarzas por la picazón de los insectos en nuestra huerta
Muy bien que sigas. Con menos fuerzas pero adelante. Las estaciones y sus representantes pasan por nuestros sentidos cada año y hay que disfrutarlas. Sufrirlas a veces, también. Ya no somos los que fuimos.
ResponderEliminarUn abrazo
Siempre volvemos a lo que nos causa placer, de una forma u otra, y el dolor es una más de ellas.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Lo peor de las deliciosas moras, es el cogerlas.
ResponderEliminarTambién los animales tienen sus trucos para no hacerse daño. No en vano, son también inteligentes.
Creo que este año, he visto bastantes flores rosas y blancas en estas zarzas. La cosecha parece que va a ser buena.
Seguir el día a día con sus rosas, sus frutos y sus espinas. Quizás esa sea la fórmula de nuestra existencia.
Besos