Es tan ancha Castilla, que puedes levantarla en la palma de la mano.
En el páramo abierto, los besos que se dan los enamorados regresan al cabo del tiempo, después de viajar por lugares remotos. Al volver, huelen al azul violáceo de la flor de la jacaranda, suenan a la quietud del colibrí mexicano y tienen la brisa del añil mediterráneo.
Por aquí, los manantiales abren vetas habitadas por ninfas y sátiros. Más abajo, en los valles, corren los centauros mientras el labrador ve atardecer desde la cabina de su tractor. En los buenos años, las cosechadoras han interrumpido las miradas impuras de los dioses.
Me sorprendió la media mañana junto a la fuente de una ermita, en la chopera. De la mochila saqué mi bocadillo de tortilla de patata y la botella de agua. Mientras comía, una bandada de torcaces hacía equilibrios en el aire.
En esta chopera cerré los ojos para oír la brisa del mar entre las ramas.
Parece mentira qué lejos está el mundo cuando el corazón se sosiega.
Me alegro de tu sosiego. En Castilla, no sólo en ella pero sobre todo en ella, el corazón se sosiega
ResponderEliminarUn abrazo
¡Qué lindo viajar de besos por los campos de Castilla! Y que bueno que hayas podido sosegarte y disfrutar de la calma un poco. Veo que no paras, pero que actividades más interesantes estás desarrollando en Valladolid Letraherido. Me hubiera gustado apercibirme por allí, pero por ahora me es imposible. Besos x2
ResponderEliminarTan lejos que carece por completo de interés e incluso de valor.
ResponderEliminarSaludos,
J.
qué bella entrada
ResponderEliminarCuando el corazón se sosiega, acuden a nuestra mente los paisajes anchos por donde discurren los pensamientos sin limitación.
ResponderEliminarSaludos
Es hora de promesas.
ResponderEliminarNo hables mucho de agua que te la roban, nos han prometido traernos agua a la seca Andalucia, no se de donde, pero lo han prometido, lo mismo te quitan tu botella y nos la traen para acá.
Me llama la atención que en la fuente de la ermita te tengas que llevar tu botella de agua de casa. A eso estamos llegando.
ResponderEliminarEl páramo castellano es un viaje al sosiego y a cualquier lugar amado. El mundo queda lejos y cerca al mismo tiempo.
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