Mismo lugar, dos formas de mirarlo. Ahora, mi tendencia habitual es indicar el descampado, esos lugares a las afueras de la ciudad que no lo son ya, pero no terminan de ser campo. Cerca las carreteras de circunvalación, los polígonos, los restos industriales, alguna granja abandonada. Duda uno si la vegetación ha sido apartada por la ciudad o si recupera, poco a poco, lo que fue suyo antes. Quise darme otra oportunidad y busqué otro enfoque para la cámara y surgieron las amapolas. La cosa está en eso, en la perspectiva que adoptamos. Las amapolas estaban allí, junto a la vía por la que pasa muy de vez en cuando un mercancías, pero yo no las veía.
Siempre he tenido una sensación de las afueras. Nací en ellas y nunca he logrado ser de otro sitio. En mi pensamiento siempre hay un descampado antes de que comiencen las calles urbanizadas.
Pienso que en tu caso, el haberte criado en las afueras, en el descampado, te ha conferido esa humildad de carácter que me transmiten tus escritos, tu forma de observar aquello que te rodea.
ResponderEliminarLa humildad es una virtud escasa.
Cuídate, amigo Pedro.
Essa zona de transição também me é cara.
ResponderEliminarAdoro papoilas ( amapolas) e, sim, a perspectiva usada é importante.
Beso, querido amigo excelente semana para ti.
Es lo que tiene la fotografía, que puedes cambiar el punto de vista si no te gusta lo que ves aunque esté ahí.
ResponderEliminarMás nos vale mirar -observar y percibir- el paisaje y los elementos, grandes o pequeños, de que se puebla. Para mantener perspectivas en nuestro devenir enclenque y contradictorio como sociedad. Calma y mucha observación, Pedro. Un abrazo.
ResponderEliminarLas amapolas estaban ahí, esperándote. Te pusiste los ojos de niño de las afueras y brotaron con su hermoso color rojo. Cuántas veces no vemos nada en los descampados.
ResponderEliminar... y la vía casi abandonada por la que en otro tiempo pasaron viajeros, no solo cosas.
ResponderEliminarEs cierto; la perspectiva a merced del ojo del observador...
ResponderEliminarUn abrazo
Es un territorio de periferias donde acaba la ciudad y empieza otra mirada.
ResponderEliminarEs una línea que va variando.
Salud
Intento siempre encuadrar la realidad desde la perspectiva desde donde se vean también las amapolas. Un abrazo
ResponderEliminarYa casi no sé qué es un descampado....Las aceras urbanas están demasiado abajo...Los coches, los peatones...Todo invita a mirar hacia el cielo a falta de descampados...
ResponderEliminarLa realidad es la que es, y nosotros somos lo que vemos...
ResponderEliminarBesos, Pedro.
La modestia de las amapolas - tan escasas ya - ennoblecen el entorno.
ResponderEliminarGracias.
Los descampados y en especial el ver el horizonte desde la vantana de la casa donde duermes, da una gran amplitud a la mirada que no se pierde aunque el tiempo y los años sigan pasando.
ResponderEliminarBesos