Se ha perdido la cosecha de cereal por esta tierra debido a la sequía. He soñado olas verdes en los campos, sentado sobre la mota. Atardecía.
Del largo paseo, anoto el polvo del camino que se vino conmigo.
¿Quién soy yo para decirle al zorro que no se agazape, al cernícalo que no se pare en el aire, al ratonero que no clave el viento?
Qué ancha es Castilla. Desde aquí llega hasta la madriguera de los conejos, los nidos de las perdices y el vuelo de las rapaces.
En la mochila he cargado esta mañana las palabras que no me dijo y las semanas de silencio. Tenía intención de abandonarlas en las revueltas de los caminos. Pesan ahora, de regreso, conmigo.
En su desnudez, qué hermosa esencia la de esta llanada. Horizonte puro, como las vidas bien aprovechadas.
Es un paisaje muy triste, este silencio vegetal, estas nubes que contemplan el vacío de una cosecha perdida... quedamos enmudecidos.
ResponderEliminarSalud y lluvia.
Caminar por la ancha Castilla debe der ser un gozo, aunque me resulta demasiado llana para mi gusto, quien la supo dibujar muy bien fueron dos hermanos los Machado.
ResponderEliminarSoñar con olas verdes, soñar con olas amarillas, el pensamiento vuelve siempre al mismo punto de partida.Es una mochila pertinaz como la sequía.
ResponderEliminarAncha es Castilla que algunos la estrechan.
ResponderEliminarEs triste ver en este abril y mayo, los campos en sus cereales tan pequeños, tan ralos, con ese verde amarillento que está pidiendo a gritos, su lluvia.
ResponderEliminarCaminos polvorientos nos acompañan en estos días de una primavera más bien insulsa.
La Naturaleza tiene sus normas para los habitantes que la circundan y no tenemos que ser siempre los humanos, sus principales protagonistas.
Ancha, bella e ilimitada en su horizonte es nuestra tierra y en primavera se llena más de esa vida que con frecuencia no percibimos.
Con frecuencia querer olvidar, es más difícil de lo que se se piensa. Y otras veces, te viene el olvido sin querer.
Por eso me gusta en especial Castilla, por sus horizontes ilimitados.
Besos
A los que somos de interior pero no de Castilla cuando vamos allí nos parece inmensa,inabarcable. Se perderá el cereal y por aquí están pensando en la fruta. Quedan las granjas, muchísimas, de pollos, conejos, cerdos o terneras. No sé hacia dónde vamos, aunque parece que siempre haya sido así: una incertidumbre vital que lo invade todo.
ResponderEliminarUn abrazo
Si no llueve, el campo se muere. O, al menos, sus cosechas son ridículas. Esto lo sabemos y, también, que estamos cambiando el clima a marchas forzadas por el estilo de vida que tenemos en el planeta Tierra.
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