Por temor a dañarla
no respiro
-al menos, un segundo-,
¡es tan frágil la vida!
El mundo es tan frágil que a veces cabe en el filamento de un vilano. De ahí la exacta dimensión de su belleza.
Teje la araña su tela junto al cardo seco: arquitectura asombrosa.
No hay vida sin fragilidad.
El corzo escuchó el mar en las ramas de los chopos. En la meseta, se hizo gaviota.
Siente el chasquido de la paja del cereal al pisarla, así la vida.
La edad. Creo que te ha hecho mas profundo, más esencial. Es algo involuntario pero es así. Me gusta ser testigo. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarY la estamos destruyendo, digo, la naturaleza.
ResponderEliminarDos arquitecturas naturales encajando a la perfección, la de la tela de araña y la del cardo. Y tu cámara estuvo allí y viajó a los rincones del mundo donde vivimos. Y tus palabras.
ResponderEliminarMe gusta como te fijas en esos pequeños detalles, regalo de la Naturaleza, que merecen ser iluminados como tu lo haces.
ResponderEliminarBesos
¿Sabe la araña cuando construye su tela en mitad de un paraje que la lluvia le va a destrozar su obra?
ResponderEliminarEternamente frágil, pero interesante de ser vivida.
ResponderEliminarSaludos,
J.
A Natureza é graciosa e frágil, sim.
ResponderEliminarAmigo mio, te abraço.
Bom domingo :)
Yo no creo que el mundo sea frágil, somos nosotros los que caemos en la fragilidad. El mundo es fuerte. La naturaleza. La vida. Pero nosotros somos fugaces y frágiles. Nos rompemos nosotros en lágrimas, pero la vida sigue. Porque la vida es grande y fuerte.
ResponderEliminarMe has hecho reflexionar, Pedro. Qué grande eres. Un placer estar en tu casita.
Un beso enorme.
Ciertamente frágil, pero por eso, quizás, la amamos más...
ResponderEliminarLa belleza desafía a lo eterno y por eso es más cercana cuando se coloca en la vida efímera y vulnerable.
ResponderEliminarAyer soplé un diente de León... y me sentí feliz, como cuando era niña.
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