Canta Seferis, en La pradera de los asfódelos, cómo los muertos callan y viajan por el reino de los sueños, callan y vagan sin rumbo. En la pradera no hay asfódelos, ni violetas, ni jacintos. El poeta llega con las manos vacías y no puede comunicarse con ellos.
Estos días, en los campos de pizarra he visto gamones florecidos. ¡Tan pronto! En mi tierra no llegan hasta finales de abril o mayo. Recojo una vara para quemarla en recuerdo de mis muertos, que vagan por el gamonal del sueño. Allí mi padre y mi madre, cogidos del brazo, de pie en la pradera, sonrientes. Tengo tanto que contarles.
Ni se te ocurra usarlos como alimento.
ResponderEliminarNo vi nunca gamones ni asfódelos, ni siquiera en los gamonales cercanos. Si florecen así, merecerá la pena verlos.
ResponderEliminarLos que ya no están vagan por nuestros sueños y no es mal lugar. El recuerdo los mantiene en flor.
A menudo pensamos en lo que no vemos.
ResponderEliminarUn abrazo
ResponderEliminarQuerido Pedro, no conocía esta flor, ni siquiera su nombre. Gracias por aprender junto a ti.
Me emociona cómo evocas a tus padres. Que felices los tienes!! que alegría debe haber en sus corazones! que buen hijo ;)
Beso,
Ali
Qué bonito es leerte y adentrarme en esos retratos de interior.
ResponderEliminarUn abrazo enorme, Pedro.
"Asfódelos". Gracias por enseñarme dicha palabra.
ResponderEliminarSaludos cordiales
As saudades por quem já se foi são uma companhia constante...
ResponderEliminarBesos, querido amigo, bom fim de semana
!
Un nombre para esas plantas más raro que un perro verde.
ResponderEliminarNi idea tenía de que existían.
Tus padres viven en tu recuerdo, que así siempre sea.
Besos