Insolación. (Historia amorosa), como sugería el tono ligero de la escritura, termina bien porque ese es el propósito de la autora. El epílogo nos anticipa que la relación entre la marquesa viuda de Andrade y el joven hacendado gaditano terminará en boda. No era ese el conflicto que quería narrar Emilia Pardo Bazán, a la que no le interesaba escenificar un castigo social ni cerrar en boda porque sí a la manera del teatro barroco. La acción termina en boda para demostrar que se puede ser libre en la satisfacción de los deseos sexuales sin que ello implique una tragedia ni una boda convencional. No es cuestión de honra, ya, ni siquiera de honor social a la manera de la hipocresía de la sociedad de su tiempo.
Como dijimos en la primera entrada, esta obra es una novela de transición entre estilos desde el realismo crudo con su aquel de naturalismo de Los pazos de Ulloa o La madre naturaleza, hacia lo que se denominó espiritualismo, es decir, el retrato de la psicología de los personajes. Lo individual, en este caso, servía a los novelistas para describir actitudes sociales. Al aligerar el conflicto, la autora posibilita, además, la victoria de los intereses particulares porque las barreras sociales tampoco son excesivas. Todo lo contrario, son tan frágiles que los dramas plateados en situaciones similares en el romanticismo, realismo o naturalismo, serían vistos ahora como exageraciones literarias, incluso el de Nucha de Los pazos de Ulloa.
En la novela, Emilia Pardo Bazán quiere retratar el tipo social al que pertenece Asís a través de la descripción de la psicología de esta: una mujer adulta de un sector concreto de la burguesía española del momento, malcriada, con un existir diario convencional típico de su clase social sin auténtica vida propia, casada en su día con un hombre treinta años mayor que ella por los intereses familiares y que, al morir, la deja viuda, rica y relativamente joven. No hay que pensar mucho para darse cuenta de que Insolación es una réplica a La Regenta en muchos aspectos (hay una intencionada parodia de algunos elementos de la novela de Clarín, como la hay del Don Juan Tenorio de Zorrilla, porque Pardo Bazán se propone superar tanto el romanticismo como el realismo de las décadas anteriores) y que Asís lo es de Ana Ozores: el tono completamente distinto, la condición de viuda de la protagonista y el final las distancian intencionadamente, pero en todo lo demás se asemejan, como si la autora hubiera replicado a Clarín en una obra menor, reduciendo la gravedad del conflicto al ánimo cursi y asustadizo de la protagonista y, por lo tanto, queriendo dejar en evidencia lo que podía considerar dramatismo exagerado de La Regenta, que el desasosiego moral de Asís no es, en realidad, tan grave una vez adoptada la decisión de ser libre de las convenciones. Quizá de ahí la durísima crítica que escribió Clarín de la novela, en la que se refería a la protagonista como "atrasada de caricias", en realidad como una jamona atrasada de caricias. Es interesante comprobar cómo, en general, la crítica del momento de la publicación, juzgó durísimamente la obra de la Pardo Bazán aludiendo a la inmoralidad de las relaciones, exhibidas casi impúdicamente ante los ojos del lector. Pereda o Clarín, que se manifestaron contra la novela, hubieran preferido el drama al final feliz o que la realización sexual viniera después de la boda y no antes, pero esto es justo lo que quiso evitar la autora.
Insolación (Historia amorosa) se introduce en la psicología de la protagonista con la intención de proponer que la mayor parte de los temores y prejuicios sociales que sentían las mujeres como Asís (no olvidemos que es viuda, rica y todavía relativamente joven, cuestión esencial) no son, en realidad, más que tonterías fáciles de superar, pequeñeces producto de una educación que ningunea la individualidad femenina y que torturan caracteres cobardes y les impiden desarrollar sus pasiones. Una vez asumido esto, parece decirnos Emilia Pardo Bazán, las trabas sociales desaparecen porque son, en realidad, convenciones menores que no deberían importarnos y que para que cambien debemos cambiar nosotros antes asumiendo los riesgos. Esto es lo que ha permitido una lectura feminista de la novela. La autora pone las condiciones iniciales en esa educación que impide la igualdad a la hora de manifestar los sentimientos y que traba la felicidad de mujeres como la marquesa. Como su intención es demostrar que pueden vencerse fácilmente y sin las funestas consecuencias que se acostumbraba a ver en la literatura, adopta el tono de una obra ligera que debió resultar de feliz lectura porque, no lo olvidemos, en la España del momento muchas mujeres pudieron verse en aquel retrato (viudas o no), que decía por escrito lo que ya defendía el protofeminismo de la época y sentían la mayoría de ellas. Por eso, la autora necesita un final feliz y que la protagonista exhiba que se pueden vencer los prejuicios y miedos que la ataban:
Por eso, y porque no gusto de hacer mala obra, líbreme Dios de entrar hasta que el sol alumbra con dorada claridad el saloncito, colándose por la ventana que Asís, despeinada, alegre, más fresca que el amanecer, abre de par en par, sin recelo o más bien con orgullo
Eso sí, el relato queda reducido a esa clase social a la que pertenece la marquesa. Cuando la novela se desarrolla en la pradera de San Isidro, el retrato de las clases populares no es nada benévolo. A doña Emilia, en Insolación, lo que les ocurriera a las mujeres de las clases bajas no le importaba más que como escenas costumbristas en las que se percibiera más la escasa consistencia de los prejuicios de la protagonista.
Noticias de nuestras lecturas
El martes pasado mantuvimos la reunión mensual habitual del Club de lectura en su formato presencial. Aquí podéis consultar el estupendo resumen del encuentro escrito por María Ángeles Merino, a la que hay que agradecer su trabajo, siempre oportuno.
Luz del Olmo confiesa en su entrada cierta perplejidad en la lectura de la novela de Emilia Pardo Bazán y ve en ella un posible rastro autobiográfico.
Celes/Pancho pone en su sitio a doña Emilia: de novelilla a saltos de liebre. Quizá por eso la castigue sin música. Una delicia de entrada.
Como saben los seguidores habituales de este club, habíamos dejado sin cubrir los títulos de abril y mayo, recordando que uno de ellos debía ser de autor fallecido. Para completar el listado propongo:
- Abril: Memorias de Leticia Valle de Rosa Chacel. Recuperamos así un libro que fue lectura recomendada en secundaria hace unas décadas, para comprobar su actualidad. Hav varias ediciones baratas en el mercado, fáciles de encontrar.
- Mayo: Pájaros en un cielo de estaño de Antonio Tocornal (Premio València de narrativa Institució Alfons el Magnànim), publicada por Versátil Ediciones en 2020. Un libro imaginativo, que derrocha sabiduría narrativa atractiva para el lector. Puede encontrarse en librerías o directamente en la página de la editorial (aquí).
Anuncio de la próxima lectura para el mes de febrero
En el mes de febrero leeremos El escenario, de Karmelo C. Iribarren (Visor, 2021). El poemario reúne las claves de la poesía de este autor (San Sebastián, 1959) y seguro que resultará de gozosa lectura tanto para sus muchos lectores habituales como para aquellos que lo descubran con esta lectura.
Recojo en estas noticias las entradas que hayan publicado los blogs amigos (si me he olvidado de alguien, agradezco que se me avise). Entrada del Club de lectura cada jueves (salvo casos excepcionales), en este blog.
Para conocer la forma de seguir las lecturas de este club y sus características y la lista del presente curso, pinchar sobre este enlace.
ADVERTENCIA: Las entradas de La Acequia tienen licencia Creative Commons 4.0 y están registradas como propiedad intelectual de Pedro Ojeda Escudero. Pueden ser usadas y reproducidas sin alterar, sin copias derivadas, citando la referencia y sin ánimo de lucro.
Hay que ver lo que cunde esta obra menor, pequeña joya diría yo. En hora y media, los compañeros del Club de Lectura no pararon de hablar y aquí estoy todavía recogiendo impresiones, muy interesantes todas, incluso las de los que dijeron que no les había gustado: demasiadas descripciones, cansina...Y a mí que me encanta el palabrerío, para gustos se hicieron los colores... Doña Emilia nos mete de cabeza en una sociedad que ya pasó pero que todavía colea. Feminista o protofeminista o nada de eso, se agradece una voz decimonónica que ponga encima de la mesa la doble moral y el derecho de la mujer al placer sexual. Doña Asís se da un gusto y sale al balcón soleado, feliz y despeinada, la aplaudimos. No nos parece acertada la elección, ese niño pijo calavera, empalagoso y manipulador tal vez no cumpla nada de lo que dice, ni se meterá en política, ni viajará a Galicia, ni habrá boda...A doña Emilia, al parecer, el libro la pilló en su asuntillo con don Lázaro Galdiano y, al parecer, se coló en las galeradas de corrección, cambiando palabras, frases, párrafos enteros, sabía mejor de qué iba eso. Emilia fue muy sincera, su miquiño Galdós no pudo perdonar. Una mujer libre, se lo pudo permitir.
ResponderEliminarSigo con la crónica, quiero redactar mi propia entrada sobre Insolación, a ver si... Ya empecé con El escenario, se agradece que haya poetas como Karmelo Iribarren que no se encriptan, yo me entiendo...Seguimos. Gracias, Pedro Ojeda, por tu acertado trabajo, en lo literario y en lo didáctico.
Muito interessante.
ResponderEliminarQuerido amigo, beso e bom fim de semana
Sombrerazo por este analisis de la novela a dolor vivo, como decía el torero: "De Despeñaperros parriba se trabaja, de Despeñaperros pabajo se torea".
ResponderEliminarComo todo gran escritor, la Pardo Bazán explora distintas maneras de escritura en cada nueva novela. De acuerdo con tu reflexión de que aquí se inspira un poco en los escritores rusos de pluma poderosa, coetáneos suyos, maestros en escribir tratados sobre la personalidad y profundos análisis sicológicos de los personajes.
"Algunos cogen la liebre en el prado, otros en el plato".
Un abrazo.
¡Qué placer leer tus maravillosas clases y más, habiendo leido la obra! Mil gracias y besos.
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