Protégete de la noche,
de los aullidos del viento
que buscan herir el cuerpo
como los perros feroces.
Tengo un gran cardo en las manos
para colgarlo en tu puerta.
Como el sol, que te proteja
cuando no estén mis abrazos.
Que nos sorprenda la noche
abrazados en la sierra,
rodeados de las fieras
con todas sus muchas voces:
la voz de la jauría,
la voz negra del cuervo,
la del pino quemado,
la oscura voz del niño,
la de la madre muerta,
la voz entre los chopos,
la espesa voz del sapo,
la de la estrella triste,
la de la sucia charca.
¿Ves el cardo entre mis manos,
cómo ilumina tus labios?
©Pedro Ojeda Escudero, 2022
Y yo aquí sin saber para qué servían los cardos... En fin.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Los cardos acompañan bien con muchas cosas y siempre acompañados con una copa de buen vino.
ResponderEliminarBuenos Reyes Magros.
Hay cardos buenos.
ResponderEliminarFeliz Noche de Reyes y que todas sean de Reyes.
A tua sensibilidade até os cardos toca...
ResponderEliminarBesos e feliz Noite de Reis, amigo mio
La flor del cardo es hermosa, la delicadeza de sus pétalos filamentosos contrasta con las espinas.
ResponderEliminarEn la noche la oscuridad y las espinas pueden ser peligrosas.
Saludos
Francesc Cornadó
Madre mía que maravilla. Lo veo, lo veo.
ResponderEliminarFantástico retrato de interior.
Un abrazo enorme, Pedro.
La boca del viento evita tus afilados labios
ResponderEliminarY la misericordia del sol en ti solo es sombra
Has de esperar que florezca y regalar su flor protectora para mecerse en el vaivén de tu puerta
Destila en el alambique de la noche el dulce néctar de las amorosas palabras
Y ni sapo,ni fieras, ni sucia charca ni jauría hanbrienta
Solo la mágica noche, noche violeta,unas manos una flor y unos labios que se encuentran
(Agustín Merino)
Duele en pinchazos,
ResponderEliminarlas ausencias que dejan
los que antes fueron.
Besos