La acción te saca del pesimismo. Hoy, por ejemplo, he construido el aire de la casa porque los muros se levantan más fácilmente.
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Me recuerdo paseando con los ojos cerrados por el borde de la tapia. Era la imagen de mi madre la que me sostenía.
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Pareidolia, del griego, parecido a una figura. Se aplica al fenómeno que consiste en ver caras en objetos. De niño siempre dibujé así las casas. Hoy me he preocupado, no recuerdo cuándo fue la última vez que vi un rostro.
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Una, dos, diez..., cuántas mudanzas he tenido ya en mi vida. ¿Cuántas me esperan? A veces, las mudanzas más dolorosas son las que te roban un paisaje. Ya no está, así, de pronto, aunque regreses y consigas asomarte a la misma ventana.
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He aprendido que el frío lo llevas siempre dentro.
Las ventanas son los ojos, la puerta es la boca... ¡Pareidolia! Y yo que pensaba que eso lo había inventado La Casera. La casa de tu foto me ha sonreído.
ResponderEliminarLas paredes se sostienen sobre los cimientos, estos trasmiten al terreno el peso de la casa. El aire casa sostiene nuestros recuerdos. El aire de la casa, los muros y las figuras imaginadas que contemplamos en las paredes son el hogar, tan estable como nuestra historia.
ResponderEliminarSaludos.
He aprendido que no por viejo se es más sabio.
ResponderEliminarSaludos
El aire de las casas en que hemos vivido, ahí queda, dentro. El paisaje exterior se incorpora para siempre al paisaje interior. "Nunca podré morirme, mi corazón no lo tengo aquí...", las canciones populares aciertan. Vamos dejando trozos por ahí. Cursi pero real
ResponderEliminarLas madres , ellas, que todo lo sustentan.
ResponderEliminarSiempre estamos de mudanza, querido amigo.
Feliz martes.💚
Duro aprendizaje...
ResponderEliminarUn abrazo
Qué hermosura de texto. Me encantó. Cuánta verdad, eso de "las mudanzas más dolorosas son las que te roban un paisaje"...Hermosa expresión.
ResponderEliminarAbrazo
Qué bonito es leerte.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Cada casa posee su aroma particular y su impronta. No dejemos que un aire gélido logre ser su propietario.
ResponderEliminarBesos, Pedro.
El aire de la casa que nos marcó, siempre permanece en ella, aunque ya no exista nada de lo que fue.
ResponderEliminarLos recuerdos nos llevan hasta las imágenes que nunca podemos olvidar.
Tengo épocas que veo caras por todos los sitios o otras, que esas caras nunca aparecen.
A pesar de mi última mudanza, mi paisaje sigue intacto.
El frío de las grandes pérdidas, cuesta mucho el abrigarlas.
Besos