A los veinte años de su fallecimiento, el escultor Juan Muñoz (1953-2001) sigue inquietando. Fue uno de los protagonistas de la recuperación de la figura humana en la escultura contemporánea, pero esa recuperación jamás representó un retorno al realismo tradicional. No en vano, había ocurrido la vanguardia y todo el experimentalismo del siglo XX. Su obra no pide ser admirada, sino pensada. Actúa con el espacio, juega con el espectador, se mezcla con él y, sobre todo, lo interroga. Hay toda una filosofía en ese diálogo provocador con el receptor. Desde los años 90, Juan Muñoz ocupó un lugar propio en la escultura occidental y su trayectoria se vio lamentablemente truncada por una muerte que le sorprendió en plena ebullición creativa. Estamos ante uno de los grandes artistas de los últimos cincuenta años. Buena muestra de todo ello es esta exposición, Tres imágenes o cuatro. Juan Muñoz, veinte años, que se muestra en el Museo Patio Herreriano de Valladolid hasta el próximo 16 de enero.
En la Capilla de los Condes de Fuensaldaña del Museo se expone esta pieza de la imagen, Conversation Piece (Hirschhorn), de 1995 en el que la conversación se ha trasformado en agresividad. La capilla, por su simbolismo, subraya inteligentemente el mensaje de la obra. Los personajes toman la forma de un tentetieso -una de las obsesiones del autor-, una figura que, por mucho que se mueva, está condenada a no ir a ninguna parte. Dos de ellos parecen agredir o amenazar a un tercero, pero todo se trasforma si el espectador gira alrededor de la obra, hasta no saber si agreden o sujetan o, si las observa de lejos en un ángulo concreto, parecen dialogar de verdad. ¿Inician una discusión o la terminan? Es curioso cómo estas esculturas representan el dinamismo y nos obligan a movernos como espectadores para comprender lo que ocurre sin que lo sepamos nunca porque, en realidad, la respuesta no está en ellas sino en nosotros. Nos obligamos a mantenernos al margen, como solemos hacer en esta vida cada vez que vemos un conflicto. Juan Muñoz nos pregunta con la obra si continuaremos como espectadores. Y, en el caso de que nos reconozcamos en alguno de los personajes, ¿en quién nos vemos y cuáles son las razones de nuestro comportamiento? ¿Hasta cuándo el juego de ofender y ser ofendido, de agredir y ser agredido, pero creyéndonos siempre los que tenemos la razón?
En la mayoría de nuestras discusiones nos agitamos, ofendemos, decimos o hacemos cosas que no pensamos de verdad o que nos dolerá haberlas dicho o hecho, dentro de un tiempo; nos trasformamos en seres que agreden y son agredidos, verbal o físicamente, pero tenemos las piernas dentro de un saco que nos convierte en un tentetieso. En realidad, no nos movemos, no somos capaces de comprender las razones del otro, algo nos impide ponernos en sus zapatos. Y así construimos nuestras biografías, condenándonos a agitarnos sin movernos. Alejándonos y acercándonos continuamente, con aspavientos, sin mover los pies del sitio.
La vida en sí es un trampantojo, y somos múltiples de un yo que actúa e interactúa, según con quién, cómo nos traten, y dónde y en qué escalón del tiempo en el que nos ubiquemos nos hayamos situado.
ResponderEliminarEl perdón es tan difícil de definir como tantos otros sentimientos que nos definen...
Besos, Pedro.
Tengo pendiente pasar a ver esta exposición de Juan Muñoz.
ResponderEliminarQueda clara la pasta de la que estaba hecho este artista cuando en el 2000 al recibe el Premio Nacional de Artes Plásticas y responde con un “Creo que me compraré un reloj”, no me extraña que muriera joven.
ResponderEliminarBuen escultor y buena metáfora. Para acá, para allá, despisto un poco y yo a lo mío. En cuanto se descuiden...
ResponderEliminarEs una escultura ciertamente inquietante. Recuerdo una exposición de Juan Muñoz y recuerdo que salí impresionado, me pareció que las figuras estaban allí invitándome a que me marchara, es como si me dijeran: "déjanos aquí con nuestros problemas y tú vete"
ResponderEliminarSaludos
Muitissimo interessante a obra e o teu texto, fico muito grata.
ResponderEliminarPena não poder ir ver a Exposição, dada a distância.
Te abraço desejando bom fim de semana , amigo mio
ResponderEliminarA finales de de mayo de 2009, estuve en una exposición de Juan Muñoz, en el Reina Sofía. Aquí dejo el enlace a mi blog en la entrada que le hice y lo gratamente impresionada que me dejaron sus esculturas. Algo irrepetible.
https://enunacordeazul.blogspot.com/2009/05/juan-munoz.html
Besos