Estos depósitos de agua para las antiguas locomotoras de vapor tienen más de cien años. Me gusta su elegancia, muy diferente a las construcciones industriales actuales. Y se conservan mejor que yo. Solo tienen óxido por fuera.
He comenzado las clases en la Universidad el lunes pasado. Un nuevo curso. Aunque la materia sea la misma que he dado en los anteriores, todo es nuevo cuando entro en el aula. También en mis asignaturas de la docencia a distancia. Son los alumnos los que me hacen sentir diferente cada año.
En el jardín central de mi facultad (el antiguo Hospital Militar de Burgos), todavía hay rosas. Las miro al pasar, camino de clase o de mi despacho. No me atrevo a hacerles una fotografía, no se deshojen. Me gustan las rosas que llegan al otoño en estas tierras. Rosas que brillan en la mañana fría de noviembre.
Abro mi despacho con la sensación de que allí me esperan Antonio Machado, Juan Ramón, García Lorca. Tantos. Lo primero que he hecho es ofrecerles un café, con unas galletas de mantequilla. Luego, me he sentado en el sofá a escuchar su conversación. Yo, callado, qué podría decirles.
Comenzamos.
¡Feliz unicio de curso! ¡Qué el año sea exitoso para todos!
ResponderEliminarBesos
Me gusta tu visión paiddcéntrica de la educación, los alumnos hacen cada curso diferente, no las materias a impartir. Me llama la atención porque aún persiste en muchos docentes de instituto y no digamos en los universitarios, la visión logocéntrica, a ellos qué les importan os seres humanos que tienen delante. El paidocentrismo era algo reservado a los maestros, qué gran palabra, en las escuelas primarias. Tendrás un buen curso, incluso aunque tus alumnos no estén demasiado por la labor de leer el Quijote, a Machado o a Lorca. A Don Antonio le gustaba mucho el café, pónselo bien cargado. Qué envidia, sana, tus rosas y tu café a solas con ellos, en un despacho con sofá.
ResponderEliminarNos oxidamos por fuera y por dentro, es inevitable. Conservas la elegancia. Esta mañana me he enrollado con la vieja pedagogía. ¡Feliz curso otra vez! Nos vemos, creo.
Siéntate, déjales que hablen y luego se lo cuentas a tus alumnos.
ResponderEliminarSaludos
Tienes buena compañía, rosas, Antonio Machado, Juan Ramón, García Lorca, después de un desayuno con ellos, seguro el el curso será feliz.
ResponderEliminarSaludos
Francesc Cornadó
Si que tienen su belleza. Acá los tanques de agua incluso les ponen arte. Saludos!
ResponderEliminarEles que falem , mas intervém, que lhes agradará saber como alargas essas conversas a quem te espera na sala de aulas.
ResponderEliminarBeso , amigo mio, e excelente ano lectivo!
Tu despacho es envidiable con semejantes personajes. Disfruta, aprende y después comparte lo que te digan tales personajes.
ResponderEliminarUn abrazo
La belleza está en quien observe, siempre. Suerte con tus clases!
ResponderEliminarP.d
serán las mañanas frías de septiembre, o te estás adelantando?
He visto esos depósitos más de una vez y siempre me he preguntado por qué estaban allí y para que servían. Nunca es tarde para aprender. Gracias
ResponderEliminarHace años que estoy jubilada pero me identifica muy bien con tus sentimientos de los nuevos cursos.
Esas rosas de primavera, en los últimos años llegan casi hasta el comienzo del invierno, debe de ser el cambio climático.
Todo será igual en compañía de los grandes autores, pero todo será distinto.
Besos
Podrías decirles también tantas cosas, Pedro.
ResponderEliminarTantas.
Y ellos, agradecidos.