En la mañana de ayer, dos globos aerostáticos pasaron junto a mi ventana. En un momento, parecieron quedarse inmóviles, en un punto fijo del cielo. Luego, lentamente, iniciaron el descenso para tomar tierra en un descampado no demasiado lejos de casa. No importa cómo haya avanzado la tecnología: dos globos aerostáticos cruzando el cielo siempre tendrán siempre algo de aquellos pioneros que quisieron combatir la inevitable ley de la gravedad y triunfaron. Suspende uno lo que está haciendo y se queda mirando los globos, las pequeñas cestas de las que, de vez en cuando, salen las llamaradas que los mantienen arriba. Dos globos en el cielo nos devuelven a la niñez, sonreímos. Hay un gozo que nos llena, que tira de nosotros hacia arriba, como si fuera posible que despegáramos los pies del suelo y levitáramos. Los pilotos ejecutaron las maniobras con suavidad, como si los aparatos fueran conducidos por una caricia. Qué contraste entre la levedad de los globos y la pesada estampa de la ciudad, abajo. Descendieron lentamente. Ya no estaban. Quizá todo fuera una ilusión.
Me encantaría hacer un viaje en ellos. Debe ser mágico.
ResponderEliminarMagnífica tranquilidad. Es una ascensión suave y tranquila que contrasta con el ruidoso trajín de la ciudad y convive con los vuelos mecánicos de aviones y drones.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
Los globos nos llevan a aquellos tiempos en que algunos soñadores se fabricaban sus cacharros para volar como los pájaros. Sueños que no mueren.
ResponderEliminar"Cinco semanas en globo", el libro... y la película.
ResponderEliminarMe gusta ver como vuelan pero soy incapaz de subirme en uno de ellos.
ResponderEliminarYo todavía no me he subido a un globo. Me da miedo a caerme . Es algo así como subir/soñar con alturas en donde la felicidad también puede inesperadamente resquebrajarse y la caída me pueda romper en mil pedazos. Un abrazo Pedro.
ResponderEliminarMi equipo de fútbol debe su insignia a uno de esos globos pioneros en el Río de la Plata. Toda una bella historia con mezcla de valentía, insensatez, novedad y muerte. Saludos.
ResponderEliminarYo si he subido y paseado en globo... Es como dice Pedro... Suave e imperceptible la scensión salvo que te vas alejando cada vez más del suelo y al subir tienes la inseguridad de la caida... Hay que vivirlo para explicarlo y ninguna sensación sera igual en cada uno de nosotros pero es una experiencia única y recomendable
ResponderEliminarLa foto es alucinante, Pedro. No me extraña que en un momento determinado te pareciera una ilusión. a veces pienso que esta vida que estamos viviendo ahora es mentira, es una ilusión que da susto...
ResponderEliminarAbrazos.
;)
PEDRO Y MOJADOPAPEL: He montado en aviones desde Monomotores y bimotores a Jumbos pero tengo dos pendientes: Helicóptero y Globo aerostático. Algún día lo haré. Imagino la sensación que describes, M. ¡¡debe ser extraordinaria!!
ResponderEliminarBesos x 2
Son el símbolo del misterio que todavía queda en el mundo, cada vez más esquivo, pero allí está para quienes quieren buscarlo.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Creo que no he visto volar un globo en la realidad, porque me acordaría y sí me gustaría volar y ver el suelo desde el cielo.
ResponderEliminarNo sé si cumpliré mi sueño, pero a veces pienso en hacerlo y lo imagino tal y como lo cuenta Mayca, suave, suave..
Besos