Des-cubriéndose es una instalación de Maribel Muñoz en homenaje a Las Sinsombrero, un movimiento de las mujeres de los años veinte del pasado siglo que decidieron no cubrirse la cabeza en público como exigían las normas sociales de aquellos tiempos y recibieron todo tipo de críticas e insultos. Se trata de un sombrero coronado por una figurita blanca sentada en un banco. Pertenece a la exposición "Mujeres: corto y cambio. Una mirada a las mujeres de la Generación del 27 a través del collage", que puede verse en la sala municipal de exposiciones de la Casa Revilla de Valladolid hasta el próximo 11 de octubre. Un gesto que ha quedado en la historia por su significado y por la personalidad de las mujeres que lo protagonizaron y los hombres que las apoyaban. Un gesto que hoy puede parecernos banal, como que las mujeres usen pantalones o hagan deporte o fumen en público o se separen de sus maridos, pero que alguien hubo de hacer por vez primera y afrontar las miradas recriminatorias y los improperios.
La historia del ser humano está llena de esos gestos aparentemente pequeños que realizan las personas que se han cansado de una situación que consideran discriminatoria o injusta. Dueños de esclavos que los liberaban, hombres que se negaban a combatir en las guerras, una mujer negra que decide sentarse en los asientos del autobús reservados para blancos, unos religiosos que deciden proteger a los miembros más pobres y perseguidos de la comunidad. Si el ser humano es mejor ahora, se debe más a estos pequeños gestos individuales que anticipan los grandes cambios y que suelen hacerse sin firmar previamente manifiestos ni anunciarlo primero en las redes sociales.
(La exposición de Maribel Muñoz, Mujeres: corto y cambio. Una mirada a las mujeres de la Generación del 27 a través del collage, organizada por Valladolid Letraherido, puede verse en la sala municipal de exposiciones de la Casa Revilla de Valladolid hasta el próximo 11 de octubre.)
Veo que la exposición va adelante. Te felicito.
ResponderEliminarEstos pequeños gestos han sido muy determinantes, gracias a aquellas protagonistas se han ido consiguiendo grandes avances. Aún queda muchísimo por recorrer. Esta exposición es un paso más por este camino.
Saludos
Francesc Cornadó
Su gesto de no sometimiento fue un grano de arena en la lucha de muchas mujeres que jamás tuvieron un sombrero que quitarse, carentes de muchas cosas básicas y sobre todo de libertad.
ResponderEliminarFelicito a Maribel Muñoz por expresar la belleza del gesto pequeño pero grande de aquellas mujeres grandes.
Si hay una cosa que ha cambiado de ayer a hoy, es en el cómo se defiende el capital y cómo defiende sus intereses el estado, si a eso le sumamos nuestra educación individualista y carente de reflexión y crítica se puede decir que hoy es difícil de que un grano forme una gran bola, hoy para conseguir algo tienes que tener a tus espaldas algo o alguien que te responda.
ResponderEliminarAunque parezca que me salgo por la tangente, voy a empezar a vindicar a Las Sindelantal. Si en la burguesía estaba mal visto salir a la calle sin sombrero, y un gesto atrevido sirvió para cambiar algo, imaginemos lo que significó que una mujer del pueblo, sin estudios, pobre y teniendo que trabajar fuera y dentro de casa se quitara el delantal. Ese delantal que servía para todo --la madre y el delantal tapan mucho mal-- pero sobre todo para predicar la honestidad de la mujer que lo llevaba:
ResponderEliminarEso que te tapas con el delantal,
dos columnas fuertes y en medio el Palacio Real.
En Chinchón hay una moza que se tiene por formal,
y en la puerta de la villa ha perdido el delantal.
Hay una moza en mi pueblo que se tiene por doncella
y tiene roto el mandil de mirar a las estrellas.
Eres muy bonita y llevas flores en el delantal,
pero tienes una falta, que te las dejas tocar.
Veinticinco ramitos tiene tu mandil,
el que te los ha cortado me lo ha dicho a mí.
Te fuiste a la función por bailar y no bailaste
te rompieron el mandil, mira qué jornal ganaste.
Señor bailador majito, bailela usted con sal,
y mátele usted la araña que lleva en el delantal.*
*Una de las muchas variantes que he encontrado aquí https://museo-etnografico.com/antropofonias3.php?idtema=3&id=321&idcom=316
Mi abuela, la de Río cerezo, cantaba:"Ahí la tienes, báilala, no le quites el mandil, mira que no tiene otro, la pobrecita infeliz".
EliminarPero los grandes cambios no han venido solamente de pequeños gestos. Sino de la zapa que con tiempo, esfuerzo y participación cívica han tenido lugar en las sociedades más retrógradas.
ResponderEliminarLos pequeños gestos de algunas personas son la mecha y el detonante de grandes gestas sociales... tienes toda la razón en lo que dices en tu texto...
ResponderEliminarSería interesante pensar en qué gesto simbólico tendría hoy tanta importancia. No es fácil, creo.
ResponderEliminarUn abrazo
Hay que seguir dándole fuerte a la cultura y a los actos individuales, Rosa Parks lo hizo... y no sólo ella...
ResponderEliminarLa cultura) y la belleza, es lo único que puede salvarnos de esta sinrazón y de tanto trampantojo. Es el mejor alimento que conozco. Nutre y no engorda siquiera ;)
Cuando un día alguien dice basta, arriesgando su vida, nos acercamos más a la Humanidad. Sí.
Besos, Pedro.