Javier Dámaso (Valladolid, 1964) es un poeta de interesante y creciente trayectoria, que abarca desde la poesía más experimental a la más comprometida social e ideológicamente, como se aprecia en títulos como La edad de hierro (2014), Incluso sin palabras (2015), Viajero inmóvil (2017) o el que hasta ahora es la obra clave para explicar su quehacer poético, El ángel de la tempestad (2018), magníficamente editado por Páramo editorial. Recientemente ha visto la luz un antiguo proyecto suyo, Objeto para destruir, su primer libro de poemas escrito, publicado por la Universidad de Valladolid (2019). Profesor de Derecho en esta Universidad, es constante su dedicación a la promoción cultural, como demuestran las Jornadas de poesía en Valladolid que organiza o su permanente amor por el arte dramático.
Del desamor y de las furias es el libro más personal de este poeta. En él se halla el dolor de la experiencia amorosa convertida en desamor partiendo de referencias míticas como las furias que se hallan en el mismo título. Son claves explicativas las alusiones a otros mitos de la antigüedad grecolatina como Ticio, Prometeo, Sísifo, Ixión que se encuentran tanto en las citas de apertura (Virgilio, Jáuregui, Cervantes) como en el texto. Estos personajes han sido devastados por las pasiones y por su osadía contra los dioses y las costumbres sociales y castigados: a Ticio y Prometeo buitres, serpientes o águilas les devoran el hígado durante toda la eternidad; a Sísifo se le condena a arrastrar una enorme roca cuesta arriba una y otra vez, en una labor desesperadamente estéril y repetitiva; Ixión es atado con serpientes a una rueda ardiente en constante movimiento. Algo así es el efecto del desamor.
Javier Dámaso traduce esa devastación en una expresión muy personal (ese tono personal es uno de los logros más importantes de este libro) a partir de elementos muy concretos, reales y hasta cotidianos, con lo que consigue alcanzar con acierto una de las claves de la literatura, la universalización del sentimiento, de lo vivido. Todos los que hayan amado y sufrido el desamor, pueden reconocerse en esos versos.
El libro se estructura en dos secciones: Vegetal desamor y Del tiempo de las furias. En la primera se construye la realidad a partir de la dualidad constante temporal (antes/ahora), espacial (dentro/fuera) y moral (la naturaleza y la vida anterior/la ciudad pequeña de provincias). Por una parte, la geografía urbana de su ciudad en un tiempo anterior, pero también presente (Valladolid es reconocible en los versos), que se divide constantemente en intramuros y tras el cercado, desvelándonos la imagen de una ciudad provinciana en la que aparentemente nunca ocurre nada:
Intramuros,
la ciudad serpenteaba
entre el agua
de la Esgueva.
La vida, el orden,
el poder,
la Iglesia.
A la concreción en la descripción poética de la ciudad le basta con la enumeración para levantar la impresión que se nos quiere trasmitir con éxito expresivo:
Casas, gentes,
perros, gatos,
vagabundos.
Más allá está el resto del mundo:
Tras el cercado,
el mundo
volaba siempre
sin el dominio
absoluto
de la ciudad.
Es en ese lugar en donde la vida se asocia con la naturaleza, como se verá en algún poema que nos describe una vida anterior que el poeta no logró alcanzar, pero conoce por la memoria familiar. A partir de ahí el libro salta hacia la construcción del amor como una madreselva que cubre al que ama pero también lo atrapa y el poeta se pregunta cómo será el desamor. A responder a esta inquietante pregunta se dedica la segunda sección del poemario, con un intenso ritmo versal que se corta para trasmitir la intensidad de lo sentido, de lo sufrido, desde los dos primeros versos de apertura:
La vida
era un desgarro.
El desamor se expresa aún más intensamente que el amor con cosas y situaciones concretas, gestos cotidianos y objetos. También con el silencio -una constante del dolor-, y lo negado, desde las palabras, un viaje nunca realizado a Estocolmo o la ausencia de contacto:
Ni la caricia,
ni el abrazo.
La consecuencia es inevitable:
Una casa en ruinas,
inundada,
anegados los suelos,
y por decoración,
goteras y verdín.
Los charcos
como lecho.
Del desamor y de la furia es un libro que se adentra en el dolor más intenso que provoca una ruptura amorosa y lo hace con la sequedad expresiva de un verso que corta la respiración, no se permite ningún proceso fácil de la emotividad a la que son tan dados otros poetas y consigue el efecto buscado de golpear al lector haciéndolo partícipe de lo sentido.
La primera edición del libro se debe al personalísimo proyecto editorial Ejemplar Único de Gabriel Viñals, la colección Poética y Peatonal que ya cuenta con 81 títulos. Consta de 25 ejemplares numerados y firmados por el autor y el editor más otros cinco como Prueba de Autor. Se acompañan de 25 obras pictóricas originales de Viñals sobre textil. Javier Dámaso prepara ya una segunda edición en la editorial Páramo que se publicará en los próximos meses.
(Esta crítica pertenece a la serie interrumpida por la pandemia y el confinamiento de la población que hemos sufrido y que retomo ahora.)
Desamor, furias, desgarro, uy, los poetas. Anoto:Javier Dámaso.
ResponderEliminarVou tentar encontrar em El Corte Inglés
ResponderEliminarBesos, amigo mio :)
Otra vez gracias, profesor, por esta magistral clase
ResponderEliminarNo conozco a este poeta, pero me apunto su nombre y sus obras.
ResponderEliminarBesos