A la pradera acuden los centauros
en largas galopadas. Son espléndidos
ejemplares sin freno. No conocen
más ley que su pasión. En su soberbia
ignoran que también el tiempo pasa
para ellos y muy pocos llegarán
al umbral de las nieves en la sierra.
© Pedro Ojeda Escudero, 2020
Qué espléndida es la vista de la sierra desde el camino de Llano alto al arroyo de la Paloma. Allá se distinguen los picos más altos y el cielo, todo el cielo.
Todos soñamos llegar a la nieve.
ResponderEliminarEl centauro, como animal mitológico, estará presente siempre y cuando la imaginación de los seres humanos perviva.
ResponderEliminarA paisagem é linda e quanto aos centauros a imaginação garante-lhes a sobrevivência, mesmo que o tempo lhe tire algum brilho .
ResponderEliminarQuerido Pedro, feliz Junho e abraço carinhoso.
Las nieves de la sierra son el acicate, sin embargo no todos pueden alcanzarlas.
ResponderEliminarCielo azul y límpido. Nada que ver con el de BARCELONA...
ResponderEliminarMuchas veces me pregunto qué hay de cierto en la mitología...
ResponderEliminarLas praderas y montañas con caballos salvajes siempre me han parecido una de las mejores definiciones de la libertad...
El tiempo pasa para todos y cada cual llega a donde llega... pero, mientras tanto, a caminar, a trotar y a galopar (Alberti mediante)...
Jóvenes llegamos a la cima, viejos solo a la pradera.
ResponderEliminarUn abrazo
Todo lo que nace, muere, a su tiempo y forma. Aún los que galopan.
ResponderEliminar=)
Me encanta esta foto, tan nítida, tan limpia, se respira en ella. Pasara el tiempo y será otra vista, pero por fortuna, has congelado el instante y los centauro ¿volverán?
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