martes, 28 de abril de 2020

Esto es la vida y no hay otro remedio


Al amanecer, una nube lamía la sierra en dirección a Candelario. La luz naciente era semillero de vida. El día ha continuado sosegado. Hacia el final de semana subirán la temperatura y comenzará el calor. Aunque es pronto y se presenta con riesgos, he de reconocer que tengo ganas de ver un día abierto al sol.

Hace unas horas se han anunciado las medidas que nos sacarán del confinamiento poco a poco, solo si todo va bien. Solo si todo va bien. Aprieta la urgencia económica de las grandes empresas y de los pequeños negocios, hay familias que ya no tienen nada y empresarios que están al límite de la resistencia. No quisiera ser gobernante en estos momentos porque serlo es en gran medida elegir entre la opción entre reducir al mínimo el número de muertos como dicen los expertos en medicina o reducir el brutal impacto económico de la pandemia y las medidas de confinamiento, como dicen los expertos en economía. ¿Cuántos muertos o enfermos son el justo de la balanza?

Ayer Mayca y yo vimos una película que programaban en un canal temático. Yo ya la había visto, pero ahora me he sentido interpelado por el tema que trata. Despertares (Awakenings), dramatiza el experimento real con la L-Dopa que llevó a cabo el neurólogo Oliver Sacks en 1969 con enfermos de encefalitis letárgica a consecuencia de la pandemia de 1917 a 1928. Aquella epidemia coincidió con la de la gripe mal llamada española y causó entre medio millón y un millón de muertos en el mundo más un número mayor de afectados. Aún no se conocen bien las causas. Aunque la película está demasiado dramatizada y busca conmover, también plantea el dilema ético de si mereció la pena despertar aquellos enfermos durante unas semanas para verlos caer en la misma postración catatónica después. No la misma: ellos supieron dónde volvían día a día, lo que intuyo más doloroso. ¿Merece la pena recuperar la actividad durante una semanas, aunque esta vida sea dentro de un hospital, para comprobar cómo vuelves rápidamente a caer en las fases más agudas de la enfermedad? ¿Merece la pena la alegría a pesar de la tristeza dolorosa posterior? Yo no tengo respuesta aún porque a veces oscilo hacia el sí, pero luego hacia el no.

Ya tenemos un calendario. Si se cumplen los mejores pronósticos recuperaremos nuestra vida a partir del cuatro de mayo, lentamente. En algunos lugares más rápidamente que en otros, pero siempre con la amenaza del regreso o de la enfermedad. Esto es la vida y no hay otro remedio.

13 comentarios:

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  2. También es la muerte y nunca la habíamos adivinado tan de cerca. Tendremos que protegernos para proteger a los más sensibles y ser responsables aunque tengamos ansia de sentir la total libertad.

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  3. Lo que veo es que desde donde te asomas estas haciendo unas fotos preciosas.

    He leido todas tus entradas, como siempre, aunque te comento solo en esta.

    Los interrogantes que planteas son muy serios. La salud está primero, creo yo. Y si se abren sectores, debe hacerse con todas las medidas de seguridad para, evitar el contagio. Si por ejemplo, se habren negocios de barrio (no shoppings) entrar a comprar de a uno, con guantes y barbijo. Y mantener los locales desinfectafos, por ejemplo. O en una fabrica igual, manteniendo dos metros de distancia entre uno y otro trabajador. Hay formas de organizarlo. Etc etc. Es cuestion de ser creativos y tener sentido común.

    En todo caso, ànimo, paciencia, fuerza y salud.

    Besotes


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  4. Será largo el camino a la vida de antes o a la vida dw después que ya no será como la de antes, pero nos basta con que sea vida.
    El sábado echaré a andar una hora, no más allá de un kilómetro, parece fácil...
    Viviremos con la compañera amenaza.
    Bendita sea la luz del día.

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  5. Dices que no quisieras ser gobernante en estos momentos, yo tampoco, y si lo fuera, cuando todo esto más o menos se normalice, le transfería el gobierno a todos esos personajes que manifiestan que todo se ha hecho como el culo. ¡¡Que país!!

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  6. La nueva realidad que nos espera hará que añoremos tiempos pasados, aquellos en los que no llevábamos mascarilla, aquellos en los que nos dábamos la mano sin temor, aquellos en los que las cifras de muertos no sacudían las conciencias día tras día.
    Un saludo

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  7. Pero estamos ante un calendario incierto. No solo por la parte técnica y el saber ajustarnos a lo que podemos hacer. Es que interesa que cada individuo sepa además lo que DEBE hacer. Y debemos ser cautos, exigentes con los incumplimientos, prudentes ante las reuniones grupales. No es broma y más vale tomar medidas seguras en el ámbito y proximidad de cada cual. Nada está asegurado. Estamos ante una presión del mercado bestial para que no pierda hilo. Y eso lleva al enfrentamiento con el individuo. Las autoridades se debaten entre la presión empresarial y el cuidado de cada ciudadano para no contagiarse. Solo el tiempo dirá si las medidas son ahora timoratas, justas, exageradas o qué. Es una situación no vivida y no comparable a la guerra, aunque con efectos que sí recuerden a un conflicto. Pero no seamos agoreros, simplemente extrememos precauciones.

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  8. Tampoco envidio a los gobernantes ante esta coyuntura, pero no seré de los que se ensañen con ellos tomen la decisión que tomen.

    Esperemos que la luz que se vislumbra al final del túnel se agrande y resplandezca pronto.

    Un abrazo

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  9. ¿Merece la pena la actividad de vivir durante unos años para comprobar cómo vuelves rápidamente a caer en la nada?

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  10. Tampoco la tengo.
    Y mucha de esa responsabilidad recae en todos y cada uno de nosotros.

    Besos, Pedro.

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  11. La vida solo vale la pena vivirla cuando se hace en libertad, con alegría, con ilusión y con energía. Si hay miedo o enfermedad a la vuelta de la esquina, mejor no vivir. Alguien no nos ha explicado algo.

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  12. Esto es lo que hay, ahora. Supongo que irá cambiando con el paso de los... años. No sé lo que dijeron otras personas después de la epidemia de principios de siglo. Creo que el gobierno llegó tarde, como otros, y de ahí viene todo. No me parece ahora el momento de enfrentamientos. Me sorprende un poco, no mucho, la facilidad con la que se habla ahora de muertos, y de lo prescindibles que han sido, que son, las personas mayores. Como tantas veces, lo que importa es lo que se hace, no lo que se dice.
    De Oliver Sacks leí Musicofilia, una aproximación diferente todas a la música, o más bien a personas que habían perdido otras facultades pero conservaban la musical. Él mismo creo que también era músico o practicaba la música como ejecutante.

    Un abrazo

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  13. Vi que estaba programada esa película de "Despertares". La he visto más de una vez, pero luego no debí de ver la tele, pues se me pasó. Es una película muy interesante, aunque el final, no es el esperado, pero también, menos ficción y más realidad.

    La sanidad, la economía, las dos son necesarias y sí el presidente del gobierno y su equipo de expertos, lo tienen bastante difícil, no entiendo como hay todavía mucha gente que no lo comprende.

    Besos

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