Hoy ha sido un día tranquilo, a pesar de todo. Descubro que en un confinamiento como este se pasa por muchas fases, desde la euforia hasta el miedo, uno se deja o se activa, se le ocurre que nada merece la pena o que todo es importante. Hoy he llegado a la fase de construir una rutina que me permite trabajar con más normalidad y sin sobresaltos. Sin agobios, pero sin detenerme. Sé que mañana estaré todavía aquí. Quizá cuando me permitan salir pediré unos días más para dejar terminado un libro.
Una de las notas más relevantes de estos días, junto al trabajo abnegado de tantos que cada día ponen en riesgo su vida o la de sus familias, ha sido la generosidad del mundo cultural. Sin duda alguna, está siendo muy castigado por el confinamiento y para él no se prevén ayudas económicas. Si se prolonga la situación muchos profesionales del mundo de la cultura lo pasarán muy mal. Era un sector que salió muy afectado de la última crisis económica, pero que comenzaba a reinventarse. Sus miembros ven ahora que no tienen ingresos económicos, que se cancelan sus actividades o que se aplazan sin día, pero ellos tienen que seguir pagando sus facturas. No se sabe lo que ocurrirá cuando se levante el confinamiento, pero es previsible que tarde en permitirse las concentraciones de personas o que estas no sean recomendables o que el público tenga miedo durante meses y la mayor parte de las actividades culturales implican la reunión de espectadores. Con la incertidumbre en la que viven, ceden gratuitamente sus obras en las redes sociales y se ofrecen en abierto conciertos, libros, poemas, discos, representaciones teatrales, etc. Algunos aprovechan el momento para tener más visibilidad, sin duda, pero hay muchos casos, la mayoría, en los que es mera generosidad, una manera de entender la alta misión social de su profesión, el gran significado de la cultura, sobre todo en tiempos de crisis. Son los mismos a los que una parte de la población ha despreciado acusándolos de parasitismo de las subvenciones públicas porque la crispación política impedía reconocer el mérito de cualquier actor o escritor que no fuera de la cuerda de uno. Si antes algunos disfrutaban pirateando sus obras, ahora son necesarios para entretener el confinamiento. Qué país este en el que la cultura es mero entretenimiento. ¿El público que se ha entretenido gratis estos días con los productos culturales ofrecidos con tanta generosidad estará dispuesto a pagar por ellos cuando todo pase? ¿Comprenderemos al fin como sociedad que no hay libertad sin verdadera cultura, que no hay sociedad digna de sí misma que no la valore más allá del entretenimiento puntual de una tarde de tedio?
Hay tiempo por delante. Volveré sobre este asunto.
La cultura vacía que sólo entretiene es pasatiempo, matatardes, el circo que los romanos daban con el pan.
ResponderEliminarLeer sin las prisas de terminar un libro. Me planteo además que es buena cosa empezar más de uno y no terminarlo...todo permanece tan abierto...
ResponderEliminarRatifico tu párrafo gordo. Está por ver cómo evoluciona todo. "¿Comprenderemos al fin como sociedad que no hay libertad sin verdadera cultura, que no hay sociedad digna de sí misma que no la valore más allá del entretenimiento puntual de una tarde de tedio?" La cultura debe ser un bumerán, si no solo será mercado (de entretenimiento, claro)
¡¡Cultura vacía!!, ¿que es eso de cultura vacía?, o es o no es, el concepto cultura es tan extenso que no se puede banalizar, también entre la "alta" cultura, que debe de llegar a todos, incluidos a los que no pueden pagarla, debe de existir aquella que entretiene, especialmente en tiempos como los actuales, si no fuera así estaríamos desquiciados.
ResponderEliminarYo le he prometido a mi librero de cabecera, que cuando esto termine le haré un pedido gordo, aunque no sepa dónde meter los libros.
ResponderEliminarAsi es. Y no solo la cultura: todo el pais esta detenido, ojala pase pronto esta pandemia del coronavirus. Por mi parte, he redescubierto el placer de la lectura. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarY lo más sorprendente es que todas esas fases de las que hablas pueden tener lugar en el transcurso de un solo día, como si el tiempo más que detenerse se hubiera acelerado.
ResponderEliminarEntretenernos es lo que seguimos buscando. Un verdadero aburrimiento, sin paliativos, sería mucho más fructífero.
Un abrazo
Me fue difícil mantener la calma al principio de la debacle: virus por todas partes, confinamiento, ansiedad, deseo de mirar las noticias a una y otra vez. Ahora, cuando la situación es peor que nunca, la calma me ha sobrevenido a la par que la idea de que no puedo hacer nada que esté en mi mano como persona de a pie, más allá de extremar las precauciones y quedarme en casa. La situación me sobrepasa, claro, pero he de llevarlo de la mejor manera posible: calma, objetivos y paciencia.
ResponderEliminarLlegará el momento de salir del encierro. Llegará y todo quizá sea diferente. O no...
Un saludo
Sigamos reflexionando porque es necesario.
ResponderEliminarEl tema da para mucho.
Besos
La cultura tan necesaria. En estos días ponemos en valor todo lo que no afecta pero también valoramos mucho todo lo que nos aportan el resto de componentes de esta sociedad que formamos, sigamos valorando cuando pase toda esta situación.
ResponderEliminarMe gusta que escribas de manera sobria en estos días. No es fácil hacerlo, creo.
ResponderEliminarUn abrazo
Por fin y poco a poco voy entrando en mi rutina diaria de leer un libro en pael, cuando me levato, antes de desayunar. Me ha costado, pero lo he cosrguido. Ahora a ver si entro en lo de escribir que me está costando mucho.
ResponderEliminarBesoos