Los pronósticos dicen que en España regresa el tiempo de invierno y se clausura unos días la primavera. Como si ella también sufriera confinamiento.
Muchos escritores destruyeron o mandaron destruir sus escritos pendientes de publicación. El más conocido, Kafka, que dio órdenes en este sentido a su albacea literario, Max Brod. Me pregunto cuánto se estará escribiendo estos días sobre el confinamiento y cuántos tendrán la tentación de publicar sus obras cuando esto pase sin acordarse de Kafka.
Hoy iba a escribir sobre la conveniencia de meditar en cómo cambiará la sociedad cuando termine el confinamiento, pero no hay prisa. Por la mañana pensé que todo cambiará para mejor, a mediodía sentí que nada cambiaría. Ahora mismo soy tan escéptico que pienso que la pandemia durará para siempre.
En la mañana del primer día buscaré la terraza de una cafetería. Pediré un café y me sentaré durante horas en silencio a ver cómo pasa la gente por la calle.
No sé si es lo mejor que puedes hacer pero seguro que yo también te acompañaré.
ResponderEliminarMucho se está escribiendo sobre el confinamiento, a mi me encanta leeros, porque casa uno lo vive desde su mundo y es muy enriquecedor lo que siente cada uno.
ResponderEliminarEl tiempo está en confinamiento también.
Besos y ánimo
Muchos autores "de renombre" de seguro ya estarán armando sus obras sobre los aciagos días del coronavirus.
ResponderEliminarEs más, ya comenzaron a publicarse algunos.
Para el negocio todos quisieran ser como Dan Brown...
Saludos,
J.
No solo volvemos al tiempo de invierno, escucho en la radio que vamos camino de las cavernas,¡¡rediós!!.
ResponderEliminarUno no deja de dar vueltas a la situación -la presente que se sabe y la futura que se intuye- con ayuda de la prensa creíble. Es arriesgado. Corremos el riesgo, desde nuestra impotencia, de obsesionarnos, ver todo negro y dejar que las preocupaciones incidan en nuestras vísceras. Temo a esta clase de invierno.
ResponderEliminarEs lo malo que tiene el ser himano,la incertidimbre, el no saber lo que pasará después.
ResponderEliminarBesos
La incertidumbre es de tal calibre que nuestro pensamiento se descontrola. Se pasa del blanco al negro y viceversa con facilidad...Todo es inédito y no tenemos experiencia en estas lides. Algo, sin embargo, hemos leído en algún libro...
ResponderEliminarSaludos
En la mañana del primer día echaré a andar.
ResponderEliminarEl primer día yo también te acompañaré, Pedro. Me sentaré en esa terraza y quizá veamos juntos una calle casi vacía. Viviremos con miedo, desconfianza, intranquilidad. Puede que ni salgamos de casa...
ResponderEliminarHasta que se nos olvide y hasta el próximo susto. Quizá ya los sustos vengan más a menudo y no nos dé tiempo a dejar aflorar tanta tontería, tanto insulto al verdadero sentido de esta vida, que lo hemos obviado sobremanera.
Estamos, como dice un buen amigo, a medio escalón de las gallinas. No lo olvidemos. Al final, estas situaciones nos ponen en nuestro sitio.
Churros, eso iré a tomar cuando salgamos de aquí. Con chocolate.
ResponderEliminarUn abrazo
Ojalá ese primer día fuera mañana... pero me temo que esto va para rato y pasarán unos cuantos mañanas que completarán algunos meses y cambiarán algunas cosas en la medida que cada uno de nosostros cambiemos y otras nos las cambiarán en la medida que cada uno de nosotros las aceptemos y otras seguirán igual por interés y conveniencia... ¿De quién o quiénes? He ahí la cuestión...
ResponderEliminarAbrazo
Ese día a día, el de mi desayuno Chez Pierre, con mi croissant y mi café con leche con la prensa del día... lo sueño también.
ResponderEliminarPor el momento me lo cumplo, me hago mis croissants caseros ( aunque ahora estos locos me vaciaron los estantes de harina... prefería cuando les daba por el papel higiénico...) y salgo al balcón y mientras leo la prensa.
Espero preservar esas buenas costumbres;)
Besos, Pedro.