Llovía junto al cedro centenario de la Francesa. Habíamos visto cazadores y una reala de perros ascendiendo por el monte por la Cerrallana, hacia la mata. Luego escuchamos los disparos. Es una sucesión lógica: vimos los cazadores y los perros y luego sonaron los disparos de escopeta. Me quedé mirando fijamente la bañera de loza que servía de abrevadero al ganado.
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¿Cuántos paisajes he de almacenar en la memoria para cuando los pierda?
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Me eché a rodar y rodé, hasta la cuneta. Nunca presumí de pulso ni puntería.
La memoria es nuestro gran almacén. En ella caben los paisajes más grandiosos y los más sutiles. Los paisajes del cuerpo enamorado.
ResponderEliminarSaludos
Francesc Cornadó
Doy un rodeo cuando veo un arma o escucho un disparo.
ResponderEliminarSaludos
No se te olvidará este paisaje. A veces hay que rodar para no ser pieza de caza. La bañera era otra opción.
ResponderEliminarLadera arriba y ladera abajo.
Pessoalmente não me agrada nem a caça nem as touradas....
ResponderEliminarBeso, amigo mio, boa semana
Una reflexión curiosa para un día de campo.
ResponderEliminarMuy buena esa captura,
ResponderEliminarQue sentido práctico utilizar la bañera como abrevadero.
Buenos aforismos.
Besos
En la memoria cabe todo... hasta que el olvido le gane el pulso por K.O. y el ring se quede vacío y sin público.
ResponderEliminarBesos, Pedro.
Odio la caza... no comprendo que gusto encuentran los cazadores arrebatando la vida de las criaturas que cazan...
ResponderEliminarA ser posible todos los paisajes, pienso... en todos ellos siempre hay algo que nos sirve...
En el rodar de la vida, cada cual hacemos el camino sometidos a dificultades diversar afrontadas desde convicciones y circunstancias personales diversas...
Creo que empiezo a tener déficit de naturaleza, los parques urbanos no son lo mismo. El río, quizás debo investigarlo más.
ResponderEliminarUn abrazo