martes, 15 de octubre de 2019

La raíz de la esperanza. Significado de Campos de Castilla de Antonio Machado.


En cada relectura crece la importancia de Campos de Castilla de Antonio Machado. El poemario comienza siendo una meditación poética sobre las causas de la decadencia de España. Dado que en la revisión que hacen los modernistas de la historia Castilla fue el motor sobre el que construyó la nación española, Machado fabrica el símbolo del Duero como corazón no ya de Castilla ni de España sino de Iberia. Sería interesante debatir sobre todo esto. Al incorporarse al iberismo, Machado supera la visión tradicional del problema de España y amplía su análisis y soluciones.

Para el poeta, la raíz del problema consiste en que los seres humanos son inferiores al paisaje y, además, lo agreden, pero hay una esperanza. En la edición de 1912 sitúa significativamente La tierra de Alvargonzález en la parte final del libro. Recordemos que en ella los dos hijos mayores se convierten en parricidas, rompen con la tradición y no tienen la voluntad ni la inteligencia que pide la naturaleza, pero el hermano menor sí. Ha viajado, ha hecho fortuna, respeta la tradición pero trae también todo lo aprendido y la voluntad del esfuerzo. Este es el cierre de esperanza de la primera edición: un modelo de comportamiento positivo. Si queremos solucionar el problema debemos ser como este indiano. Luego viene el poema A un olmo viejo, que podría leerse en el mismo sentido, pero la referencia que encontramos en él al corazón del poeta introduce ya el relato autobiográfico. La esperanza de primavera es algo más personal.

La edición de 1917 amplía mucho el poemario con los poemas compuestos ya en Andalucía, pero también su significado. Abandona la severidad crítica y el tono de meditación profunda de 1912 y traza nuevos caminos que abren sendas de gran fecundidad en la poesía española posterior. Por un lado, introduce la experiencia autobiográfica de forma directa, sencilla y sincera (el proceso de duelo por la muerte de Leonor); por otro, la meditación sobre las causas de la decadencia española son evidenciadas de manera más irónica y juguetona -aunque igualmente críticas- que en 1912 en el retrato de unos tipos sociales rentistas y con la cabeza vacía representantes de una España de charanga y pandereta a la que se enfrenta otra más joven, dinámica y con ganas de cambiar la situación, la España de la rabia y de la idea. La crítica va contra estos personajes pero también contra todas las instituciones que los alimentan, incluso contra la visión de una religión de la sangre y de la muerte frente a una religión de la acción, del amor y de la vida, que es la que quiere Machado (es ejemplar la Saeta, tan mal comprendida por muchos que no se paran a pensar lo que verdaderamente dice). En todo esto, la esperanza se concentra en una tercera España que no es ni la que muere (la decimonónica) ni la que bosteza (la que no tiene voluntad ni pensamiento). Con estas dos Españas no dice Machado lo que tantos creen: 



Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza,
entre una España que muere
y otra España que bosteza.
Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios.
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.


Esa tercera España no está marcada en el poema por las ideologías sino por su capacidad de dinamismo y progreso. Es la España de Abel frente a la de Caín. Y por si hubiera alguna duda, suma los Elogios para proponernos ejemplos concretos, con nombres y apellidos, de españoles que caminan por las nuevas sendas y abren esa España joven y moderna.

Hay un tercer motivo de celebración en el giro que introduce Machado en Campos de Castilla: lo popular. No es una mera imitación de las formas, el tono y las expresiones del pueblo que él conoce tan bien en el folclore, sino que Machado se hace pueblo en los Proverbios y cantares como ningún otro gran poeta lo ha sido antes. Y un cuarto: en algunos textos, como En tren o  Poema de un día juega con lo prosaico e incluso el ripio, deja fluir el pensamiento y descubre definitivamente para la gran poesía española el valor de lo cotidiano de una forma muy diferente y más poética que Campoamor, por ejemplo (otra cosa son los poetas que antes lo practicaban incapaces de ir más allá).

Qué maravilla aquel año de 1917 para la poesía española: las Poesía completas de Antonio Machado conteniendo estos descubrimientos  se juntaban con Diario de un poeta recién casado de Juan Ramón Jiménez para abrir todas las sendas por las que ha trascurrido desde entonces.

11 comentarios:

  1. Leemos a Machado y mantenemos la esperanza en nuevas sendas. En días como hoy.

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  2. Me parece que los españolitos tenemos que espabilar más, y no con radicalismos ni extremismos. Leyendo a Machado nos dotaríamos de una renovada ética (que fíjate que es antigua) para las circunstancias que hay y las que lamentablemente vendrán...si no espabilamos. Machado nos indica el camino, pero los andarines somos nosotros.

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  3. Y luego, muchos años después, llegó Serrat, a enseñarnos quién era Machado y algunos versos de Campos de Castilla, y hasta se arriesgó a hacer algún verso más:

    Cuando el jilguero no puede cantar,
    cuando el poeta es un peregrino,
    cuando de nada nos sirve rezar.

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  4. Me agarro a la palabra "esperanza". En Cataluña flaquea, pero yo no me resigno. Es preciso confiar y poner los medios para una reconciliación que, a ratos, se me antoja harto difícil...pero no imposible

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  5. Históricamente la España profunda estaba habitada por gente resignada, conformista, esclavizada y quejumbrosa. Con la democracia y los derechos sociales se ha dado una oportunidad a que el medio rural tenga la dignidad que siempre ha debido tener, pero...¿no se ha llegado a esto demasiado tarde?

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  6. Me gusta que ni siquiera Machado haya perdido la esperanza. Sin ella, el futuro sería un pozo negro 🖤

    Besos

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  7. [...]
    y atónitos palurdos sin danzas ni canciones
    [...]
    envuelta en sus andrajos desprecia cuanto ignora.

    Quiero pensar que esta valoración peyorativa encierra algo de crítica.

    -Palurdos: quienes detentan el saber no lo comparten, se lo quedan.
    -Andrajos: solo eso le han dejado. Cierto que hay que luchar, nunca es tarde.


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  8. Es difícil no perder la esperanza: " (...) entre una España que muere, y otra España que bosteza...."

    Un beso, Pedro.

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  9. Siempre Antonio Machado, siempre tan actual. Siempre eterno.

    Besos

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  10. Suelo leer, desde hace unos años, Campos de Castilla cada abril o mayo. He encontrado, pensaba que lo había perdido, la Segunda Antolojía Poética de JR Jiménez, la de Austral. Y me he alegrado, qué cosa.

    Un abrazo

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  11. Muy interesante y didáctico. Gracias.

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