Contemplo la vela mientras oscila
su luz, ¡tan frágil! Basta una corriente
de aire para apagarla
o con los dedos índice y pulgar
mojados en saliva
matar así, sin más
-solo porque se puede-
su levedad festiva;
sentirse, sin motivo alguno, dios,
cuando soy mucho menos
que esta llama que miro
sin comprender del todo su belleza,
mi nada que se agota
en ella.
© Pedro Ojeda Escudero, 2017
Sublime!!!!
ResponderEliminarParece que con la mirada queremos atrapar esa vela y así iluminarnos con ella.
ResponderEliminarUn beso.
Ensimismado.
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ResponderEliminarSólo un poeta puede descifrar tal observación.
En este mundo que habitamos la luz "es siempre muy frágil", sobran dedos ligeros dispuestos a apagarla... pues se sienten más cómodos en las sombras u obscuridad...
ResponderEliminarLas velas tienen su encanto, su luz me evoca y traslada a algunos episodios de mi infancia...
Abrazo
"...Si sólo pudiéramos soplar la vela y cerrar los ojos".
ResponderEliminarSiempre me han gustado las velas y echarme la cera ardiente en la palma de la mano.
Bss
Me han gustado mucho, Pedro. Estas reflexiones que haces sobre cosas realmente pequeñas y muchas veces invisibles.
ResponderEliminarUn abrazo
Ese no comprender del todo es el resquicio por el que nuestra nada respira.
ResponderEliminarUn abrazo.
Alguna vez te sientes, nos sentimos dios, pero olvidamos que puede surgir, " una corriente de aire" ¿ nos podemos permitir el jugar con ella?
ResponderEliminarBueno poema
Besos