Este otoño es ceniza
en las hojas heridas de los plátanos.
Entre ellos, pensativo, con las manos
a la espalda, recorro las aceras
en un juego feroz de las esquinas
-una, dos, cuatro- paso
a paso hasta la casa,
hasta olvidarme quien soy
cuando la llave gira
mientras sacudo el gris de mi chaqueta
sin darme cuenta
-tan estúpido-
de que he quedado atrás,
quizá en algún abril
o en alguna calle
pisando un charco
en aquellos otoños
en los que era la lluvia
lenta y sabia
y empapaba
la tierra.
© Pedro Ojeda Escudero, 2016
Precioso !!
ResponderEliminarAquella lluvia de antes, qué poco sabe a la de ahora, Pedro.
ResponderEliminarUn beso.
Sencillamente hermoso.
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ResponderEliminarLa lluvia de la primavera nunca será como la de otoño.
Un abrazo
Nostalgia?
ResponderEliminarHabrá que ponerle remedio..
ResponderEliminarPrecioso,pero no te quiero tan triste, querido amigo mio.
ResponderEliminarBuen finde y besos, Pedro
Me ha gustado mucho... me he pegado un paseo mental acompandote y sintiendo lo que describes según iba leyendo... ¡de veras que me ha gustado!
ResponderEliminarAbrazo
Me gustó tu poema.
ResponderEliminarBesos.
El tres que falta en
ResponderEliminar"-una, dos, cuatro- paso
a paso hasta la casa,"
lo puedes coger del último verso de tres.
"la tierra."
Perfectos versos de "ligereza alada" con encabalgamientos que parecen sencillos, pero que no lo son. Y esa lentitud del final restando sílabas. Ole, ole.
el paraíso en la otra esquina
ResponderEliminarEl tiempo, que nos alcanza.
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