Jaime Gil de Biedma comienza De moralidades con una consciente autoparodia en la que saca a la mesa de trucos la situación de casi todos los poetas de su generación, a los que recuerda y saluda junto a sus padres y su amor después de poner fecha (domingo 26 de abril de 1959 a las tres de la tarde) y declarar escribir en nombre del mundo:
Finalmente a los amigos,
compañeros de viaje,
y sobre todos ellos
a vosotros, Carlos, Ángel,
Alfonso y Pepe, Gabriel
y Gabriel, Pepe (Caballero)
y a mi sobrino Miguel,
Joseagustín y Blas de Otero,
a vosotros pecadores
como yo, que me avergüenzo
de los palos que no me han dado,
señoritos de nacimiento
por mala conciencia escritores
de poesía social,
dedico también un recuerdo,
y a la afición en general.
Cuando se llega a la conciencia social, qué difícil es no darse cuenta de lo poco que importa tanto como queda fuera de ella y de cómo la historia debe tomar otras sendas:
De todas las historias de la Historia
sin duda la más triste es la de España,
porque termina mal.
(...)
Pido que España expulse a esos demonios.
Que la pobreza suba hasta el gobierno.
Que sea el hombre el dueño de su historia.
Aún Gil de Biedma guardaba la esperanza.
Gil de Biedma y toda esos poetas de los años 50, que venían de la clase acomodada y que tanto leímos en los años 80, porque también se preocupaban de de nosotros, los de abajo. Luego se discutió mucho sobre esa poesía social.
ResponderEliminarLos versos sobre España, son tan actuales... que parecen escritos ahora mismo.
Aunque estoy bastante ocupada, ya casi estoy terminando de leer "Cicatriz".
Besos
Quién pierde la esperanza es un hombre muerto.
ResponderEliminar¡Nunca perdamos la esperanza!
ResponderEliminary sigamos en la lucha permanente hacia un mundo mejor
y más solidario.
Besos
Mucho me temo que la petición que hace el poeta en la última estrofa que transcribes, de momento, sigue sin ser atendida... habrá que adherirse a ella para intentar darle más fuerza.
ResponderEliminarAbrazo