Hace mucho que no hablo de política. Hay tanto ruido, tanto ruido que favorece el ruido para que por debajo todo permanezca. En España veo gente increpando gente, asisto asombrado a la firmeza de este ruido que hará que nada que cambie. Hace mucho que no hablo de política y en especial en los medios culturales porque en estos lugares la plaza se ha convertido en campo abonado de pandilleros de uno y otro signo que desprecian al rival sin argumentos solo porque piensa diferente. Consignas y frases hechas, frases hechas y consignas, desprecio, soberbia y escaso estudio y debate. Hace mucho que no hablo de política y voy a mis cosas compartiendo mi tiempo con gente diversa, procurando hacer cosas y más cosas. En este país sabemos gritar fuerte, ser broncos y ásperos en el trato o cínicos y despiadados con el contrario. Sabemos apropiarnos de las banderas o de la pobreza. Veo rencor y no me gusta, encono y sordera y no me gusta. No me gusta porque el que atiza el ruido no grita, ese no grita. Desde que la mayoría de las empresas que dominan los medios de comunicación decidieron ser caja de ruido hace algo más de una década hemos cavado las trincheras cada vez más profundas. Y ruido y más ruido. A veces me da por pensar que quizá sea cierto que somos tierra de secta ideológica y que terminaremos todos saltándonos los ojos: a los primeros a esos que quieren no dar voces y respetar al contrario aunque no piense como uno y tenerle en consideración porque al fin y al cabo esto se hace entre todos o nos vamos todos al carajo. Por eso, he aquí unas lilas. Me he parado a olerlas porque ellas sí son la primavera y sin gritar saben llenar con su aroma toda una plaza. Y al pasar, percibes su presencia: sabes que están, son lilas y huelen como deben oler las lilas.
Nos tratan como si fueramos "unos lilas"...
ResponderEliminarEs cierto: el ruido mediático es uno de los grandes culpables (aunque mucho más el silencio cómplice)...
A quienes plantean debates (internos) los condenan a la marginación... quienes van contra los dogmas de la tribu endogámica y nepótica, son, automáticamente, "excomulgados"... los que no comulgan con ruedas de molino... no tienen sitio en el templo de los pío pío pío...
Bueno, que me enrollo y me voy por los cerros de... ese pueblo de Jaén...
Abrazo.
Y haces bien, creo yo.
ResponderEliminarPues las lilas, ¡una maravilla, oiga!
ResponderEliminarAquí me quedo, oliéndolas, que la cabeza me estalla de tanto ruido.
Besos
Mucho mejor la observacion de esta linda imagenes de lilas que la escucha de cualquier politiquillo de tres al cuarto, saludos y feliz semana.
ResponderEliminarPedro, yo he optado por lo mismo. Y por desconectar también. Y es que no merecen tanto tiempo de nuestras vidas. Yo...no iría a votar. Es lo que merecen. Pero claro que voy a ir porque iré más convencida que antes. Mucho más, a pesar de los pesares.
ResponderEliminarMe quedo con las lilas y ese olor a primavera.
Es que la naturaleza no engaña. Besos.
ResponderEliminar¡Qué difícil es escuchar al otro y contraargumentar en calma y tranquilidad, porque no estás de acuerdo con él. Llevas razón, en España gritamos demasiado y solo nos importa imponer nuestra opinión. No sé cuando vamos a aprender.
ResponderEliminarLas lilas, unas de mis flores favoritas. Este año por fin, el lilo de mi jardín se ha llenado de lilas hermosas con ese olor tan fascinante..Por Madrid, ya se han marchado las lilas, pero ahora lucen las rosas de todos los colores y olores, una maravillosa primavera, a pesar del ruido...
Besos
Y sí, "andan los tiempos recios"; me recordaste aquel refrán que comentamos un día: Quedarse tuerto... por ver al enemigo ciego".
ResponderEliminarEn esas está la mayoría hoy.
Besos, Pedro.