miércoles, 11 de mayo de 2016

Nuestra felicidad les hace daño. Más de Jaime Gil de Biedma.


Estos días releo a Jaime Gil de Biedma:

Uno sale a la calle
y besa a una muchacha o compra un libro,
se pasea, feliz. Y le fulminan:
Pero cómo se atreve?

(El arquitrabe, Compañeros de viaje, 1959)

No les gusta nuestra felicidad. Ni a los que ven en ella el mayor peligro de su mundo tan controlado. Ni a los que miran a estos con rencor y rabia. Ambos nos exigen: tener vidas previsibles y aseadas; llevar nuestro compromiso hasta el enfado permanente. Risa falsa, mirada torva. No les bastará con que cumplas las leyes si no lo haces con extremada apariencia, golpes en el pecho y proclamas bien altas; no les bastará con que te comprometas y opines y hagas y compartas si no lo haces ceñudo y exigiendo siempre. Gente que no sale a la gente. No hagas caso, la felicidad está en el medio de las dos amarguras y es compatible siempre con todos los dolores del mundo. Nunca un fin, siempre una búsqueda, nuestra felicidad les parece un insulto y lloverá rencor contra ella. Sal, besa, lee, pasea.

5 comentarios:

  1. La felicidad cuando llega es ese instante que hace el mundo más bello.
    Y no hay que hacer caso, no, sino vivir ese momento como si fuese el último.
    Pobres de quienes sin haberla vivido, la envidian.
    Y sí, sigamos besando, leyendo, y paseando hasta el último aliento.

    Besos, Pedro.

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  2. Siempre me gustó Gil de Biedma.Hace mucho tiempo que no lo leo, pero ahora, ya sabes, mi prioridad se encuentra en otro lado.
    Nos haremos caso a nosotros mismos que es nuestro derecho y también nuestro deber. Ser dueño de uno mismo, me parece que quizá ahí esté el secreto de la efímera felicidad y la posible libertad.

    (No he empezado todavía a leer "Cicatriz". Estoy leyendo el libro de Jaime Covarsí y lo hago por la noche, cuando ya me acuesto. Voy lenta, pero ya me queda poco. Cuando termine comenzaré con el libro de Sara Mesa)

    Besos

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  3. sabias palabras, Profe, y parece que la distancia no cambia la realidad, aquí, tan austral como es, pasa igual
    un abrazo

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