No hace falta subirse a estas alturas para distinguir, como el diablo Cojuelo, que los que más afirman ser una cosa son la contraria. Hipocresía en el mundo hay para llenar varias océanos. Suele ir acompañada de egocentrismo, ruindad y servilismo. No hace falta subirse a la torre más alta para comprenderlo, pero desde aquí todo toma la dimensión auténtica de lo que somos. Eso sí, aléjate de estos. Ya es muy antiguo el precio por el que te venderán: un plato de lentejas o treinta monedas. Hay todo un mundo de personas que viven honestamente sin poner precio interesado a la vida de los otros. A veces hay que subirse a ver una puesta de sol para hallar lo más hermoso del ser humano y comprender de qué poco sirve acotar la vida entre pronombres posesivos
El ser humano es lo que es, capaz de lo mejor y de lo peor, nos lo recuerda la historia, por mucho que subamos, seguiremos siendo lo que somos.
ResponderEliminarUn saludo
La única certeza es esa puesta de sol, y todas las que la vida te depare.
ResponderEliminarSin obviar lo que somos por naturaleza (y aquí hay mucha tela que cortar y mucho que hurgar), el mundo de la educación (familiar y académica) es la clave para revertir lo que señalas... pero el signo de los tiempos nos previene de que las cosas no están yendo por ahí...
ResponderEliminarEl plato de lentejas es el precio de los hambrientos, las treinta monedas el de los traidores... llevamos mucho tiempo así... y, como ya he dicho, no tiene visos de cambiar... competitividad VS cooperatividad... a la vista está lo que está eligiendo la mayoría...
Abrazo.
¿Te encaramaste al Everest?
ResponderEliminarTe acompaño :-)
Besos
Aclaro: cuando digo hambrientos (creo que me expresé mal), me refiero a los insaciables...
ResponderEliminarCuidado con los posesivos que no son ni determinantes ni pronombres.
ResponderEliminarEso, eso, cuidadito con los posesivos: mío, mí, nuestro...!
ResponderEliminarBesos.
;)
Totalmente de acuerdo con tu pensamiento/aforismo. Acaso por esas mismas razones espero poco de quienes nos gobiernan o aspiran a hacerlo, no concedo excesiva credibilidad a los voceadores, aunque sea familiares, y leo cada vez más entre líneas principalmente de aquellos que han sacado conclusiones análogas a las tuyas en la historia del pensamiento o de la literatura. ´Sí, ponerse frente a una puesta de sol es mirarnos en un espejo de sensaciones que no nos parece de este mundo, al menos no del mundo social y menos político.
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