En el puerto de Honduras, el joven cabrero tuvo que hacernos paso entre los animales. Llovía con fuerza y, desde la altura, las torrenteras se despeñaban valle abajo, en donde el Jerte buscaba el Alagón con prisa, como si le urgiera ser portador de la buena noticia del agua. Estos días ha llovido en Extremadura con sed de tierra, quizá para que abril haga honor al refrán y no se diga de él que no cumple y que no desdice y afirma mil veces la primavera. No es noticia la flor del cerezo. Sí lo es siempre su belleza, ya carne de fruta próxima con la que jugaremos -bocapiel y dedos de labios con la sonrisa en los ojos- dentro de unas semanas. Cuando pasamos el puerto de Honduras sonaba Bob Dylan en el equipo de música del automóvil. La flor del cerezo y Dylan, el joven Dylan, mientras subíamos por la carretera estrecha camino del valle del Ambroz, que se abrió ante nosotros con el pantano elevado por la mirada, casi cielo. Más allá, en el horizonte, se habían agarrado unas nubes a la sierra, nubes blancas como la flor del cerezo. Abajo, Hervás. Conducías con suavidad, abriendo el camino despacio, quizá para que no se espantara la frágil vibración del momento.
Maravillosas flores, maravillosas reflexiones. Las cerezas ni te digo.
ResponderEliminarBesos.
Una pintura hecha carne, carne de flor desde donde se escucha a Dylan.
ResponderEliminarY ante el prodigio descrito con una lírica insuperable construida con carne de prosa, el camino y la mirada, el lento transcurrir para evitar despertar de ese sueño.
Besazos.
Se me ocurre que un tema de Dylan que iría a la perfección con el momento de descubrir los cerezos en flor sería: "Tren de Largo Recorrido", ya de la etapa más madura de Dylan.
ResponderEliminarHace mucho tiempo estuve en Hervás, me encantaron sus estrechas calles, su comida. En pleno mes de Agosto, nos comimos unas alubias blancas que estaban riquísimas. Y unos postres...
Con tu entrada he disfrutado de los cerezos, sí, pero también he revivido sabores, olores, texturas que tenía en mi memoria.
Saludos.
Lo de esta flor, cuando en cultivos extensos, es un sueño. Hay que frotarse los ojos y creerlo.
ResponderEliminarHay algo más que cerezas, flores y torrenteras en tu entrada.
ResponderEliminarAqui se nota al erudito profesor...que gozo leerte!!
ResponderEliminarfeliz semana profesor!
Besos,
Ali
Es el agua cuando nos inunda suavemente en lluvia que nos hace reverdecer, empapandonos de belleza.
ResponderEliminarViajei contigo, nessa condução lenta sob chuva.
ResponderEliminarBesos, querido amigo mio.
Pues andáis por unos lugares que merece la pena visitar, pero sólo de vez en cuando. Aptos para la cabra montés. Se está más cerca de las nubes y las respuestas escritas en el viento se pueden coger con la mano. El misterio de la naturaleza se desvela blanco cada primavera en los valles del norte de Cáceres.
ResponderEliminarBella foto... bello texto...
ResponderEliminarAbrazo.
Lugares mágicos, momentos mágicos.
ResponderEliminarEnhorabuena!
Besos
No he estado por allí, la próxima vez, espero.
ResponderEliminarUn abrazo